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En casa de mis suegros la mamá de Min-ho fue la primera que nos recibió.

Apenas me vió en el umbral de la puerta fue hacia mi dándome un gran abrazo, ella siempre me ha tenido un gran cariño y es muy buena conmigo.

Su abrazo dolió un poco pero tuve que aguantar y dar mi mejor cara ante ella.

- Estás tan hermosa, querida Aera sin duda eres la mejor mujer que mi hijo pudo haber conocido en la vida.

- Dijo dejando un beso en mi mejilla y tomando mis manos, su toque cálido parece acallar la tristeza en mi interior y calma a mí alma, al menos por unas horas.

- No me vas a dar un abrazo a mi madre? , se que adoras a mi mujer, pero aquí estoy yo también.

- Dijo Min-ho con tono grueso tras de mi, posando sus manos en mis hombros, acción que me estremeció.

- Por supuesto hijo, ven aquí ...

- Dijo mi suegra dejando de tocar mis manos para abrazar a su caprichoso y mimado hijo, en la brazos de su madre ese hombre de 1,87 cm parecía un niño de cuna buscando el calor maternal.

Pasamos al interior de la casa y nos dirigimos hacia la instancia en dónde la mamá de Min-ho ofreció refrigerios, me ofrecí ayudarla así que juntas fuimos a la cocina.

Estaba buscando vasos mientas ella preparaba algunas botanas, cuando sentí su gentil toque y su dulce voz.

- Hija estás bien?, tus ojos reflejan tristeza hoy.

- Pregunto con dulzura.

- Omma, todo está bien, no debe de preocuparse.

- Respondí tratando de ser lo más sincera posible.

- Segura? Mi hijo te trata bien?, es un buen hombre contigo? .

- Siguió preguntando.

- Omma, Su hijo sigue siendo el príncipe azul con el que me casé.

Un carraspeó interrumpió nuestra conversación, Min-ho había entrado a la cocina, de seguro estaba escuchando lo que yo hablaba con su madre.

- Hijo que te trajo hasta acá ?

- Pregunto mi suegra .

- Extraño a mi mujer madre, no puedo estar sin ella.

- Respondió parándose tras de mí apretando mi cintura llevando a apegar mi trasero a su cuerpo con firmeza, hecho que me hizo estremecer, el estaba cuidando que no fuera a hablar más de la cuenta.

- Mi niño me alegra que sigan tan enamorados como en un inicio.

- Dijo con una dulce sonrisa, acercándose a ambos para abrazarnos.

Luego de eso y conversar un momento más con nuestros suegros pasamos a la mesa a cenar, los padres de mi esposo eran unas personas muy cálidas y amorosas.

Aún recuerdo como si fuera ayer el día en que llegue por primera vez a esta casa de la mano de Min-ho mis piernas temblaban como gelatinas y no lograba articular palabra alguna de manera coherente, Min-ho sostenía mi mano y daba suaves toques en mi espalda de manera cariñosa para ayudarme a calmar mis nervios, su madre apenas me vió fue hacia donde estaba yo y sin más me dió un abrazo cálido, esos que reconfortan el alma de cualquier ser humano y desde ese momento me aceptó como una hija.

- Hijo !! Cuando al fin me van a dar nietos !!! Ya quiero un niño corriendo aquí en la casa antes de ponerme más viejo.

- Preguntó mi suegro, sacándome de mis pensamientos.

Trague grueso, ese era otro tema más que era delicado entre ambos, yo siempre he querido ser madre, pero mi esposo no... Bueno en un inicio soñamos con una gran casa y niños corriendo por todos lados, pero ese sueño se desvaneció conforme el cambio en la personalidad de Min-ho.

- Padre cuál es el apuro ? , aún somos jóvenes y necesito de disfrutar lo más que pueda a mi amada Aera antes de tener hijos.

- Respondió con simpleza posando su mano en mi muslo ejerciendo un poco de presión ahí.

- Cuántos años más la vas a disfrutar hijo ? Llevan 6 años juntos y la tienes para ti sólo todo el tiempo, ya casi ya no viene a verme con la frecuencia que lo hacía antes.

- Exclamó mi suegra, mirándome como si quisiera cobrar sentimientos por alejarme un poco de ella.

Mis mejillas se tornaron rojas, tuve un poco de resentimiento y vergüenza, antes venía con frecuencia a esta casa, pero ya hace un par de años ya solo vengo de visita cuando el me trae. Sin poder decir nada solo baje mi cabeza aceptando el sutil reclamo de mi suegra.

- Madre, los niños ya vendrán a su debido tiempo y el hecho que Aera no venga seguido es mi culpa, admito que solo la quiero para mí.

- Dijo besando mi frente y entrelazando nuestras manos.

- Min-ho, eres un hombre egoísta, me privas de la compañía de la dulce Aera y tener ruidos y saltos de niños en esta casa - Reprendió su madre y agregó - Al menos quédense a dormir esta noche con nosotros.

- Madre tengo trabajo mañana no podemos quedarnos a pernoctar está noche.

- Respondió con algo de sutil molestia.

- Tu te vas a trabajar mañana y mi niña se queda aquí conmigo y nuestro chófer la lleva a su casa mañana, además tú habitación tiene todo lo necesario para que lo hagan.

- Está bien madre... Si tanto insistes...

- Dijo evidentemente derrotado, sabía que cuando a su madre le da por ser terca no hay nadie que la saque de ese estado eso es algo que el heredó de ella.

Después de la cena y tras mantener conversaciones por un par de horas más ya había llegado la hora de dormir.

Subimos a su habitación, esa habitación en dónde cuando éramos aún novios pasábamos horas charlando mirando el techo blanco e inmaculado, soñando con un futuro juntos, planeando los pasos a seguir en nuestra relación, en cierta manera sentí nostalgia al estar ahí nuevamente, pues aquí en esa cama habíamos tenido nuestra primera vez juntos, mientras sus padres en esa ocasión estaban de viaje.

Todo seguía igual en esas cuatro paredes, fotografías de nosotros adornaban las paredes, al verlas quería retroceder el tiempo, mi corazón anhelaba al Min-ho del que me había enamorado perdidamente.

Buenas noches bellezas, un abrazo para todas.

Espero que sea de su agrado las amo ♥️.

Espero que sea de su agrado las amo ♥️

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