Capítulo VIII

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Will Graham se apoyó en una mesa de dados del casino del FBI y procuró prestar atención a una conferencia cuyo tema era el blanqueo del dinero procedente del juego. Había pasado treinta seis horas desde que salió del Hospital para dementes criminales, y una horda de periodistas (buitres) acorralara a Crawford junto con Graham a las afueras de la Institución.

Will se agaño haciendo una sombra del hombre mayor que empujaba a los periodistas con los hombros y mascullaba un “No hay declaraciones por el momento”.

Graham pensó que habían librado el asunto hasta que una voz aguda proveniente de una mujer delgada de cabello rizado y rojo dijo su nombre:

-Will Graham, usted es un aprendiz del FBI- comenzó la mujer erizando la piel de Graham- ¿Por qué se le asigna a usted entrevistar a Hannibal el Caníbal? ¿Es verdad que Lecter mato a un recluso por causa suya?

Crawford gruño ante eso y arrastró a Will hasta la camioneta.
-Madita Launds, algún idiota de la comisaría abrió la boca-

Graham trato e mantener silencio el resto del viaje hasta Quantico, donde le tomaron su informe de manera verbal. Cuando estaba a punto de ser despedido, Graham tiro el anzuelo, Jack Crawford de tenso con un cuerda de violín y se limito a despedirlo.

A lo largo de todas las  horas siguientes, ni una sola palabra de Crawford ni de la delegación de Baltimore. Era como si hubiese arrojado su informe a un pozo.

El casino en el cual se encontraba era de pequeñas dimensiones;  había funcionado en el remolque de un camión hasta que el FBI lo clausuró y lo instaló en la academia para usarlo en las clases de prácticas. La reducida habitación se hallaba atestada de policías procedentes de diversas demarcaciones; Graham se había quedado en la parte trasera, desviando su mirada al frente.



Sus compañeros de curso estaban en el otro extremo del pasillo, en el edificio de la academia, inspeccionando en busca de pelos la moqueta, de auténtico motel, que alfombraba el «Dormitorio escena de un crimen pasional» y espolvoreando el mobiliario de la «Reproducción de sucursal bancaria” con objeto de encontrar huellas digitales. Graham había hecho tantas prácticas de este tipo en Peritaje forense que recibió la orden de asistir a la mencionada Conferencia, la cual formaba parte de un ciclo impartido por diversos especialistas invitados.

Se preguntaba si no había otra razón para que la hubiesen segregado de la clase. Después de todo, Launds logro una toma de él y Crawford saliendo del Hospital y público un artículo en la insípida página de “noticias”.

El nuevo juguete de la bestia.

Will suspiro restregandose los dedos en el puente de la nariz y soltó un largo suspiro de alivio cuando la Conferencia termino. Apenas entró en el edificio de la Academia, cuando una mujer delgada de cabellos oscuros lo detuvo.


-Graham- dijo la mujer con una sonrisa amigable- Soy Bervely Katz-

Will frunció el ceño un poco y detuvo su mirada en la frente de Katz.

-Fuiste quien fue por el auto de Raspail-

-Esa era, y tú quien sacó esa pista de Lecter- la alegría era palpable en ella.

--No la saqué, el doctor Lecter la entrego por decisión propia- el hablar de Hannibal Lecter removía algo en Will que no quería ni deseaba ubicar.

Katz rio suevemente.

--Bueno, chico, Crawford me envió por tí- esto llamo la atención de Graham quien alzo una ceja- ¿Dónde tiene su equipo de campaña? O ¿Tu maleta de viaje?-

-En casa-

-¿Vives fuera de la academia?- esto extraño a Katz-.

Will se encogió de hombros, todos sus compañeros vivían aquí, en los dormitorios pero la idea de compartir un espacio reducido con otra persona, o personas solo no iba a funcionar.

--Me gustan los perros-

Katz lo observó durante unos segundos antes de asentir y comenzar el camino al estacionamiento. -Iremos entonces por tus cosas-


Graham parpadeo persiguiendo a la mujer frente a él, muchos los observaron al pasar pero Will los ignoro.

-¿A dónde vamos? ¿Por qué?-

La anticipación vibró bajo la piel de Will.

-Se ha encontrado un cadáver en el río Elk, Virginia occidental; hoy al amanecer; unos cazadores de patos. Las circunstancias indican que se trata de una víctima de Buffalo Bill. En este momento, la policía lo está sacando del río. Pero se trata de una comarca muy aislada y Jack no se fía de la competencia de esa gente.-

--Agente Katz-, llamó Will algo mareado ante está información- yo vivo en Virginia, Wolf Trap, cerca del río-

Katz se detuvo ante esto y giro para verlo. -Oh, entonces no necesitamos hacer una parada en tu casa ¿No?-

Graham nego, sus rizos moviéndose con el acto.- Te seguiré ...

-No, chico. Iremos en una de las camionetas- dijo la mujer señalando una camioneta negra de ventanas polarizadas- Aprovecha lo que la oficina da, al terminar te traeré aquí. Ahora, según se eres bueno en tomar muestras y medicina forense-

Ambos subieron al vehículo, Will en el asiento de copiloto. -Si, estudie medicina forense mientras estaba en homicidios.-

-Tienes un largo currículum ¿No?.- dijo Katz con una sonrisa.

Los bordes de la pista de despegue empezaron a desdibujarse y se perdieron de vista. Un destello del sol matinal que brillaba en la Bahía de Chesapeake llegó desde el este, cuando el pequeño aeroplano giró a fin de evitar el tráfico aéreo.

Graham sentía en la base del estómago un nudo. -Tengo memoria eidetica, eso me ayudado.-

-Sin mencionar tu habilidad- Graham frunció los labios ante eso, pero Katz no lo miraba manteniéndose concentrada en el tráfico.- Jack no escoge a sus pupilos a la ligera. No tienes arma-

-No-

-Atrás está una mochila- Graham se giró para tomarla, justo detrás del asiento de Katz- el expediente y el estuche de una Smith, Brighman te a enseñado bien ¿No?-

--Si, ayudo con la postura de mi hombro- Graham venía usando la waver desde su incidente en Homicidios pero el señor Brighman bo ayudo con un mejor balanceo.

Will cargo el arma y la ajusto a su cinturón antes de tocar el expediente con dedos suavez. Sabía que una vez abriendo esto no habría marcha atrás.

¿Quería hacerlo? ¿Entrar en la mente de este asesino, dejarlo anidar en el? Si, claro. ¿Por qué?

Graham cerro los ojos para encontrarse con pupilas granate y una celda vacía, despojada. Trago en seco y abrió los ojos al mismo tiempo que el expediente.


La ira del corderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora