Capítulo XIII

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Will despierta poco antes de su hora, su sueños estuvieron plagados por el ciervo negro y polillas. Es cuando va salir de casa que su teléfono suena. Will frunce el ceño ante el número desconocido pero aún así contesta.

-Graham, haga equipaje para dos noches y reúnase conmigo en dos horas.- es Crawford y Will no puede evitar sentir cierta anticipación ante la posibilidad de hablar de nuevo con el Doctor Lecter, pero la sepulta.

-Buenos días a usted también, agente - contesta Will con algo de brusquedad pensando que él que se supone tiene problemas con las sutilezas sociales es él.

Crawford deja escapar un sonido entre suspiro y resoplido antes de continuar.- No traiga equipo, solo ropa. En una hora en el Smithsonian, Graham

-Tengo un examen mañana, de Penal. - dice Will antes de que Crawford cuelgue, el hombre gruñe esta vez y Will no debería disfrutar molestando al Jefe de la BAU

-Hablare con sus profesores, una hora, Graham- Crawford cuelga esta vez.

Will sopesa la idea de llegar tarde, pero decide no joder más al hombre. -Niño, tendré que dejarte con la señora Meller. Serás un buen chico ¿verdad?-

Winston lo mira un momento antes de caminar hacia el esperando que le abra la puerta. Will desearía que los humanos fueran tan educados como su Winston, pero ni siquiera él que era el que entreno a su chico era educado.

Dejando sus cavilaciones, Will entro de nuevo a la casa para tomar un par de mudas y meterlas sin ceremonia en su mochila de excursión, un par de paquetes de barras, los juguetes favoritos de Winston y la olla con la comida van a su cajuela. La señora Meller esta más que contenta de cuidar a Winston, la mujer vive con su hija de cuarenta y tantos cuidando la pequeña granja que les dejo el marido de la señora Meller, Winston le lanza una ultima mirada antes de entrar y dejarse caer junto a la chimenea.


****

El olor de aceite quemado, menta y cuero evocaba recuerdos de una niñez donde pasaba la mayor parte del tiempo en el asiento del copiloto en la vieja camioneta de su padre. Siempre moviendose al próximo lugar donde abría trabajo en los muelles. Will, solía mantener sus ojos adormilados en la carretera donde las lineas blancas del crucero lo harían marearse, su padre siempre resoplaba cuando Will se ponía verde y le daba una menta mientras le decía que dejara de ser un jodido masoquista y cerrara los ojos.

Ahora que él conducía, evitaba ver las lineas del crucero, su mente por lo regular se disociaba (era consiente que ese no era el comportamiento más seguro, pero si aún podía darse cuenta de un callejero a la orilla de la carretera estaba seguro que no tendría ningún problema), ahora su mente pensaba en la razón por la que el agente Crawford podría querer verlo en el Museo. Si se trataba de algún otra capullo de polilla encontrado en otro de los cuerpo no creía que Crawford se encargara eso, Katz lo haría sin dudas, la posibilidad de que el cadáver de Catherine Baker Martin fuera encontrado era nula, Will estaba seguro que si Buffalo Bill vio la conferencia no iba a dejar ir a la chica hasta obtuviera lo que deseaba. No, él estaba transformándose, una madre pidiendo por su hija iba a serlo sentir culpa en algún punto, pero su diseño, su evolución era más importante.

Cualquier pensamiento sobre el caso salio de su mente cuando dos calles antes pudo ver los carros de la prensa, Graham no iba a meterse en eso, así que decidió girar en la siguiente calle bajar una cuadra y girar cerca de la BAU pero lejos de los buitres con cámaras. Recorrió a pie las dos manzanas hasta el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian.

Cuando llego al edificio se dio cuenta que esto era algo más que simples insectos, había una furgoneta del FBI frente el edificio que no hubiera llamado la atención si no fuera por la muy reconocible gente en cubierta alrededor, un agente apostado afuera miro a Graham y dijo algo a su transmisor.


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El vigilante del Smithsonian condujo a Will Graham al segundo piso, contando desde el gran elefante disecado. El ascensor se abrió en la enorme planta sombría y en ella estaba Crawford, esperando solo, sus manos en sus caderas, con una mirada que Graham leyó con claridad. La anticipación se filtro en sus venas y sintió la garganta seca.

-Buenos días, Graham

-Agente

Crawford lanzo una mirada al vigilante y lo despidió con agradecimiento, luego le indico a Graham que lo siguiera. Avanzaron juntos por un corredor bordeado de bandejas apiladas y cajones con muestras antropológicas. Grahama leyó en la postura encorvada de Crawford que este parecía querer palmear su espalda o algún gesto por el estilo pero se detuvo de hacerlo, Will agradeció que se contuviera. No le fue bien con el contacto físico, al menos no con humanos.

Aguardó a que él dijese algo. Al fin se detuvo, él detuvo su mirad en algún punto por encima del hombro de Crawford, quien ahora tenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón azul. Will tuvo el impulso de copiar la postura pero se obligo a mantener sus manos a sus costados, moviendo los dedos en un tic repetitivo.

Crawford apoyó la cabeza en los cajones y realizó una profunda inspiración.

—Catherine Martin probablemente sigue viva —dijo. Graham asintió, apretando los labios mientras lanzaba una breve mirada al hombre frente a él.

Crawford le hablo sobre lo que encontraron en Memphis, de como la doctora Bloom opinaba que los tiempos se estaba acortando. Entonces, los llevo a ver el nuevo insecto, uno que fue encontrado dentro de la cabeza da Klaus. Graham lo supo cuando vio la cabeza de Klaus en la bandeja junto a la mesa donde Price y Zeller examinaban el insecto.

¿Crees que puedas regresarme mis dibujos, Will? O quizás quieras algo más. Dime, Will ¿Cuál es tu objetivo en esto?

La ira del corderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora