Luthor's Assassin [ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏɴ]

Bruce Wayne

...

Bruce Wayne.

Ese era el nombre de su próximo objetivo.

No es que a él le importara eso. Todo lo que Dick necesitaba saber era un lugar y una hora, y el objetivo estaría muerto al día siguiente.

Wayne sería la decimoséptima persona a la que mataría. Era una amenaza para la organización de Luthor, así que tenía que irse. Cualquiera que amenazara a cualquiera de sus amos era hombre muerto, si no por su mano, entonces por la del propio Slade.

Unos pasos se acercaron a su habitación y Dick se sentó casi perezosamente en la cama en la que había estado acostado cuando Deathstroke entró en la habitación, mirándolo con los ojos entrecerrados.

"Renegade", dijo Slade, "¿Listo para partir?"

Dick asintió, se puso de pie y agarró su rifle de francotirador que había estado apoyado contra la pared. Tenía un trabajo que hacer.

...

Su objetivo era organizar un baile benéfico para una organización infantil. Si no lo hubieran enviado a matar a este hombre, podría haberse sentido agradecido por ser tan generoso... bueno. No era como si no hubiera otros playboys multimillonarios en el mundo intentando verse mejor donando dinero a los pobres.

Dick estaba parado en lo alto de la mansión de Wayne observando la extravagante fiesta desde el tragaluz (en serio, ¿todos los edificios en Gotham tenían uno? Honestamente, es un cliché), escaneando a la multitud en busca del objetivo. El comisionado de policía estaba parado cerca de la puerta junto a una linda chica pelirroja que parecía un poco mayor que él; dejó que sus ojos se detuvieran en ella por un segundo antes de volver a centrar su atención en la gente.

Oliver Queen y Roy Harper también estaban allí, y se obligó a no pensar en ellos en absoluto.

¿Qué diría Roy si te viera así?

¡Cállate, cohibido!

Dick sacudió la cabeza y se golpeó la frente un par de veces para aclararla. Tenía su tarea, no había razón para pensar en nada más ahora mismo.

Hubo un clic en su oído y luego escuchó la voz de Slade salir del comunicador.

"¿Todo va según lo planeado, aprendiz?" —dijo arrastrando las palabras, y Dick entrecerró los ojos ante el tono.

"Sí", dijo, y de repente Deathstroke gruñó.

"Sí, ¿qué?" gruñó y Dick hizo una mueca.

"Sí, maestro", se apresuró a corregir. Fue difícil acostumbrarse al nuevo título en el que insistía Deathstroke, pero definitivamente no valía la pena el castigo por no usar el nombre.

"Bien", ronroneó Slade repugnantemente, "Haz el trabajo, aprendiz. Estaré esperando en el punto de encuentro. Deathstroke fuera". Se escuchó un clic y luego desapareció.

Dick suspiró y dejó caer los hombros. Desde que había comenzado a cumplir contratos, Slade se había vuelto mil veces más duro y no tenía la menor idea de por qué.

Una repentina conmoción abajo le hizo mirar hacia abajo y sonreír. Bruce Wayne finalmente había hecho acto de presencia. Llevaba un bonito traje y estaba flanqueado por dos policías a modo de guardaespaldas, sin duda a instancias del comisario Gordon. El objetivo sonrió y comenzó a mezclarse con algunos de los invitados.