12. gatos..

39 5 2
                                    

¿Un beso?, ¡En que piensas Conrad!..

—Un poco de contacto físico para nuestra amistad no vendría mal ¿no crees? —sonreí—

—Prefiero regresarte el vinilo —demando tendiendomelo—

—Era broma, era broma —respondí moviendo las manos, rechazando el disco— te lo traigo porque se que te gusta, si me lo devuelves no tendré como usarlo, yo no se de eso —me encogí de hombros y este asintió poco convencido—

—De todas formas si quieres algo te lo daré —dijo sacando el vinilo de su empaque—

—Quiero un abrazo —supliqué y este me miro con cierto desagrado, mantuvo un pequeño silencio lleno de palabras que solo se quedaron en su garganta y suspiro—

—Uno y ya. —ofrecio de forma seca y tosca, pero eso fue suficiente para hacerme sentirme feliz—

—¡¡Yei!! —me acerqué a el y lo abracé, así de simple, un abrazo, una unión, la calidez de él.—

Es la primera vez que se deja, y me pregunto si en algún momento lo hará por su cuenta, sin necesidad de un trueque de por medio..

Sus brazos me rodearon y apretaron severamente, por un pequeño instante me sentí seguro, cálido, como en un hogar..

—¿Cuanto se supone que dura esto? —pregunto revolviendo mi cabello y reí—

—Un ratito más..  —susurre aspirando el aroma de su ropa, un perfume de hombre sumamente exquisito—

—Te aprovechas niño...

—Te traeré regalos más seguidos. —solté separándome de él contra mi voluntad—

—Ni sueñes que volveré a hacer eso. —contesto sacudiendo su cuerpo de forma nerviosa, como si tuviera una araña o algo por el estilo, eso me causaba gracia, intentaba limpiarse mi muestra de amor.—

—Oye Zeta, ¿por qué no te gusta el afecto físico? —pregunté con curiosidad—

—Aprecio mucho mi espacio personal. —argumento y asentí escuchando la canción de fondo— Me gusta mucho esa canción..

—Lo se, a mi también —mis ojos se fueron a su cabello largo, moviéndose da lado a lado mientras caminaba hacia la cocina—

—Canta. —demandó y reí por lo bajo—

—Quien soy yo para negarme a tus suplicas. —sonreí de forma egocéntrica y este negó varias veces con una sonrisa en su rostro—

Touch me, yeah
I want you to touch me there
Make me feel like I am breathing
Feel like I am human..
Again.

Cantaba despacio mientras Azora se movía de lado a lado en la cocina buscando cosas para llevar a cabo la comida de hoy. Me senté en la encimera sin cuidado, mis piernas se movían en un vaivén discontinuo mientras mis ojos no dejaban de seguir los movimientos de Azora, sus facciones, su cuerpo, el.

—¿Que cocinaras?—pregunte evitando sentir esos nervios en mi cuerpo—

—Verduras salteadas con carne y arroz. —contesto y asentí comprendiendo el por qué de todos esos vegetales en la encimera—

—¿Quieres ayuda? —pregunte posando mis manos bajo mis muslos. Sus ojos se fueron a mi, me recorrieron desde mis pies a cabeza de forma poco disimulada, y al toparse con mis ojos confusos y curiosos este soltó una risita—

—No, tu solo canta ¿esta bien?

Asentí con ternura mirando el suelo, cantando y evitando a toda costa su mirada, evitando esa sensación extraña en mi pecho. Sus pasos se acercaron, eleve la vista encontrándome con el a centímetros de mi boca, me paralice. Como si todo fuese en cámara lenta, subió, Tenía su cuello con bellas manchas cerca de mis labios, mi nariz dió un severo roce en este estremeciéndome por completo por la cercanía. Su cuerpo se posaba entre mis piernas, sus caderas separaban mis muslos sin llegar a rozar mucho de su cuerpo, pero se separó, pude notar como me miro pero al mismo tiempo solo alcanzaba algo de la repisa que estaba sobre mi. Aquella cercanía efímera me puso los pelos de punta, sin saber el porqué mire al peli negro y este sonrió continuando con lo que hacía.

Metanoia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora