Dieciocho

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Chenle volvía de un humor muy bueno de sus clases. Ser adolescente apestaba, y era peor al estar a punto de graduarse, solo podía recaer en Jisung, quien seguía con él, porque esa era una de las desventajas de ser uno de los menores en tu grupo de amigos. Todos se hallaban ya en la universidad, hasta su novio, cosa que hacía las reuniones más difíciles de hacer.

Aún así, se encontraba de buen humor por el simple hecho de que hoy Renjun le había prometido una videollamada. La vida atareada del mayor les había complicado el verse tan seguido, pero siempre que Renjun tenía tiempo lo invertía en su novio, y eso era lo único que le ponía contento en la miserable etapa en la que se encontraba. Bueno, eso y los chismes de Jisung.

Al llegar a su casa, se cambió de calzado felizmente en la entrada, antes de subir corriendo las escaleras y encerrarse en su habitación.

No había visto a sus padres, de seguro se encontraban en su habitación.

No se tomó el tiempo de darse una ducha o algo para cuando ya se hallaba en su cama con la laptop en su regazo, esperando que se mostrara el icono de llamada entrante por el cual había estado emocionado todo el día.

No perdió ni un segundo en darle a contestar videollamada en cuanto apareció la foto de perfil de Renjun en su pantalla.

Chenle sonrió al verlo recién bañado, se notaba que aún tenía la bata de baño puesta y su cabello estaba húmedo.

—¿Me extrañaste tanto que no pudiste terminar de cambiarte? —molestó el menor.

Renjun chasqueó la lengua con fastidio, pero aunque la imagen se veía algo pixelada, Chenle pudo ver claramente un tono rosado en sus mejillas, lo cual le hizo reír.

Mira quién habla, Jisung-ah me contó que no le dejaste concentrarse en clase.

Ahora fue su turno de sonrojarse, y Renjun también se burló de él.

—Ese niño, no puede mantener la boca cerrada.

Renjun se rió más fuerte.

—No es su culpa que no puedas vivir sin mí.

—Cierra la boca, Renjun.

Renjun gè para ti, maleducado.

Chenle rodó los ojos y Renjun hizo lo mismo imitándolo.

—¿Cómo te va en la universidad?

—Ah, más de lo mismo. Las tareas aquí son más fastidiosas, casi que me piden viajar en el tiempo para robarle un cabello a da Vinci.

El menor soltó una risa y apoyó su barbilla en la palma de su mano mientras veía la imagen de su novio.

—¿Cómo están los demás?

Hace unas horas estuve en el dormitorio de Mark y Donghyuck, supuestamente para "estudiar" con el resto —Renjun hizo énfasis en las comillas—, pero Jeno y Jaemin empezaron una guerra de almohadas y ya te imaginarás como terminó todo.

Creíble, si se lo preguntaban a Chenle.

El menor suspiró.

—Los extraño...

—Aww.

Chenle pudo ver la sonrisa altanera de Renjun.

—A ellos, no a tí.

—Si, di lo que quieras, bebé, sé que me extrañas.

Chenle estaba a punto de responder, cuando su puerta se abrió, dejando ver a su padre, quien no tenía una expresión muy amigable.

Chenle silenció su micrófono y le bajó el volumen a la laptop inmediatamente.

—¿Qué haces despierto tan tarde?

Chenle frunció el ceño, no eran ni pasadas las 7.

—Todavía es temprano.

—¿Con quién hablas? —el hombre evitó la pregunta olímpicamente.

Chenle tragó con dificultad—. Con Renjun, papá.

El señor resopló, cruzándose de brazos.

—¿Qué dije sobre hablar por teléfono en la noche?

Chenle estaba seguro de que su papá solo estaba molesto porque se trataba de Renjun, antes le había pillado hablando con Jisung y no se había puesto así.

Ya estaba comenzado a sobrepasarle.

—Es el único momento en el que no está ocupado —trató de responder, todavía con el ceño fruncido.

—Ya hablaron mucho, cuelga y vete a dormir que ya es muy tarde.

—¡Pero-! ¡Solo hemos estado hablando diez minutos!

—Chenle, diez minutos son suficientes para ponerte al tanto con ese muchacho, y ya es hora límite. Si no te gustan las reglas, la puerta está abierta

"Ese muchacho" antes le llamaba Renjun-ah con tanto cariño. Chenle sintió una opresión en su pecho.

¿Acaso le estaba diciendo que se fuera de la casa?

Su padre tendió su mano y le hizo señas a Chenle para que le entregara la laptop.

—¡No te la daré! Por lo menos dame cinco minutos más.

El hombre volvió a resoplar.

—En cinco minutos quiero ver la laptop en mi escritorio —y con eso abandonó la habitación.

Chenle se quedó mirando su puerta cerrada con ganas de llorar, su mente llena de tantos pensamientos que se le olvidó por un momento que su novio estaba en la pantalla de su laptop.

Desbloqueó el micrófono y le subió el volumen a la llamada.

¿Chenle? ¿Está todo bien? ¿Por qué de repente cambiaste tu cara?

Chenle suspiró, pero luego de pensar por otro momento, ya tenía una idea que difícilmente se la sacarían de la cabeza.

—Renjunnie... Necesito que estés en la puerta de tu casa en veinte minutos.

Renjun abrió la boca y la volvió a cerrar enseguida.

O-okay.

Chenle intentó empacar todas su cosas importantes. Sus cuadernos, libros, ropa, cepillo de dientes, su celular, zapatos, y sus ahorros. Lo metió todo en dos maletas grandes que usaba para los viajes, ya que tenía la manía de empacar hasta lo que no era necesario.

Sus padres ya le tenían cansado. No sólo era el tema con Renjun, si no que cuando se enteraron de su orientación empezaron a hablar con sus familiares sobre eso y ahora era la burla de la familia. Chenle ya no se sentía seguro ni con las personas que lo vieron crecer.

Tomó un autobús a donde vivía su novio, porque se había mudado con sus padres y ahora no vivían tan cerca.

El autobús le dejo a unas cuadras de distancia, por lo cual tuvo que caminar. Las calles ya estaban oscuras, pero gracias al farol de la entrada de la casa de Renjun lo pudo ver sentado en las escaleras, revisando su celular.

A unos pasos de distancia Chenle no pudo contenerse más, habían sido dos largas semanas sin poder verlo. Soltó las dos maletas y sintió sus mejillas humederse con sus lágrimas.

Renjun subió su mirada en cuanto escuchó el impacto, la imagen le afectó más de lo que quiso.

—Oh, Chenle —soltó y se levantó para poder abrazar al menor, quien no dudó en esconder su rostro en el hombro contrario.

Renjun empezó a acariciar el cabello de su novio mientras el menor hipaba. No entendía nada, pero por las maletas se daba una idea.

No era un problema que se quedaran con los padres del mayor por ahora, pero tenía que ir buscando la manera de irse a vivir con su novio.

Ahora eran solo ellos dos.


–Moon

R U D E | RenleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora