Piratas del Caribe: El regreso del Holandés Errante

Capítulo 2

Jack y Angélica empezaron a caminar hacia el navío. Cuando subieron al Perla, Jackie no dejaba de admirar ese magnífico barco, testigo de varias guerras y aventuras de las historias que Angélica le contaba. No dejaba de tocar el mástil más alto del navío, sus ojos no parpadeaba. Se imaginaba cada historia, en eso su padre dijo:

―Jackie, ¿vas a venir o no?, tenemos que contarle la historia y decirte algo muy importante.

―Ahí voy, papá―gritó Jackie.

Cuando Jackie iba de camino a la cabina del capitán, había unos marinos conversando y uno le dijo al otro:

―Oye, ¿sabías que alguien quiere matar a Jack Sparrow?

Jackie detuvo su caminar y escuchó atentamente lo que decían:

―Muchos piratas y personas lo quieren matar, hazme el favor de no estar diciendo esas tonterías―le contestó el otro.

―Pero el que tiene deseos de matarlo lo está buscando.

―¿Quién es?

―Es el hijo de Davy Jones y Calypso.

―Davy Jones y Calypso nunca tuvieron hijos, ¿cómo puedes pensar eso?

―Pero es cierto.

―Está bien, te creeré, pero ¿quién es él?

―El capitán del Holandés Errante.

―Pero, ¿qué no era William Turner el capitán de ese escalofriante navío?

―Sí, pero el hijo de Davy Jones lo mató.

―¿Y por qué quiere matar a Jack?

―Porque busca vengar la muerte de su padre.

―Pero si William Turner mató a Jones.

―No, y luego dices que yo soy el tonto―dijo agarrándose la cabeza del enojo―, Jack para revivir a Will utilizó el corazón para poder volverlo a la vida.

―Ah, ya entendí.

―Pero como te dije, el hijo de Jones busca venganza.

Jackie siguió caminando, temerosa de lo que pudiera pasar. Se puso a pensar que acababa de conocer a su padre, el héroe de toda su vida, y lo que menos quería era perderlo. Seguía pensando y pensando, parecía que nada podía interrumpir sus pensamientos, cuando de pronto, un grito de Angélica pudo hacerlo.

―¡Jackie Sparrow, ven para acá!

―Ahí voy mamá, solamente estaba admirando el Perla Negra―dijo Jackie mintiendo, ya que había escuchado la conversación de los dos marinos.

―No quiero ninguna excusa.

―Pero...

―Pero nada, Jackie.

Jackie apresuró el paso para llegar más rápido a la cabina del capitán. Finalmente llegó a la cabina, abrió la puerta suavemente, ahí estaban Jack y Angélica esperándola pacientemente. Sus padres estaban callados al igual que ella, haciendo un silencio perturbador en el aire. No se escuchaba ni un solo ruido en la cabina, solamente el ruido del mar y sus respiraciones.

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