Capítulo 15. Oops!

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La vida me ha ido enseñando a lo largo de los años, que cuanto más planeas algo más posibilidades hay de que algún factor se desmorone y todo se venga abajo

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La vida me ha ido enseñando a lo largo de los años, que cuanto más planeas algo más posibilidades hay de que algún factor se desmorone y todo se venga abajo. Así que supongo que siempre hay que dejar algo de espacio a la improvisación. Por eso cuando llego a la puerta del banco más importante de la ciudad, no tengo ningún plan. Solo tengo que ser una distracción para que las chicas puedan entrar por detrás, sin importar que salten las alarmas. Todos tienen que creer que lo he provocado yo, que una loca ha provocado un pequeño incidente sin importancia. Pero, solo un pequeño detalle: no sé qué hacer.

¿Qué puedo hacer sin mi voz? No lo sé, pero no puedo demorarme mucho tiempo más. Así que cojo una bocanada de aire y me armo de valor. Estoy increíble, seguramente todas las miradas se posen en mí cuando entre. Y eso me lo pondrá fácil.

No me equivoco, porque cuando entro con la cabeza bien alta, más segura de mí misma de lo que nunca he estado, las cabezas de todos los clientes se giran para observarme. No es casualidad tampoco, he procurado hacer bastante ruido con mis pisadas, como diciendo: "Eh chicos, he llegado". Les sonrío de una forma enigmática, con picardía, pero como si hubiera algo que ocultara y estuviera dispuesta a que lo descubrieran. Hoy estoy dispuesta a todo. En ningún momento me disculpo con mi lenguaje corporal por ser ruidosa. ¡Faltaría más!

—Llegué —digo muy seria y al final suelto una risita.

Las caras de los clientes son un cuadro. Me miran como si estuviera chalada, y eso es justo lo que quería. Creen que estoy loca, ya es un paso. Tengo que actuar como la típica persona irritante que grita y que todo el mundo mira mal. Entonces se me ocurre una idea brillante. ¿Qué hay más loca que una mujer a la que acaban de dejar? ¡Já! No hay nada más odioso e irritante que una mujer enamorada, y si lo juntas con una mujer enamorada y despechada es una combinación explosiva. Así que mientras me dirijo a la larga fila de gente que espera a ser atendida, me llevo la mano al bolsillo de forma ansiosa. Finjo estar sorprendida e inmediatamente simulo que descuelgo el teléfono y me lo pongo en la oreja.

—¡Cariño! —grito sorprendida, pero creo que de lo que realmente estoy sorprendida es de haber llamado a alguien así—. ¡Estoy en el banco! ¡Ya te lo he dicho!

Veo como la gente comienza a mirarme con asco, y eso hace que me crezca y refuerce mi actuación. Pongo una voz de pito insoportable que provoca que hasta los trabajadores del banco me lancen miradas asesinas. Algunos incluso comienzan a chistarme para que me calle.

—¿Qué? ¿Cómo que te has liado con la niñera de tus sobrinos?

La verdad es que me cuesta no echarme a reír ante tal situación. Creo que debería hacer esto más a menudo. Es divertido. Y sobre todo creo que deberían darme un premio a mejor actriz, ¿por qué no tengo mi propia función en Soundway?

—¡No puedes hacerme esto! ¡La semana que viene es nuestra boda!

La gente se queda mirándome sin ningún corte. Definitivamente he captado su atención. Las caras sorprendidas de los clientes me encantan. ¿Cómo puedo añadirle más dramatismo? ¡Ah, sí! ¡Ya sé!

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