Her Will [Prince!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader]

Capítulo 10: Única

Capítulo dedicado a:

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Mientras su segunda semana de estancia progresaba, la peli___ se dedicaba a observar atentamente a todo y todos en aquel palacio. Siendo consciente del hecho de que muchas ocasiones, los enemigos de la familia real recurrían a mezclarse entre el personal del palacio para llevar a cabo planes a largo plazo. De vez en cuando asistía al conde Gundham y al joven príncipe durante sus prácticas, ofreciendo paños para secar el sudor, bebidas frescas en caso de ser un día caluroso o tomando cuidado de algunas heridas que pudiesen obtener en el proceso, lo cual, afortunadamente, era raro de ver. Eso sí, era casi gracioso ver a un infante de apenas 5 años blandiendo una espada de prácticas de madera mientras trataba de forcejear con el conde. Hoy era una ocasión en la que la reina se unía a la joven noble en su espera por el fin de la práctica. El pequeño no lo hacía nada mal para ser tan joven y estar en sus comienzos, Gundham admitía hasta ese punto el talento del príncipe, pero criticaba sus dudas a la hora de atacar. Genuinamente, el menor no quería blandir su espada contra otra persona, sus brazos temblaban y terminaba desviando su arma de su objetivo inicial. Por mucho que el conde le insistía que era por su bien y que no necesariamente haría daño de efectuar adecuadamente su ofensiva, el pequeño seguía dudando. Su padre siempre solía decirle que la violencia no era para dañar a los demás, sino para proteger lo que era importante para él en situaciones complicadas. Entonces, ¿si aquello era solo una práctica, por qué debía atacar a otra persona? No lo comprendía bien del todo, al fin y al cabo, seguía siendo un niño. Pero el conde confiaba en que entendería con el paso del tiempo y mejoraría con creces, hasta entonces, le tendría paciencia.

La reina, por su parte, se mostraba más sonriente que de costumbre. Irradiaba el orgullo que sentía de ver a su pequeño ser alabado por su tutor de tanto en tanto y de vez en cuando le animaba aquí y allá, aunque lograba lo contrario siendo que el pequeño se avergonzaba al recordar que estaba siendo observado. La práctica acabó al cabo de otra media hora, el conde Gundham asistió al pelimorado en retirar la protección requería para el entrenamiento y luego se retiró, en compañía de la reina, quién estaba más que ansiosa de escucharle decir todas las cosas positivas que podía sobre su hijo. Una madre devota, sin duda... Por su parte, el joven príncipe permaneció tendido sobre el césped del jardín, totalmente agotado y contando las nubes que cruzaban su línea de visión. No pasó mucho antes de que se quedase dormido ante la tranquilidad que abundaba en los alrededores y su propio agotamiento. ___ permaneció en total silencio, observando atentamente al chico hasta que finalmente cerró sus ojos. Bueno, no había nada de mal con que durmiese en el jardín, estaba en su casa, ¿no?

Sí, en su casa... En la cual ya intentaron secuestrarle una vez... Entrecerrando los ojos con desconfianza total, ___ dejó su puesto inicial a la sombra de uno de los árboles del jardín y caminó hasta quedar junto al pelimorado, decidiendo sentarse junto a este hasta que despertase y mirando a todos lados con suma atención. Había demasiada tranquilidad en aquel sitio, un palacio en el cual nadie nunca deja de tener cosas que hacer. Y no había absolutamente ningún sonido presente fuera de las hojas de las ramas de arbustos y árboles siendo agitadas por leves brisas. Fue entonces, en medio de tan incómoda quietud, que la fémina pudo confirmar que algo no estaba bien. ¿Sin guardias? ¿Y las doncellas? Algo no andaba bien. Siguiendo su mal presentimiento, la fémina entonces optó por llevarse al príncipe a su habitación o la de sus padres, cualquiera que estuviese más próxima y mejor resguardada que aquel jardín. Afortunadamente el chico era tan liviano como una pluma, y estaba, aparentemente, tan cansado, que ni siquiera hizo ademán de despertar cuando fue removido del césped.