Capítulo XV

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Crawford llamo al Hospital Psiquiátrico después de obtener la autorización para entrevistar a Lecter fuera de los micrófonos y cámaras. La conversión con Chilton no fue amable, si la vena pulsante en la vena de Crawford era algo. Se hizo otra llamada para que el equipo especializado en sistemas llegara al Hospital y se asegurará que nada fuera grabado.

Graham pensó que tal paranoia no estaba de más. Chilton era un glotón de la atención, no sería extraño que el hombre tuviera comunicación con los medios poco después de la llamada de Crawford.

Después, durante los veinte minutos siguientes, Crawford estuvo hablando con oficiales que conocía en la policía estatal holandesa, con un Overstelojtnant de las fuerzas de seguridad suecas que había estudiado en Quantico, con un amigo que ocupaba el puesto de adjunto del Rigspolitichef de la policía Gubernamental danesa, y con el oficial encargado de la guardia nocturna de la Police Criminelle belga. En todas esas ocasiones subrayó la urgente necesidad de identificar cuanto antes a Klaus y a sus asociados. Cada una de esas Jurisdicciones debía tener ya la solicitud expedida por télex por la Interpol, pero con esas llamadas personales se aseguraba de que se diese curso a la Solicitud con mayor rapidez.

-Disponemos de tres días para entrevistar a Lecter. Si no obtenemos resultados, pasa a manos de la policía de Baltimore, que lo interroga a fondo mientras se lo autorice el juzgado.- Crawford estaba observando por la ventanilla después de terminar con sus llamadas. Estaba tenso en los hombros.

Graham no pudo detener el resoplido ante eso. La Gallina de papel que el Doctor Lecter hizo en la última "Entrevista" con la policía de Baltimore había estado en la bolsa de mensajero de Graham desde que la tomó del bote donde fue botada.  Ahora, Will tuvo el deseo de tomar de nuevo la creación de origami escondida el bolsillo de sus jeans y verla moverse picoteando en el aire

Como todos ellos, ¿no Will?

-Les hará un corazón estaba vez – susurro Graham

-Lecter no se deja impresionar fácilmente.- gruñó Crawford – Si lo sé, bastardo que es.

Graham sabía que Crawford probablemente no duraría de poner un tiro entre las cejas del Doctor Hannibal Lecter si se le diera la oportunidad.

-Pero, comprendo la lógica de la policía de Baltimore. Lecter es su prisionero y si aparece el cuerpo se la Senadora Martín quieren que ella sepa que hicieron todo lo que estuvo en sus manos.

Graham tarareo. Encantador, las ovejas balando al pastor. Dejándole ver lo regordetas y bonitas que están. Como niños queriendo recibir un elogio en el colegio por hacer bien el dictado del día. ¿Alguna vez esperaste un elogio, Will?

**'*

Cuando Graham llegó al Hospital ya había pasado la hora del almuerzo, pero dado que no era ajeno a saltarse comidas, no fue una molestia real.
Chilton, en cambio, tenía el mismo encanto que siempre cuando recibió a Graham en su oficina. El aprendiz del FBI se preparo para ser objetivo de coqueteos flagrantes e insultos tediosos. Graham esperaba que Chilton decidiera un lado u otro, no por masoquismo, si no más bien para ver si de esa manera el Chilton sobresalía en uno de ellos.

No fue una sorpresa cuando Chilton sugirió a Graham  usar un dispositivo de grabado en la entrevista con el Doctor Lecter, aun así, la ira fría que crespo en la mente de Will Graham apenas pudo ser contenida
Tal comportamiento descortés.

-¿Le sugiere esto a todos los que ingresan para una entrevista privada con los inquilinos de este hospital, Doctor Chilton? – apenas y evitó gruñir Graham.

Chilton adquirió un sonrojo desagradable y se atuso la corbata en un ademan nervioso – Por supuesto que no. Pero, Lecter es un paciente bastante peligroso, señor Graham, no está de más la. Seguridad extra.

-No será necesario, Doctor – el título salió a regañadientes de la boca de Graham – Ahora, se que es un hombre ocupado, quizá podría delegar la tarea de llevarme ante el Doctor Lecter a uno de sus ordenanzas.

Graham no deseaba pasar más tiempo de lo necesario en compañía de Chilton, así que si usaba tácticas para alejarse del hombre no habría porque culparlo.

Al final, Brown fue quien lo llevó a una de las cabinas donde el Doctor Lecter espera; sus manos esposadas a la meda atornillada al suelo, tiene una máscara blanca con orificios. Graham se mantiene de pie frente a la silla designada para él, Brown ronda detrás de él por unos segundos antes de que la mirada de reptil del Doctor Lecter qué hasta ahora se mantenía fija en Will se lanza hacia el ordenanza.

-Si necesita algo toque el timbre – indica Brown señalando un pequeño círculo gris junto al marco de la puerta. Graham asiente y espera hasta que Brown sale para hablar

-Buenas tardes, Doctor Lecter –

-Will—la voz es áspera y con la máscara tiene un eco que no le agrada a Graham. – Siéntese

-Gracias. – Will se mantiene en una posición aparentemente cómoda con las manos en el regazo.

-No comió – eso toma por sorpresa a Graham brevemente antes que una mueca aparezca en su rostro.

-Lo olvide.

-Hace mucho eso, ¿no, Will? – la cadena tintinea levemente cuando Lecter se remueve en la silla. – Pero hoy fue por algo más allá de su propio olvido. Dime, Will, Jack sigue siendo testarudo.

-Tiene sus momentos.

-No, no, Will- la voz del Doctor Lecter tiene cierta diversión – Estamos aquí, donde los dedos pegajosos de Frederick no llegan, podemos ser honestos.

-Jack es como un toro- susurra Graham mirando por la ventana pequeña de la habitación por demás triste.

-¿Fue Jack o usted quien pidió esta disposición?

Graham hace una pausa. El Doctor Lecter también está viendo hacia la ventana, no se puede ver más que la luz del cielo pero Graham imagina que es más de lo que Lecter ha visto en un buen tiempo.

-Yo

Ante las admisión Lecter gira sus rostro, las arrugas en aquel rostro delatan una sonrisa.


La ira del corderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora