Capítulo 18. En el punto de partida

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Parpadeo varias veces

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Parpadeo varias veces. El mundo está muy borroso, pero parece que aún no estoy muerta. Bicho malo nunca muere. Me siento un poco mareada y la gran velocidad a la que se mueve el coche en el que viajo no ayuda. Siento como mi cuerpo rebota contra los sillones, y pasan unos minutos hasta que puedo ser consciente de donde estoy y de qué está pasando.

El sonido de los helicópteros combinado con los gritos de las sirenas de policía provoca que mi cabeza esté a punto de estallar. Buscan a un culpable, lo sé y espero que nuestros nombres no estén sobre la mesa. Quizás mi actuación en el banco nos exima, dirán: "Oh no, esa pobre loca". O bien pensarán que solo era una distracción, como en realidad era. Pero no creo que puedan vincularme con esos estúpidos gorilas sicarios al mando del odioso Eric Van-Derhüsen, que me han costado la vida de mi amiga, probablemente la mía y mi venganza.

Por fin puedo abrir los ojos, pero casi no puedo ver las calles que hay a nuestro alrededor. Ni siquiera sé dónde estamos. No sé si debe a que estoy tan mareada que estoy a punto de vomitar, o porque quien sea que conduce lo hace a una velocidad mucho mayor de la permitida en Isla Monstruosa.

Siento cada vez más fuerte el dolor en mi abdomen, y no quiero bajar la vista para mirarlo hasta que no me estabilice un poco porque tal vez si lo hago me vomite encima, o me desmaye y no vuelva a despertarme jamás.

Decido volver a cerrar los ojos, mientras adivino cómo el coche se desplaza por la ciudad: ahora giramos a la izquierda, luego a la derecha, después a la derecha. No sé adónde vamos, pero me siento un poco mejor al saber que al menos una de las chicas está bien y que han logrado sacarme de ese agujero. Al menos no moriré como una rata.

El ruido de los helicópteros y las sirenas no parece alejarse ni atenuarse. Mi amiga, intenta sintonizar la radio sin éxito, y por más que la golpea no consigue que se escuchen más que interferencias. Aunque bueno, parece que se escucha algo, y para mi sorpresa hablan de nosotras: la última sirena, una joven bruja, una loba y una gorgona. ¿Cómo saben todo eso? Deben haber filtrado la información. Eric debe haber hecho esto para alejar el foco de su banda de estúpidos e inútiles gorilas de gimnasio.

Intento adivinar lo que dicen sobre nosotras, y aunque es difícil parece que hay algunos periodistas que describen la persecución a un coche de color turquesa por toda la ciudad. ¡Oh, mierda! ¡Nos están siguiendo a nosotras! Tenemos que despistarlos como sea, pero ahora no puedo pensar con claridad.

También descifro el mensaje de otros sonidos que escucho entre las interferencias. Hablan de nosotras, como si nos conocieran, sin embargo, nada de lo que dicen es cierto. Son todo mentiras, injurias y pamplinas. A los periodistas les encanta endulzar sus historias, ¿no creéis?

Todo esto me hace hervir la poca sangre que queda en mi cuerpo, así que recuerdo que me estoy desangrando y abro súbitamente los ojos. Me armo de valor para llevar mi mirada hasta mi abdomen. Intento regular mi respiración, pero es difícil porque el corazón se me va a salir del pecho y todo me da vueltas. Gruño mientras aprieto los dientes, resistiéndome a caer de nuevo en la inconsciencia, miro a mi alrededor y así me doy cuenta de que los asientos que unas horas antes eran blancos ahora están teñidos de un rojo oscuro. Definitivamente, voy a morir. Esto no tiene buena pinta.

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