Megan McAllen no la ha tenido fácil gracias a que nació intersexual. A pesar de haber nacido en una familia escocesa que la hace sentir segura, respetada y aceptada, jamás tuvo amigos. Excepto Jess.
Jess Parker es una chica inglesa que conoce a Meg...
Nos estábamos acomodando en el asiento del avión y lo primero que hice al sentarme, fue acomodar mi ropa y comenzar a ponerme el cinturón. Noté que Megan, a mi lado, lo hizo primero y se acercó para ayudarme, acomodando el mío.
—Evitemos que te toque el vientre, mejor que quede contra las piernas.
—Gracias, mi amor. —Le dije y sonrió.
Terminó de acomodar el cinto y se acercó para tomar mi rostro, mirándome con ternura. Era increíble que estuviera mudándose a Londres. Sus padres y hermanos dijeron que luego llevarían en auto el resto de sus cosas hasta Londres una vez que concretáramos la casa.
Serían unos días complicados, pues una vez que llegáramos, no solo teníamos que comprar lo que sería nuestro hogar juntas y preparar la boda. Queríamos casarnos antes de que me crezca demasiado el vientre, así que serían tiempos movidos para ambas de nuestras familias.
—Alejen a estas dos del baño. —Dijo la abuela desde el asiento delantero y Megan sonrió—. De lo contrario vamos a experimentar un poco de turbulencia.
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Ninguna de las dos pudo evitar reírse por el comentario. Vi a papá retarla con una sonrisa y Megan tomó mi rostro para acercarme a ella en se momento. Así que borré la sonrisa poco a poco para poder aceptar su beso.
Podía escuchar a la abuela y mamá, sentadas en frente con papá, burlarse de nosotras por estar todo el despegue besándonos. Ella me abrazó el hombro con su brazo y su otra mano en mi vientre y yo tomé su rostro con una mano, ya que la otra la apoyé en su mano que estaba en mi vientre.
Tras el despegue, quitó el cinto y continuó dejando su mano donde estaba el bebé, sonriendo y mirándome con ternura. Pero alejó su mano para tomar la mía, llevarla hasta sus labios y dejar un beso sobre mis nudillos.
Me dejé caer en sus brazos el resto del vuelo y para cuando llegamos a casa, dejamos las cosas e íbamos a cocinar algo, pero tuve que correr al baño porque tuve ganas de vomitar. Me quedé apoyada en el suelo, con mis brazos sobre el retrete y esperando a que la cuestión surgiera. Solo que sentí pasos y noté a Megan ahí de pie.
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