Era inaudito y aún así ya nadie hacía escándalo al respecto. Un año había transcurrido desde el incidente con la reina y los infiltrados. Numerosos intentos fallidos se habían dado luego de ese, todos frustrados por aquel sistema de seguridad impuesto por la, ya oficial, prometida del príncipe. Sí, después de un año de convivencia, todo el personal del palacio, el consejo incluido, había aceptado a la menor de los Togami para dicho honor. Y habiendo dado ella misma su consentimiento, el rey hizo el anuncio oficial. El duque tenía cataratas emanando de sus ojos al saber que su hijo ahora viviría en el palacio, pero, ¡que no cunda el pánico! Él iría semanalmente a visitarla. Llevaría decenas, no, centenas de regalos. Su madre todas las semanas le enviaba un vestido y alhajas nuevas. Sus hermanos también solían visitarla o bien enviarle algún presente de su agrado. Su octavo cumpleaños tuvo una celebración como nunca antes. Aunque, graciosamente, la celebrada fue quien menos se deleitó con este hecho.
Mientras los nobles apilaban regalo tras regalo para ella, cada uno más extravagante que el anterior, la fémina no hacía otra cosa que esconderse detrás de su madre o su padre. Muchas jóvenes nobles quisieron ganar su amistad, algunas genuinamente, otras por el bien de su estatus, pero solo unas pocas lograron sacarle palabra. Al final de las celebraciones ___ se encontraba exhausta a pesar de no haber hecho nada. Kokichi solo podía mirar aquella montaña de cajas finamente envueltas, y luego a la peli___. La reina se cuestionaba dónde pondrían todo eso y el rey ya estaba en camino a ordenar que le diesen otra habitación a la chiquilla, hasta que ella hizo valer su opinión.
-No será necesario, no me quedaré con todos, solo los de conocidos y familia.
-¿Eh? _cuestionó la reina, confundida.
-Me gustaría empeñarlos con mercaderes y usar los bienes para hacer donaciones a los desfavorecidos. Tengo entendido que hay muchos niños en la periferia que podrían darle mejores usos que yo.
Oh, cómo los reyes sintieron sus corazones derretirse ante su generosidad. Aunque los barrios bajos no estaban en malas condiciones, era cierto que sus habitantes podrían darle un mejor uso a todo aquello. ___ había notado esto también. La vista de la periferia de la capital era diferente a la que ella recordaba en su otra vida. No había crímenes a la vista, las calles se veían incluso más pulcras y las casas en buen estado. ¿Por qué es esto? No evitó preguntárselo por largo tiempo hasta dar con una teoría: Como los atentados a la familia real habían hallado freno con el nuevo sistema de seguridad, el consejo no tenía que centrar todos sus esfuerzos en proteger a la realeza, por lo que había un balance económico decente. Y la verdad, si era así, ella iba a mantenerlo de esa forma en lo que pudiese.
Empeñar todos sus regalos no fue difícil, y fue aún más entretenido el bajar a la periferia con la familia real. Ver las bonitas casas a ambos lados de la calle, las tiendas y a la gente ir y venir, era algo que captaba su atención de alguna forma. Incluso el príncipe se veía más que animado ese día. Hacía mucho que no dejaba su hogar para salir con sus padres, dado que siempre tenían algo que hacer y él pasaba la tarde practicando con el conde Gundham. Pronto los vestidos sedosos, trajes elegantes y precios elevados fueron reemplazados por niños pequeños jugando a ambos lados de la calle, mujeres jóvenes charlando animadamente e incluso mascotas corriendo sin control junto a sus jóvenes dueños. Los barrios bajos -y medios- eran mucho más animados que la alta sociedad, pues no había necesidad de guardar apariencias con modales excesivos o vestuarios vistosos. El paso del carruaje real solo hizo que todos mirasen atentamente aquel vehículo, muchos sorprendidos del evento. ¿Habría pasado algo? Cuando alcanzaron la pequeña plaza, en la que todos se reunieron cuando corrió la voz, los pasajeros, en especial, el rey, bajaron del vehículo. El soberano caminó hasta el centro de la plaza, siendo seguido por los otros tres. Uno de los guardias que avanzaba alrededor del carruaje a caballo, colocó un pequeño podio con la ayuda de su compañero. El rey comenzó a anunciar el motivo de su llegada cuando todo estuvo en orden. No faltó el recalcar que la nueva integrante de la familia real, la prometida de su hijo, había tenido hacía no mucho la celebración de su cumpleaños y resonó un saludo general por parte de los presentes. La fémina enrojeció y se apresuró a esconderse tras la reina, sumida en su vergüenza. Mientras el rey continuaba explicando que la peli___ había preferido ofrecer los bienes que le fueron regalados, pues eran, en verdad, excesivos. Muchos se alegraron de saber que la joven era generosa. Pronto los guardias se encargaban de entregar, en partes iguales, las donaciones.
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Her Will [Prince!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader]
Fanfiction[PARTE FINAL] _____________________________ Después de presenciar de primera mano un segundo mundo devastado, ___ maldice su propia muerte y desea, por todos los medios, volver al pasado y enmendar su error, más su artefacto y sustento ha sido sever...