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Cosas del destino

Había pasado una semana desde que iniciaron las clases y aún no me atrevía a dirigirle una palabra a Sofía más allá de un saludo, cada que me le acercaba me daban tantos nervios que simplemente no podía hablar.

Quise dejar de ser tan cobarde, así que busqué consejo con Cristhian, un amigo de otro salón, al momento del receso lo busqué con la mirada y se encontraba en la cafetería con su novia, a decir verdad me agradaba demasiado ver a Cris tan contento con Lyla, ya se merecía a alguien que lo tratara bien.

—Cris, ¿tienes un minuto? —pregunté esperando que me dijera que no, sorpresivamente no fue así.

—Ya vuelvo, Lili — le dijo a su querida novia, que al parecer tenía un apodo común pero tierno.

Nos fuimos de la cafetería y caminamos por el patio, le platiqué mi situación y me aconsejó con ciertas cosas, entre ellas clichés, siendo honesto, dejé de poner atención en un momento porque me di cuenta de algo, comparado con Cristhian parecía poco atractivo. Lo explico: yo tengo el cabello liso de un castaño bastante oscuro, mis ojos son cafés (aunque con la luz parecen una mezcla de color miel y verde), soy de tez bastante blanquecina y uso brackets, sencillamente no soy atractivo.

Cris y yo nos parecemos en muchas cosas, una de ellas el tono de piel o el color de pelo, la diferencia está en que él tiene los ojos verdes y el cabello ondulado, además de tener una sonrisa perfecta, él jamás ha entendido porque tantas chicas le dicen que es guapísimo pero creo que las razones son demasiado obvias.

—¿Entendiste? — preguntó mi querido amigo sacándome de mis pensamientos

—Amm, sí claro — solté de repente, no había escuchado ni una palabra de lo que decía pero sabía que eran los clásicos clichés de flores o poesía, y yo sinceramente tenía otra idea para hablarle a Sofía, aún así agradezco que Cris esté siempre ahí

*

Ya había acabado el receso y en el salón no estaba tan seguro de cómo proceder, aún así, procedí por escribirle una notita a Sofía que decía “me caes súper, quisiera poder hablar más contigo” , la dejé ahí en su puesto, esperando que la leyera me entretuve un poco dibujando y no había prestado tanta atención a mi puesto hasta que ví una notita

En su interior decía “Yo también quisiera hablar más contigo”, a decir verdad me puse nervioso, no sabía que contestar hasta que simplemente se me ocurrió dejar las notitas y me senté a su lado buscando entablar una conversación

—¿Cómo te va? — le pregunté sin saber que decirle, en ese momento mi mente sólo podía oírme a mi mismo diciendo «¿Cómo estás? Es todo lo que se te ocurre, ¿Es enserio?».

Pues bastante bien — dijo ella, con una voz capaz de derretir el corazón de cualquiera que la oiga; y al notar que no decía nada, añadió:— ¿Que te gusta hacer?

—Bueno, me encanta la música, más que nada cantar, también me gusta mucho dibujar, leer un poco y más nada. ¿Qué me dices de tí?

—Pues no mucho, me gusta ver streams, la verdad se me hacen bastante entretenidos, también me gusta bastante la música, también dibujo, y poco más

En ese momento quizás fue una idea muy estúpida pero lo que se me ocurrió fue jugar algo para conocernos mejor. ¿Saben esa clase de juegos donde las preguntas son tan simples que hasta te hace algo de gracia contestar? Bueno, esa clase de juego pretendía jugar

—¿Quieres jugar algo para, no sé, conocernos mejor? —pregunté con evidente nerviosismo el cual traté de disimular lo mejor que pude. Sofía terminó asintiendo así que procedí con la primera (y más básica) pregunta:— ¿Cuál es tu color favorito?

Dudó unos segundo pero al final solo me sonrió y dijo:

—El morado. ¿Cuál es el tuyo?

—El verde —respondí sin dudar al mismo tiempo que anotaba mentalmente su color favorito, porque de verdad no querría olvidarlo. Enseguida seguí con otra pregunta: —¿Comida Favorita?

—Pizza. ¿La tuya?

—Pasta

Y así seguimos durante un buen rato, conociendo más uno del otro y para ser honesto, en ese pequeño momento a su lado no solo me fijé en sus respuestas, sino en lo hermosa que es, sus ojos tan lindos e hipnóticos, su sonrisa la cual no era perfecta pero sí deslumbrante y su cabello tan hermoso, en ese momento no lo sabía pero acabaría perdidamente enamorado de esa chica.

Al llegar a casa no paré de sonreír como un niño pequeño al que le dieron un dulce, quería seguir conviviendo con Sofía, estaba ansioso por el día siguiente.

Con O Sin Tí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora