XI

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24 de diciembre.

Habían pasado 3 semanas desde que Tom y yo decidimos darnos una oportunidad, sinceramente mis amigas y sus amigos no entendían que había sucedido con exactitud pero se alegraron.
Estábamos preparando cosas para esta noche, hace 2 semanas salimos de vacaciones y habíamos invitado a los Kaulitz y a su madre y ellos accedieron muy felices.

—Camille ¿puedes cuidar el pavo? está en el horno y ya casi está listo, debo ir a comprar el vino, Simone quiere que nos tomemos una copa— dijo mi madre y yo sonreí ante eso, así que solo asentí y termine de poner la mesa.

Mi madre salió de casa y Max bajo ya vestido y arreglado.

—Cam...— me habló, y noté cierto nerviosismo en su voz.
—¿qué pasa?— le sonreí.
—Emm... crees-crees que a mamá le moleste si viene una... una amiga?— enarque una ceja y me cruce de brazos— es que bueno... no quiere aburrirse, no lleva buena relación con sus padres y dijo que solo cenan y se van a dormir y por primera vez en mucho tiempo quiere hacer algo... diferente— hice un mohín con mis labios— y la invité...—
—Mmmm... ¿si es eso? O...—
—Si, de verdad si— respondió rápidamente.
—Pues no creo que mamá se moleste la verdad...— me dirigí a la cocina y él me siguió.
—Genial...— le sonreí y se sentó en un banco enfrente de la encimera, vi que jugaba con sus dedos.
—Max ¿qué sucede?— estaba buscando los guantes de tela, ya que el pavo estaba casi listo y debía sacarlo del horno, pero me detuve y me acerque a él.
—¿Podemos... ir por ella a su casa?— se rascó la nuca y yo solté un ligera risa.
—Mamá se llevó el auto...—
—Oh, esta bien, no ahora... a las 9 de la noche— mire el reloj, eran las 7:30 pm y los Kaulitz llegarían 8:30 pm y yo aún no estaba ni arreglada.
—Bien, igual podemos decirle a Bill o Tom que te lleven—
—Quiero que tú vayas también, me sentiré menos nervioso...— me detuve de nuevo ya que estaba abriendo el horno y lo vi con los ojos entrecerrados.
—¿Seguro es solo una amiga?— pregunté divertida.
—¡Lo es! ¡Lo juro!— levantó sus manos en señal de inocencia y yo me reí.
—De acuerdo...— saque el pavo del horno para ver si ya estaba listo y así era, decidí dejarlo de nuevo adentro para que no se enfriara, pero con el horno apagado— iré a ducharme y vestirme, cualquier cosa no estoy— Max se rió y yo también.

Subí a mi habitación, y cuando estaba buscando lo que iba a ponerme me llegó un mensaje.

•Tom:
-Ya quiero ver lo preciosa que estarás esta noche.

Sonreí ante ese mensaje y respondí.

•Cam:
-Si bueno... yo ya quiero verte, siempre estás guapísimo.

Dejé mi teléfono en mi mesita de noche y decidí apurarme.

Salí de ducharme y vi la hora, 8 en punto.
Me puse mi vestido era de un color cremita, brilloso de tirantes con un escote en la espalda que dejaba a la vista un tatuaje que tenía en el centro de mi espalda, una enredadera, era finito y algo mediano, me encantaba como se veía.
Me hice un peinado sencillo amarrando mi cabello en un moño bajo y dejando dos pequeños mechones caer a los lados de mi rostro.
Me puse unas zapatillas del mismo color de mi vestido, abiertas con tirantes a la mitad de mi pantorrilla.
Me maquille un poquito más de lo normal, y escuché que tocaban al timbre de mi casa. Me asomé desde mi ventana y los vi. Ya habían llegado los Kaulitz y Simone.
Se veían muy guapos, de verdad Tom me encantaba.

Me mire por última vez al espejo y salí, justo cuando iba bajando la escaleras mi madre llegó.

—Estás radiante mi vida— Bill se acercó a mi con los brazos abiertos y lo abracé— Hola— dijo sonriente y beso mi mejilla.
—Te ves increíble nene— dije tomándolo de las manos. Me separe de él y saludé a su madre.
—Que hermosa te ves Cam— decía Simone mientras me daba medio abrazo.
—Gracias Simone— le sonreí cálidamente y me acerque a saludar a mi guapo.
—Hola— le sonreí y me abracé a su cuello y él me abrazo de mi cintura.
—Te ves preciosa— dijo mientras se separaba de mi para después tomar mi rostro con ambas manos y darme un beso— me encanta como te ves— no pude evitar sonrojarme.
—Bueno bueno... ya par de tórtolos— dijo Bill y Tom y yo reímos, mi madre y Simone se habían ido a la cocina y Max estaba sentado en el sofá, así que los tres nos pasamos a sentar con él.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 | 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora