Capítulo 10

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Hubo un pequeño momento de silencio. Armand respiró profundamente y dijo:

―Todos a sus posiciones, enviaremos al Kraken al Perla Negra y espero que Sparrow vuelva al fondo.

―Pero ya no existe el Kraken―dijo uno de los tripulantes.

―Es el mismo, pero fue traído de la tierra de los muertos―Armand volvió a respirar profundamente―, ¡todos a trabajar cucarachas inútiles!

Todos empezaron a correr hacia sus posiciones, Jackie se quedó quieta, veía a Jones con una mirada sombría. Pensó que podría detenerlo, comenzó a correr hacia Armand. Cuando llegó, se colocó frente a él, le dijo:

―Por favor, detente- suplicaba Jackie―, ahí están mi padre y mi madre, por favor detente―en eso se escucha un gran golpe, ya habían llamado a la terrible bestia.

―La verdad Sparrow, ya es demasiado tarde―dijo Armand.

―No es demasiado tarde―dijo Jackie.

En el Perla, se sintió un golpe aún más fuerte que en el Holandés, Angélica llegó a caerse. Jack la tomó del brazo para que se levantara del piso. Cuando Angélica se levanta, le pregunta:

―Jack, ¿qué pasó?

―No lo sé, tal vez chocamos con un arrecife―le contestó Jack.

―No nos hemos movido tarado―dijo Angélica con una voz de regaño.

―Pero entonces, ¿qué es?

Angélica, acompañada por Jack, fue a asomarse a la orilla del barco. Jack vio unos tentáculos y automáticamente abrazó a Angélica para que se alejara de la orilla.

―¿Por qué me abrazas?―pregunta sorprendida.

―Te va a chupar el rostro y, está muy bello como para que te lo robe―dijo Jack soltando a Angélica.

―¿Ahora si te preocupas por mí? ¿Quién me va a chupar el rostro?

―El Kraken.

―Según yo, esa bestia ya no existe.

―Pues al parecer sigue existiendo, pero no sé porque William Turner lo revive y lo manda para acá.

―¡Todos a sus posiciones de ataque, tomen lanzas, rifles, pistolas, espadas! ¡Atacaremos al Kraken!―gritó Angélica a la tripulación. A pesar de tener casi dieciséis años fuera del oficio, seguía siendo un primer oficial.

Todos los marinos tomaron sus posiciones. Tomaron pistolas, rifles, espadas y lanzas. Se pusieron en las orillas y solamente esperaban los tentáculos de la bestia.

En el Holandés Errante, Jackie estaba desesperada, no podía estarse quieta, le seguía suplicando a Armand:

―Por favor, detén a la bestia.

―Te dije que ya es tarde―dijo Armand soberbiamente.

―Sostén mi sombrero y dame un cuchillo.

―Ten―dice Armand dándole un chuchillo a Jackie, ella lo colocó en su cinturón, después le dio el sombrero a Armand―, ¿para qué lo haces?―le preguntó el preocupado.

―Ya lo verás.

Jackie se aventó al agua dando un clavado y empezó a nadar rápidamente al Perla Negra. Mientras iba nadando, observó que bajo el barco, había un pulpo gigante. Se detuvo un pequeño momento a descansar y continuó nadando hacia el Perla.

Piratas del Caribe: El regreso del Holandés ErranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora