Her Will [Prince!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader]

Capítulo 1: El comienzo del fin.

-¿Kiyo? _cuestionó la fémina con total confusión mientras apartaba delicadamente a una de las pequeñas mariposas que cruzaba su campo de visión_

-¿Cómo es posible...? Tú deberías... E-Estabas...

-¿Dónde estamos ahora mismo? _cuestionó con dudas, mirando a su alrededor y siendo totalmente ajena al entorno que apreciaba. Sus últimos recuerdos se resumían a los momentos previos a su muerte, la cual, aparentemente, ya tenía tiempo de haber ocurrido.

-Estamos de vuelta en nuestro reino, Akreah... O su renovada "gloria". _expresó, una mirada sombría embargando sus ojos ambarinos ante su última frase.

-¿Akreah? ¿Entonces Kokichi logró reestablecer el reino?

-P-Podría decirse... _dudó el nigromante en su respuesta mientras intentaba encontrar sentido para lo que estaba ocurriendo_

Primero los extraños brotes de vida en el cuarto del ataúd y luego la extraña resurrección de la peli___ sin precedente alguno. ___ miró a su alrededor una vez más, una extraña incomodidad embargando su ser conforme sus ojos recorrían cada rincón de la gran sala, luego reparó en el enorme trono color negro que lucía su esplendor al final del gran pasillo. ¿La sala del trono del palacio siempre fue tan oscura e incómoda de visitar? ¿Por qué todas la ventana estaban cubiertas por cortinas descuidadas? ¿Dónde estaba la guardia real? ¿Dónde estaba el propio Kokichi, para empezar? Después de su recorrido visual nuevamente, su mirada reparó en el nigromante, quién parecía estar sumido en un conflicto interno.

-Dime, Kiyo, ¿cuánto tiempo ha pasado desde entonces?

-Unos lamentables dos años...

-Lamentables, ¿eh? _musitó, bajando su mirada a sus pies descalzos_ Puedo asumir lo peor después de escuchar tus súplicas todo este tiempo.

-¿Escuchar? ¿Estabas escuchando?

-De alguna forma, sí. En primeras instancias solo eran frases distorsionadas, pero con el tiempo pude escucharlo todo claramente. También escuché cada palabra que él dijo mientras aun visitaba esa habitación. Tomó su resolución de cesar sus visitas un día cualquiera, según él, porque llegaría el momento en que mi cuerpo desaparecería para siempre y ya no habría motivo para conservarlo.

-Y-Ya veo...

-Aún así... ¿Qué ha pasado?

-Es un triste y largo relato, pero supongo que tendremos tiempo antes de la siguiente oleada... _musitó el ojiámbar mientras se acercaba a la fémina y tomaba asiento en uno de los peldaños extensos de las pequeñas escaleras que conducían al trono, ella imitó sus acciones poco después_

(...)

Poco después del ascenso de Ouma como nuevo héroe, este llevó a cabo cada una de las purgas que prometía completar. Con el propio ejército de no-muertos y vampiros propios de su reino, arrasó el reino de Blitz como si segase un campo de trigo, todo para llegar hasta la familia real. Después de todos esos años, quién diría que los dos chiquillos por los que ___ fue acusada, despreciada y maltratada un día cualquiera, ahora eran los cabecillas de la realeza. El hermano menor, Kaito, era el líder de la guardia real, con leales guerreros a su disposición, muy bien entrenados, mientras que el mayor, Shuichi, había heredado el trono del rey previo una vez este sucumbió al paso de los años. En cualquier caso, un ser humano común no tenía mucho que hacer frente a un ejército con resistencia ilimitada, por lo que el palacio cayó más temprano que tarde y Kokichi tuvo su ansiada audiencia con el rey y su fiel hermano. No tuvo mucha pega en exponer sus motivos personales para tirar abajo su reino, causa que sorprendió por igual a ambos hermanos al saber que la misma joven esclava que había cuidado de ellos y salvado sus vidas ante la mayor crisis que enfrentaron mientras vivían, había muerto a manos de un enemigo con rencor guardado y era ahora la razón por la que estaban enfrentando la purga que ejercía el nuevo héroe. Sí, lamentaron su muerte, trabajaron mucho para que sus familiares comprendiese la verdad tras la situación y la chica fue perdonada unos años después, pero nunca se halló rastro de ella gracias a las amenazas de muerte que recibió en otros tiempos. Finalmente, el juicio cayó sobre ellos y fueron ejecutados como el resto de su gente, los no-muertos plagaron el previo reino y se encargaron de cuánto intruso osase poner pie en las nuevas colonias del naciente imperio.