CAPÍTULO 5. PATADITAS

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Checo apenas y podía con su alma.

Los últimos GP estaban acabando con su estabilidad emocional. Estaba cansado de todo pero solo faltaban dos carreras más para finalmente tomar su descanso y pasar los últimos tres meses de su embarazo en casa.

Sergio a veces se miraba al espejo notando el pequeño bulto en su vientre. Pato apenas y se notaba para los 6 meses y medio que tenía.

Su hijo era el único motivo por el que seguía adelante y el motivo por el que estaba tratando de verle lo positivo a su vida lamentable.

— Felicidades por ese carreron, Checo — Fernando lo estaba felicitando nuevamente por la pelea que protagonizaron — ¿Cómo estás? ¿Te duele algo? ¿Has estado comiendo bien?

— Tranquilo, hombre — Checo se divertía un poco de ver a sus amigos actuar como niñeras — Me siento bien, parece que Patricio ya aprendió a controlarse y me patea de vez en cuando — Sergio posó su mano en su pequeña panza — También pare de vomitar, es un gran avance para mí.

— Me alegro mucho. Por cierto, Carlos, Lance, Charles y yo queremos ir a despejarnos un rato, ¿Quieres venir con nosotros?

— Me encantaría Nano pero me da mucho sueño estos días así que tendré que declinar la oferta — El mexicano había pasado varias noches durmiendo más de lo común por lo que salir no era una opción.

— Está bien, cuídate y si te sientes mal o se te antoja algo puedes llamarnos e inmediatamente iremos contigo.

Los dos hispanos se despidieron con un beso en la mejilla, un gesto común entre mexicanos aunque es no paso desapercibido por un par de ojos azules.

Cuando Fernando se retiró, Checo hizo lo mismo. Condujo hasta el hotel donde se estarían quedando para poder darle a su cuerpo el descanso que se merecía aunque se desvío a una pequeña cafetería que estaba cerca.

A Pato se le había antojado un frappé y un pastel de manzana, ¿Por qué no cumplir ese pequeño antojo? Sus entrenadores tendrían que esperar y sus regaños igual.

Después de 20 minutos por fin llegó a su habitación.

Se quitó los zapatos y por fin pudo darse una ducha completa. Su madre había sido la primera y única en saberlo así que le había mandado un conjunto cómodo que originalmente era para mujeres embarazadas pero este era en un tono oscuro para que nadie alrededor de Sergio sospechara acerca de su verdadero uso y confundieran el conjunto con una pijama.

Sergio agradeció mucho a su madre cuando se lo puso.

Era muy cómodo y no apretaba para nada su vientre, incluso podría jurar que se notaba un poco más la figura de su bultito.

— Bien Pato, la cena de hoy será pollo acompañado de verduras y no habrá postre — Una patadita lo hizo reírse — No, no habrá postre. La última vez que comí un postre a tu gusto fue una aberración de chocolate con pescado frito y yogurt de piña... vomité porque no te gustó así que nada de postres raros.

Afortunadamente Patricio cooperó muy bien. Parecía que por fin estaba teniendo un poco de paz.

— Compré estos zapatitos para ti — Checo descansaba en el sofá mientras miraba el par de zapatos beige que había comprando en el GP de México — Sabes, al principio tenía mucho miedo... de la nada tendría un bebé que cuidar y me había enterado que eso era siquiera posible.

Un pequeño golpecito lo hizo reír.

El moreno se levantó con un poco de dificultad para después encaminarse a su habitación.

Era momento de dormir pero antes de poder tocar la suave superficie del colchón, unos ruidos llamaron su atención.

Alguien estaba tocando a su puerta.

BASTA [CHESTAPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora