Piratas del Caribe: El regreso del Holandés Errante

Capítulo 6

Llegaron a la cabina, el capitán abrió la puerta y Jackie vio todo lo que había dicho Angélica que había ahí. El órgano tubular y más cosas, pero algo más, el cofre con el corazón del capitán adentro, el objeto que necesitaba Jackie para poder detener al capitán, para que su padre ganara tiempo para alejarse en el Perla Negra. El capitán le quito las cadenas de las manos y dijo:

―Si no querías decir tu propósito frente a todos―dijo cerrando la puerta―, aquí me lo dirás a mí solamente-.

―Bajé del navío donde estaba a pescar―Jackie mentía―, cuando volví a buscar a mi navío, ya no estaban, entonces me acosté en el bote y me quedé dormida, de repente aparecí aquí.

―Bueno, me acabo de dar cuenta que no tienes ningún propósito aquí, pero hay algo que nunca te pregunté, tu nombre.

―Jackie.

―Completo―insistió el capitán.

―Jackie Sparrow.

El capitán se volteó de espaldas a Jackie. Pensó que acercándose a ella, podría llegar a Jack Sparrow. Se giró hacia Jackie y dijo:

―¿Aceptas cien años de servicio a la nave?

―Sí, acepto, pero antes necesito saber cómo se llama mi capitán o si no me retiro―dijo Jackie.

―Soy Armand Jones.

―Y... ¿cuál es el propósito de tu vida? ¿Cuál es tu razón de ser y de vivir?―dijo Jackie queriéndolo persuadir para que confesara el rumor de los marinos del Perla.

―Es secreto.

Jackie le dio la vuelta a Armand, poniéndose detrás de él, sacó la espada y se la puso en el cuello, le preguntó:

―¿Y ahora qué dices?

―Veré como trabajas de primer oficial estos días y te diré mi propósito si haces todo bien―dijo Armand.

―¿Me ves carácter de primer oficial al mando?, si ni si quiera me sé las órdenes.

―Parece que tienes experiencia.

―Pues no, no la tengo.

―Yo digo que si la tienes y me puedes hacer un gran favor en este momento.

―Sí, ¿cuál?

―Quita tu espada de mi cuello.

―Oh si, disculpa―dijo Jackie retirando la espada.

―Empiezas mañana de primer oficial.

―¿En dónde me dormiré, carajo?

―Antes de enseñarte donde está tu camarote, te daré un recorrido por la nave y antes de eso, te daré un pedazo de tela para tapar esas heridas.

―Muchas gracias―dijo Jackie recibiendo el pedazo de tela, después se tapó las cortadas provocadas por los azotes.

―Ven sígueme.

Salieron de la cabina. El recorrido por el Holandés Errante fue largo. Cuando terminaron el recorrido, Armand llevó a Jackie a su camarote que él le había designado. Cuando Jackie iba a entrar a la habitación, se volteó y le dijo a Armand:

―Gracias por salvarme―dijo Jackie aunque ella sabía que era mentira.

―De nada, te quiero pedir perdón por los azotes que te di―dijo Armand algo apenado.

―No te preocupes.

―Buenas noches, que descanses.

―Igual tú.

Cuando Jackie entró en la habitación y cerró la puerta, Armando se volteó y empezó a caminar de regreso a la cabina.

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