VII

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Me cambie mi blusa por una playera de Bill, me quedaba un poco grande pero no importaba, mi blusa había quedado con una gran mancha café.
Bill tenía clase de música, y yo no tomaba esa materia, así que decidí esperarlo hasta que saliera ya que mi profesor de danza había faltado. Ya era la última hora.
Estaba sentada en las gradas del campus mientras veía a los chicos de fútbol americano entrenar.
—¿por qué tan sola?— gire mi cabeza y lo vi sentarse a lado de mi— Pensé que tenías danza— volví a mirar a los chicos que entrenaban.
—¿Tú como sabes?— se encogió de hombros— Mi profesor falto— asintió en silencio y sacó de su mochila unas pringles... ash.
—¿Qué hay de ti?— lo mire.
—Bueno... la queridísima profesora de cálculo me sacó porque me estaba quedando dormido— negué con la cabeza mientras reía ligeramente— ¿Quieres?— me estiro el envase de pringles.
—No, estoy bien— rodó los ojos.
—Se que son tus favoritas, y más estás— dijo moviendo el envase, era verdad mis favoritas eran las de queso.
—¿Tú cómo sabes?— se metió una a la boca mientras miraba al frente.
—Soy hermano de Bill ¿recuerdas? también son las favoritas de él— asentí levemente.
—¿Y las tuyas?— se encogió de hombros mientras tomaba otra.
—Da igual, todas me gustan— volvió a ofrecerme y acepté, no por él, sino porque de verdad me encantaban.
—Cam...—
—Mmhm—
—Lo siento...—
—¿Por qué?— había dejado el envase a un lado y me miraba fijamente.
—Por el comportamiento de Keyla, hablé con ella y creo te dejará en paz— ¿Tom haciendo que me dejen de molestar? recordé lo que Bill me había dicho.
—Gracias, supongo... pero igual y me pasaba por el culo a tu noviecita— soltó una risa nasal y yo también— pude contigo, así que no sería tarea difícil defenderme de ella— le di unas palmadas en su hombro.
—¿Qué harás hoy en la noche?— dijo de repente.
—Supongo que nada... ¿por qué?—
—¿Quieres ir al mirador conmigo?— lo mire sorprendida y dudosa.
—Pero... ¿y Keyla?—
—¿Aceptas o no?— lo pensé unos segundos y no tendría nada de malo salir en plan de amigos ¿no?

Ah no... claro que no... menos si su novia te odia por saber que siente algo por ti, y menos si tú también lo sabes y te haces la loca... ¡por supuesto que no Camille!

Supongo que no podría ser tan malo— sonrió ladino negando con la cabeza.
—Pasó por ti a las 8 ¿de acuerdo?— en ese momento sonó la campana, habían terminado las clases.
—De acuerdo— me puse de pie— me llevare esto— tome las pringles y empecé a caminar mientras él reía por mi acción.
—¡Hey Cam!— me gire de nuevo hacia él— ¿esa playera es de mi hermano?—
—¡Te veo al rato Tom!— me gire de nuevo y camine para encontrarme con Bill.

Me llevo a casa, Max no llegaría hasta más tarde pues se fue a la casa de su mejor amigo a pasar la tarde. Mamá me había llamado y y también llegaría tarde, recalenté la comida que dejo para mi y comí. Termine y subí a hacer mi tarea, no era mucha pero quería apurarme.
En cuanto termine mi tarea, empecé a guardar mis cuadernos y llego una notificación a mi celular.

•Bill:
-Mi vida ¿quieres que vaya a verte? Me aburro sin hacer nada.

•Cam:
-Lo siento nene, saldré en un rato más.

•Bill:
-Te odio Camille, esta bien... pero tendrás que contarme ¡eh!

•Cam:
-Si si si, ya... mañana nos vemos. Te amo.

•Bill:
-Yo no, bye.

Sonreí por el último mensaje de Bill, sabía que me odiaría más si le decía que lo había rechazado para salir con Tom. Así que decidí contárselo después.
Dieron las 8 pm, y Tom me avisó que había llegado.
Me había puesto un pants negro, y una sudadera verde militar. Hacía algo de frío y quería ir cómoda.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 | 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora