Her Will [Prince!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader]

Capítulo 4: La pequeña hechicera.

La peli___ se encontraba siguiendo a Mukuro. Hacía dos horas habían partido hacia su destino y ahora debían marchar a pie, pues las fronteras de Verilye, sus barreras, eran algo que, de ser posible, debía ser evitado. Había una presión extraña en el ambiente, y parecía como si todo se hubiese oscurecido de forma extraña. Mukuro caminaba sin prestar atención a nada en lo absoluto. Sus ojos oscuros miraban fijamente hacia adelante. Era un silencio pesado y ligeramente incómodo, pero no había nada que hablar de momento tampoco. La única mision de la Vessel era guiarle, no le fue ordenado ser amigable ni nada por el estilo. Después de lo que pareció al menos un kilómetro y medio de caminata, Mukuro se detuvo frente a un enorme precipicio. Hecho esto, volteó a ver a la fémina que le acompañaba.

-Continuando desde este punto alcanzarás la barrera. _comentó ella. ___ le miró extrañada, pues frente a ella de extendía un vacío inmenso_

-¿En... El precipicio? _Mukuro asintió a su cuestión, y volvió a mirar al vacío_

-Las barreras que rodean Verilye le mantienen alejado del alcance de otras especies, una vez desciendas al vacío y atraviesa la barrera, habrás entrado en el territorio de la raza oscura.

-Moriré en la caída... _musitó para sí misma, pero Mukuro negó, moviendo la cabeza silenciosamente_

-La bendición de la señora Yukizome será suficiente para proveerte de un descenso seguro. Una vez atravieses la barrera, probablemente pierdas la consciencia dada la densidad de partículas mágicas que abunda en su interior, pero tendrás un aterrizaje seguro.

-Entiendo... _musitó, ahora algo más segura de saberse alejada de una inminente muerte_

-Que tengas suerte, señorita ___. Los ancianos de la Barbarie pueden ser más retorcido de lo que crees...

Mukuro entonces se retiró, dejando a la peli___ a merced de sus propios pensamientos. Necesitaba trazar una línea de acción antes de lanzarse al vacío sin más. Atravesar la barrera estaba cubierto, ¿luego qué? Dudaba que las brujas y magos negros le dictasen el camino hacia los ancianos tan fácilmente. Lo dudaba muchísimo, después de todo, hacía centurias desde la última vez que alguien interactuó abiertamente con aquellas especies renegadas del mundo. Tampoco recordaba si alguna vez supo del por qué fueron encerrados en aquella barrera, aislados del mundo en su totalidad. Tal vez si pasaba desapercibida o se mantenía a escondidas mientras obtenía alguna información, podría aumentar las probabilidades de tener algún enfrentamiento que complicase la situación. Después de todo, no podía planificar nada, no tenía nada de información que usar a su favor. Lo mejor sería reunirla por su cuenta primero.

Y sin más que pensar, dio un paso al frente, escuchó el silbido desconcertante del viento ascendente y luego, silencio...

(...)

Tal cual Mukuro había dijo, perdió la consciencia apenas atravesó la barrera y aquella presión extraña que sintió cerca del precipicio ahora se hacía más notable. Era obvio el suponer que debía tratarse de la densidad de las partículas mágicas que abundaban. Sentía el ambiente raro, pero era fácilmente soportable, gracias a las acciones de Chisa, por supuesto.

-¿Y quién puedes ser tú? _inquirió una voz jovial y curiosa. La peli___ inmediatamente se incorporó, notando un par de ojos verdes con extrañas líneas negras mirándole fijamente. Tras retroceder un poco, pues apreciar mejor las fracciones de la persona frente a ella. Era una joven, probablemente de no más de 15 años. De cabellos cortos y verde opaco que adornaban el borde de su rostro. Una cinta roja adornaba su cabeza, lucía un vestido de seda negro, con volantes en su falta y un cinturón blanco en su cadera -ligeramente mal colocado- en el cual portaba una funda alargada que contenía una varita de madera. Usaba unas largas medias negras que cubrían todas sus piernas y unos zapatos de tacón bajo de color rojo. En su cuello usaba un collar de plata con un adorno que asemejaba una luna_