La ira del cordero

Capítulo XVII

--El doctor Lecter me ha preguntado si el insecto que encontramos en Virginia era una mariposa. No ha querido extenderse más. Ha dicho que Buffalo Bill necesita a Catherine Martin porque, cito textualmente, «quiere una camiseta con tetas». El doctor Lecter quiere canjear su información. Exige una oferta «más interesante» por parte de la senadora.-- Will Graham dio su informe sin mirar a los ojos al Agente Crawford. Jack Crawford hubiera sospechado de esto si no conociera las peculiaridades de Graham sobre el contacto visual, por lo tanto, si el Graham estaba vendiendo mentiras con ese informe era algo que el agente a Crawford no necesitaba saber.

Crawford había temido que esa entrevista lejos de cualquier monitoreo pudiera ser en vano, que Lecter lograra manipular a Graham cuando no existía medios para moderar sus palabras. Pero Will dio un informe completo, incluso mostrando despreció por las palabras de Lecter sobre lo que Buffalo Bill quería lograr con todas esas chicas. Ahora, pensando bien en la evidencia podría decir que lo que Lecter dijo estaba bastante de acuerdo con lo que ellos tenían. 

—¿Ha puesto punto final a la conversación?

—Sí

.—¿Cuánto cree que tardará en volver a hablar?

—Creo que volvería a hablar dentro de unos pocos días, pero yo preferiría apretarle más ahora, siempre y cuando dispongamos de una oferta urgente dela senadora.

—Urgente es lo apropiado. Hemos identificado a la chica de Virginia occidental. Hace media hora. Las huellas dactilares de una mujer denunciada por desaparición, enviadas desde Detroit, han coincidido. Se trata de KimberlyJane Emberg, veintidós años, desaparecida en Detroit el siete de febrero.Estamos rastreando el barrio por si hubiera testigos. El forense deCharlottesville afirma que no murió hasta después del once de febrero, oposiblemente el día antes, el diez. 

—Sólo la mantuvo con vida tres días — Graham dirigió su mirada al tablero donde se encontraba las fotografías de las chicas inidentificadas como victimas. -- Esta acortando los periodos, no es que sea una sorpresa.

Crawford hizo una mueca ante el poco tacto de Graham, pero al final del día el hombre más joven tenía razón

--Lecter tiene algo que revelar, ha de hacerlo en su próxima conversación conusted.  He reservado una habitación para usted en el Hojo, a dos manzanasdel psiquiátrico, estará ahí pendiente de la oferta que la Senadora tenga para Lecter. 

—Se muestra receloso, suspicaz, señor Crawford; no cree que usted vaya apermitirle que disfrute de ningún privilegio.Lo que ha dicho de Buffalo Bill lo ha canjeado por cierta información privadasobre mí. 

Crawford suspiro y asintió como si esperara eso. Graham entonces entendió porque fue casi tan fácil llevar a Crawford a que sugiriera que no hubiera ningún medio de escucha en su anterior entrevista. 

Graham se pregunto si Crawford comenzó a confiar en él en este punto. Sería bueno si así fuera. La pregunta era ¿para quien?

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Graham leyó la propuesta que Crawford consiguió de la Senadora, o que suponía consiguió de ella. Era una propuesta global, el documento parecía haber sido escrito apresuradamente sin el sello o firma de la Senadora en ningún lugar. Simples hojas en blanco sin perforación alguna, como si a la secretaria de la Senadora le importara el trabajo extra de los cuidadores del Hospital Psiquiátrico y quisiera ahorrar el trabajo de quitar las grapas.  ¿A quien pensaban que engañarían?

De cualquier manera, Graham se presento al día siguiente, en esta ocasión lo condujeron directamente al pasillo donde se encontraba la celda de Lecter.  El doctor Lecter estaba sentado  examinando su correspondencia. Era fascinante como podía quedarse quieto y concentrado, como un depredador en todo momento, aunque por un momento a Graham le pareció más un gato.

Cuando Lecter alzó la mirada, Graham no intento ocultar que lo había estado observando atentamente.  La sonrisa complacida quizá lo tentó a negar cualquier cosa, pero decidió dejarlo pasar.

--Hola, Doctor Lecter

--Hola, Will-- Lecter reflexiono un momento- —¿Qué opina usted de esto? —dijo depositando el documento en la bandejade la comida.Era una carta de la Oficina de Patentes de los Estados Unidos.

—Hace referencia a mi reloj de pulsera de la crucifixión —explicó el doctorLecter—. Me comunican que no pueden concederme una patente pero meaconsejan que registre como propiedad artística la cara. Mire. 

Graham observo el dibujo detenidamente. --Creo que debería hacerlo, o preguntar a su abogado sobre ello. Personalmente, encuentro que es un diseño bastante creativo.

Lecter lo observo un momento en silencio antes de asentir. Graham iba a devolverlo antes de ser detenido--Quédese con él, Will.

Graham tenía una protesta en la lengua pero se la guardo junto con la servilleta en su pantalón--Barney, por favor, saque una de las sillas con paleta para Will, lleva demasiados papeles encima.

--Una sencilla, esta bien-- Graham lanzó una mirada molesta a Lecter cuando este sonrió divertido. La imagen de colegial iba a ser algo que no iba a tener más que en sus fantasías.-- Tengo una propuesta para usted.

Se adelanto a colocar los papeles en la bandeja. Barney había revisado cuidadosamente cada hoja de la carpeta antes, así que se ahorro eso y dejo a Barney libre para regresar a su estación.

--Es encantador, ¿Leyó usted esto, Will?

El doctor Lecter estaba hojeando las hojas con un aburrimiento que solo alguien como Will podría detectar.--Si lo hice, también verifique el lugar donde usted podría ir.

--¿Y que le pareció?--

--Parece una propuesta excepcional-- Graham no pudo evitar colocar el tono que Crawford uso cuando dijo lo mismo por teléfono la noche anterior.-- Las golondrinas de mar anidan en esa costa enprimavera.

 —Las golondrinas de mar.

Lecter ladeo la cabeza como lo haría un felino, manteniendo su mirada en Graham.-- Es tan impresionante como se obtuvo esta oferta ten excepcional en tan poco tiempo, ¿no lo cree, Will?

--La Senadora desea tener a su hija de regreso

Graham trato de sonar comprensivo, ingenuo, lo había logrado a juzgar por la sonrisa que Lecter le concedió.--El amor de una madre puede hacer grandes cosas

--De hecho, puede.