-¿Se... Se va? _cuestiono la joven Angie, vampiresa de hebras platinadas que usualmente enviaba informes al rey_
-En efecto, Angie. Es necesaria mi ausencia para un bien mayor.
-¿De qué habla, señor Korekiyo?
-Partiré hacia Arcyem a reunirme con la santa sacerdotisa, Chisa Yukizome. Necesito de su guía para atravesar las barreras de Verilye.
-¡¿La barbarie?! ¿Qué asuntos le llevarían a semejante lugar? _cuestionó la joven, siguiendo pronto los pasos del nigromante mientras este continuaba su avance por el desolado pasillo con ciertas prisas_
-Mi buena amiga, ___, necesita encontrar a alguien capaz de regresarla en el tiempo.
-___... ¿___? ¿La joven que dormía en la sala del ataúd? Pero ella...
-Vive, sorprendentemente. Esta noche he sido testigo de un milagro sin precedentes.
-¡Por todos los murciélagos! ¿Qué más me queda por ver en este mundo caótico? _exclamó la de hebras platinadas, aún procesando lo escuchado_
-Por esta causa, Angie, necesito de tu cooperación. Reúne los huesos del dragón que se encuentran en la bóveda subterránea. Haré uso de estos para revivir a la criatura y que esta nos acorte la travesía al continente vecino.
-Entendido.
Mientras tanto, ___ se encontraba caminando en círculos, sumida totalmente en sus propios pensamientos. Por algún motivo que desconocía los escalofríos no dejaban de descender por su espalda y el silencio que abundaba no daba paz a su mente para detener los pensamientos desenfrenados y las ideas que iban y venían. Su cabeza maquinaba cada posible escenario que pudiese acontecer, ya fuese inesperado o predecible, bueno o malo, pero sin dudas, no esperaba enfrentar el peor de todos cuando los pasillos deshabitados y sus lúgubres paredes servían de amplificador para los ecos de pasos lentos, pero firmes. Todos sus sentidos entraron en alarma y no dudó ni un segundo en sacar el pequeño fragmento de hueso que Kiyo le había confiado momentos previos.
-¿Kiyo? ¿Me escuchas? _musitó acercando a sus labios el objeto, el cual comenzó a emitir un leve brillo púrpura_
"Alto y claro"
-Alguien se acerca, ¿eres tú? _se apresuró a preguntar, retrocediendo varios pasos para alejarse de la puerta_
"No, en estos momentos me encuentro terminando los preparativos para nuestra partida. Probablemente se trate de alguno de los guardias haciendo su ronda..."
-¿Qué debería hacer? Se supone que nadie debe saber que sigo aquí...
"Pronto, busca un sitio donde ocultarte. En el peor de los casos, puede que se trate de su alteza."
-¿Donde? Donde sea que me oculte las mariposas me delatarán, no tengo idea de cómo impedir que sigan apareciendo. _musitó en histeria total al escuchar los pasos cada vez más cerca.
"Intentaré ser rápido, cuando te dé la señal, salta por la ventana."
-¿L-La ventana? _cuestionó aterrada ante la idea de saltar desde semejante altura, pero el ligero resplandor del hueso había desaparecido_ Esto es malo...
Los pasos se detuvieron en poco tiempo, señal de que quien los emitía había alcanzado su destino. Antes de que siquiera pudiese parpadear, la puerta se abrió bruscamente, dejando paso a una ráfaga de viento que sacudió cada objeto de la sala, y la silueta de cierto pelimorado se dejó ver del otro lado de la misma. El peor escenario posible que habría imaginado. Ser descubierta por el propio rey. Esperaba alguna reacción brusca por su parte, pero lo cierto es que nada de esto ocurriría, después de todo, la gran mayoría de las emociones del chico habían desaparecido tiempo atrás. Permaneció allí, mirándole fijamente, como si aún no processes el hecho de que quien antes era solo un cuerpo inerte, ahora estaba moviéndose por voluntad propia.
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Her Will [Prince!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader]
Fanfiction[PARTE FINAL] _____________________________ Después de presenciar de primera mano un segundo mundo devastado, ___ maldice su propia muerte y desea, por todos los medios, volver al pasado y enmendar su error, más su artefacto y sustento ha sido sever...