Capítulo 4

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La fantasía, aislada de la razón, sólo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos. - Francisco de Goya.

***

Enzo y Kiara

La pequeña Moore trotó hasta la cocina para coger un vaso de agua mientras que Enzo se limitaba a seguirla con la mirada. Lo que había hecho en el pub había sido una desfachatez, pues si aquellas mujeres hubiesen querido, les podrían haber sacado a patadas. Lo que Kiara desconocía, era que lo había provocado de tal manera que incluso se había visto tentado a abrir la puerta del servicio y follársela frente a todos. Lo de esconderse no iba con él y por supuesto, tampoco con ella.

—¿Quieres? —preguntó la mujer regresando al salón junto al rubio.

Con cuidado, le quitó el vaso de agua para dejarlo sobre el módulo del salón. A continuación, y como si ya estuviese estipulado entre ellos, le rajó la tela del escote con sus propias manos. Kiara miró el destrozó, sin embargo, no se quejó pues estaba segura de que se merecía el castigo por parte del comisario jefe.

—¿Y bien? —indagó la empresaria desabrochando el sujetador para liberar sus pechos — ¿Qué más piensas hacer?

De todo y nada bueno, pensó él palpando aquellos dos montículos que lo volvían loco.

—Preciosa, has sido una irresponsable.

Ella se relamió ante el tono autoritario de su pareja. Sí, Enzo seguía ganando puntos cuando estaba de mal humor, incrementando su sexapil de manera considerable, por no mencionar el electrizante poder que transmitían sus ojos…

—Siéntate en la mesa —ordenó no dando lugar a debate.

Kiara fue a hablar para proponer un lugar mucho más cómodo, pero Enzo que no quería perder más el tiempo, la asió por la cintura para sentarla de golpe en la superficie indicada. Ella inmediatamente sintió el picor en sus nalgas, pero calló, porque lejos de disgustarse por la tosquedad del rubio, se sintió excitada.

—¿Vas a follarme aquí? —preguntó bobalicona mientras se permitía el lujo de bajarle la bragueta.

Enzo, en lugar de responder con palabras, introdujo su dedo índice en la boca de la mujer.

—Chúpalo.

Kiara sonrió, triturándolo entre sus dientes para, instantes después, lamerlo como si se tratase de su propio pene. Enzo respiró acelerado percatándose del recorrido que la lengua iba trazando con lentitud, regalándole un pequeño cosquilleo que lo hizo desear más.

—Preciosa, pienso destrozarte.

El hombre se agachó, aún ofreciéndole su índice y tras apartar la ropa interior la saboreó. La lamió con tanta intensidad que Kiara se vio obligada a separar los labios, liberando el dedo del hombre, para emitir un gemido tras otro…

—Chúpalo —insistió volviéndolo a encauzar en el fondo de su garganta.

La Moore hizo un gran esfuerzo por obedecer, pues sabía que obtendría su recompensa de un momento a otro.

—¡Joder! —exclamó Enzo al percatarse de lo receptiva que estaba Kiara.

Cuando lo consideró oportuno, recuperó su extremidad para realizar un pequeño recorrido por sus labios vaginales, descender hasta el perineo y finalmente introducirlo dentro del ano que lo succionó con apremio.

—Me encanta todo lo que me haces, Dios del trueno.

Enzo la miró de reojo al reconocer el tono jocoso con el que había hablado y, sin mediar palabra, apresó el clítoris con su boca haciéndola estallar en un intenso jadeo.

El último baile | Extras Saga Bailando Con... | +18 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora