CAPÍTULO 13. TUYO

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Checo apenas había dormido.

Cuidar de un bebé no era fácil.

Pato había comenzado a llorar por las noches ya que se había acostumbrado a dormir juntos a Sergio así que cuando fue movido a su propio cuarto... no se lo tomó muy bien.

Quería seguir durmiendo junto a su madre.

— Ya cariño, papá necesita dormir... — Pedí a su pequeño bebé que comía de su pecho — Está bien, vamos a dormir juntos.

Sergio y Max habían llegado a un acuerdo en el que el neerlandés podría visitar a Pato siempre que quisiera y bajo el cuidado de Checo o algún familiar de este.

Max había autorizado que Pato tuviera únicamente la nacionalidad mexicana siempre y cuando tuviera su apellido por lo que Pato se llamaba oficialmente Patricio Verstappen Pérez.

Otro aspecto que había cambiado era el hecho de que el europeo enviaba contínuamente juguetes para el pequeño bebé.

Había tenido que viajar de regreso a Europa no sin antes despedirse de sus dos girasoles y prometerles que volvería en dos semanas.

Estaba a punto de cumplirse ese lapso y Checo estaba nervioso.

No sabía si había hecho lo correcto en revelar el origen de Patricio. Aún tenía sus dudas pero ya estaba hecho.

Redbull aún no anunciaba que dejaría su asiento como segundo piloto durante los primeros cuatro meses de la temporada haciendo que su ansiedad creciera un poco más.

No sabía que le deparaba el destino.

— Tranquilo amor, mamá solo estaba pensando — Le habló a su hijo quien tenía los ojos llorosos y amenazaba con llorar de nuevo — Tu papá dijo que vendría pasado mañana, ¿No te alegra?

Pato hizo un puchero frunciendo el ceño.

Ese señor quería robarle a su mami. O eso procesaba la pequeña mente de Pato que aún no asimilaba que Max era su otro papá.

— No estés celoso Pato, mamá te ama más que a nada en el mundo. — Y con eso el pequeño bebé de ojos claros comenzó a reír.

+++

Max miraba al bebé en la cuna con sumo cuidado.

Cada día que pasaba se parecía más a él y no a Sergio.

Eso lo entristecía.

Le hubiera encantado que Pato fuera un mini Checo.

— Max, ¿Por qué miras fijamente a Pato? — Checo no comprendía la guerra de miradas que tenían el mayor y el pequeño bebé.

— Se parece a mí...

— Eso es algo obvio, es tuyo.

Y ahí estaba el Max sonriente de nuevo. Saber que Pato era suyo y de Sergio era lo único que necesitaba saber para sentirse afortunado.

Tomó entre sus brazos al pequeño niño que amenazaba con llorar y lo llenó de besos.

— Pato, soy tu papá — Le hablaba al bebé que se había entretenido con un collar que cargaba el rubio — No tienes por qué llorar, te quiero mucho y jamás te haría daño.

Primero moriría antes de que algo le pasara a ese hermoso bebé.

— ¿Quieres ver qué regalo te trajo papá?

Al escuchar la palabra regalo, Patricio comenzó a aplaudir.

— Ese chiquillo ya aprendió lo que es un regalo.

BASTA [CHESTAPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora