XXIII

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Tom:

— ¡Cam! ¡Mi amor! ¡No no no!— dije gritando entre lágrimas y moviendo su rostro, había cerrado sus ojitos y su mano se dejó caer soltando mi mejilla, Bill se acercó a mi, pues la ambulancia ya había llegado...
—Tom...— me tocó el hombro y enseguida los paramédicos la subieron a la camilla y yo fui detrás de ellos ignorando a los demás, me subí a la ambulancia con ellos y mientras le ponían oxígeno e intentaban parar el sangrado tome la mano de Camille y le hablaba.
—Vamos mi niña... resiste— bese su mano, ambos teníamos sangre suya en las manos y en la cara, me mancho cuando tocó mi mejilla y yo toqué la suya.
—Se ha desmayado y tiene el pulso muy lento— dijo un paramédico, en menos de lo que pensé ya estábamos en el hospital, fui a su lado y al entrar a urgencias me detuvo el mismo médico que me atendió a mi poniéndome una mano en el pecho.
—Tom... sabes que no puedes entrar— lo miré con los ojos llorosos y asentí.
—Sálvela, se lo ruego doctor— él me hizo un gesto que entendí y se fue a atenderla.

Después de unos minutos llegaron todos, yo estaba en la pared recargado en cuclillas con la cabeza hacia abajo y soltando unas cuantas lagrimas, Camille no puede morir... no me puede dejar... Bill entró casi azotando las puertas y me miró, en ese instante me puse de pie y a paso rápido llegue a él, y me abrazó... fue ahí cuando me rompí en llanto y él también.

—No quiero perderla Bill...— dije en su hombro, se separó de mi y me tomó de los hombros.
—Saldrá de esta...— se limpió sus lágrimas y pude ver a Georg y a Gustav preocupados, a Lili y a Vera llorando las cuales eran abrazadas por Gus y Geo.
—Debemos llamar a Loise— le dije a Bill y este asintió.
—Yo la llamo— se alejó un poco y Georg se acercó a darme un apretón de hombros y Gustav me dio un abrazo— viene para acá, solo le dije que Camille está aquí...— me preocupe ¿como le dices a una madre que le dispararon a su hija?

Después de un rato Loise y Max entraron de la misma manera que Bill.

—¡¿Donde está mi hija?!— nos vio y se acercó a paso rápido— Tom... ¿qué pasó?— puso cara de terror al verme manchado de sangre, ya que no había ido a lavarme ni cambiarme, no pensaba moverme ni un centímetro.
—Loise...— sin pensarlo me acerque y la abracé.
—¿Q-qué pasó Tom?— dijo separándose de mi.
—Le-le dispararon a Camille...— Loise se puso una mano en el pecho y sino hubiera sido por Bill se hubiera caído para atrás, Max también la sostuvo y abrazó a su madre.
—¿Q-qué? ¿Por qué?— dijo soltando lágrimas.
—Fue Elena...— dije en un susurro— perdóname Loise... Max... perdónenme— me solté a llorar, creí que me gritarían ambos de cosas pero no fue así, Loise me rodeó con su brazos y me puse a llorar como un pequeño, Max también me abrazó y nos encargamos de contarles todo.

Pasó un rato más y mi madre llegó, nos abrazó a Bill y a mi y después se fue a consolar a Loise, quien había tomado asiento con Max.

—Tom...— se acercó mi hermano a mi— debes... debes ir a cambiarte— me miró, noté que tenía sus ojos rojos, claro ¿como iba a estar tranquilo? Le dispararon a su mejor amiga en su cara.
—No me pienso mover de aquí— dije seguro y con la voz un poco ronca de tanto llorar.
—Aún no nos dicen nada... solo ve a cambiarte, si nos dicen algo mientras no estas te llamaré...— lo mire dudoso pero acepté, la sangre se había secado y debía lavarme y cambiarme de ropa.
—No tardaré mucho... por favor... lo que sea Bill, llámame— el asintió y me acerque a mi madre y a Loise, les avise y asintieron, me acerque a Gustav y a Georg y les encargué a mi gemelo, a Loise y a Max, los tres estaban mal, y era obvio.

Salí del hospital y me subí al auto de Bill, quien unos segundos atrás me dio sus llaves para poder ir a casa y cambiarme. Llegue a mi casa y al entrar subí rápido a mi habitación, busqué un pants, una playera cualquiera y me metí a mi baño, lavé mi rostro y mis manos, vi como la sangre de mi Camille salía de mi piel... comencé a llorar y a sollozar imaginándome que salía el doctor y nos decía que no había resistido... me imaginaba lo peor. Me calmé un poco y me quite la ropa manchada y me puse la limpia. En cuanto estuve listo de nuevo salí de inmediato y en menos de 1 hora ya estaba de nuevo en el hospital.
Llegue y aún no nos decían nada, no sé cuánto tiempo pasó hasta que salió el doctor y todos nos pusimos de pie.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 | 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora