Megan McAllen no la ha tenido fácil gracias a que nació intersexual. A pesar de haber nacido en una familia escocesa que la hace sentir segura, respetada y aceptada, jamás tuvo amigos. Excepto Jess.
Jess Parker es una chica inglesa que conoce a Meg...
Los primeros en llegar y estar a nuestro lado fueron James y Hellen. Estaban operando a la abuela, así que teníamos que esperar. Agradecí que no dijeran nada y que solo dijeran frases tranquilizadoras de que todo estaría bien.
Aunque Hellen se acercó en un momento y me abrazó. Sentir su abrazo fue confortante. Pero me alejé y traté de quedarme apartada, estar entre sus brazos me hacía pensar en Megan y en lo mucho que me gustaría que esté a mi lado para darme un abrazo. Estaba agarrándome la cabeza cuando escuché la voz de mamá.
—¿Meg? —Cuando dijo eso, levanté la cabeza y nos pusimos todos de pie cuando la vimos ahí parada—. ¿Qué haces aquí?
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—Mamá me llamó y me contó. —Dijo y miró a mamá y papá—. Vine tan pronto como me enteré...
Se giró y me observó. Se quedó frente a mí y me miró directamente a los ojos.
—No te preocupes, ella estará bien. —Cuando dijo eso, me quebré.
Oculté mi rostro para llorar y ella se acercó a darme un abrazo. No sabía cuánto necesitaba su abrazo hasta ese momento. Solo sé que se sintió muy bien estar entre sus brazos, sentir sus manos dar caricias a mi cabeza y saber que era entre sus brazos en los que estaba.
Pero saber que estaba aquí en vez de estar trabajando, me hizo alejarme y mirarla.
—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar haciendo el internado?
—No, esto es más importante. —Dijo y tomó mi rostro entre sus manos, mirándome a los ojos—. No te dejaré sola en este momento. ¿Está bien? Déjame estar aquí para ti, por favor.
Asentí, pues no tenía fuerzas para alejarla. Me hizo sentar y me abrazó por los hombros. Podía ver a nuestros padres mirarnos y solo tuve fuerzas para apoyarme contra ella, dejándola consolarme.
Se alejó y me miró un momento.
—Ahora regreso... —Dijo y asentí.
La vi irse por el pasillo y cuando miré a mamá, estaba sentada con Hellen y me sonreían. Suspiré, aliviada porque Meg estaba aquí. Y saber que estaba a mi lado en este momento me daba una gran sensación de felicidad.
Para cuando apareció, la vi dar café a nuestros padres.
—Oh, gracias. —Le dijo papá y ella sonrió.
—Las operaciones pueden tardarse, mejor soportar la espera con una taza de café.
Para cuando regresó a mi lado, me entregó una taza. Tragué saliva y miré la taza de café en silencio.
—Gracias... —Fue todo lo que dije mientras se sentó a mi lado, tomando la suya.
Me quedé con la taza de café en la mano, considerando si hablar con Megan o no. Y es que el recuerdo de la última vez que nos vimos, cuando discutimos, llenaba mi pensamiento. Recordar las cosas que nos dijimos fue doloroso y no tuve el valor de decirle nada. Tan solo me quedé con la taza en la mano por largos minutos.
