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A veces la mente traiciona al corazón

En los últimos días había hablado mucho con Sofía e incluso ya aplicaba contacto físico conmigo, estaba tan feliz que se me ocurrió lo lógico: Serle sincero y decirle lo que sentía. No me pareció mala idea pero aún así estaba demasiado nervioso.

Tuve que hablar con ella mediante una hojita ya que no me atrevía a dirigirle ni una palabra relacionada con el tema de mi atracción hacia ella, nos escribimos unas cuantas ridiculeces hasta que empecé a darle pistas de que me gustaba, no aguanté más y al final de la hoja le escribí con sinceridad: "Me gustas tú". Me di la vuelta con las mejillas hirviendo por los nervios y cuando volví a mirarla y se me acercó.

-¿De verdad? -preguntó ella, algo incrédula, yo asentí sin decir palabra, esperando que me rechazara de la manera más cruel posible, pero lo que me dijo me dejó sin palabras:— Tú también me gustas.

En ese momento mi emoción se encontraba por las nubes, quise proponerle ser pareja pero me lo guardé, sabía que todo llegaría a su tiempo. Al finalizar la clase, hablamos un rato hasta que terminamos haciéndonos pareja. Sí, sé lo que dije, pero la verdad ella ya me traía muy enamorado, accedí y de ahí empezamos nuestra relación, pero al salir del instituto, mientras iba en el auto de mis padres me llegó un mensaje inesperado que me hizo paralizarme por completo.

Amor💚: "HOLAAA, CÓMO ESTAS??"

*

No recordaba ese pequeño detalle, hacía más o menos dos semanas había empezado una relación con Isabelle, una chica que conocí cerca de mi residencia, estuve tan concentrado en el inicio a clases que me olvidé por completo de ella, y lo peor es que acababa de iniciar una relación con Sofía, no sabía que hacer y no quería herir a ninguna. Bueno, seguro se me ocurriría algo para lidiar con ello.

Decidí no preocuparme y esa tarde la pasé en casa de Isabelle, supuse que nadie escribiría así que puse mi teléfono en modo avión y me dediqué solo a hablar con Isabelle.

Siendo sincero, no sé si fue su forma de ser, sus profundos ojos marrones, su sonrisa tan blanca, su cabello ondulado o su dulce voz pero algo me atrajo de ella, algo que no sabía a ciencia cierta que era. Ambos habíamos salido de una relación difícil y nos entendimos al instante

—Te noto un poco pensativo —dijo Isabelle sacándome de mi trance, no me di cuenta de que pasé mucho tiempo callado hasta que ella habló. Al notar mi desconcierto, me dijo con una voz juguetona y dulce:— ¿Te traumatizó lo que te conté?

Ella me acababa de contar que sus padres se habían divorciado y que su padre le había ofrecido la oportunidad de estudiar en Perú, la verdad me asustó la idea de que se fuera. Quizá más adelante me consideren un desgraciado pero la verdad en ese momento estaba en total confusión.

—No es eso, solo me da miedo que te vayas —dije en un tono bajo y ronco— no me gustaría perderte.

Al caer la noche regresé a mi casa y al recostarme en la cama, pensé en mil cosas a la vez, una de esas fue que tan horrible me sentía al mentirle tanto a Isabelle como a Sofía.

Seguro estarán pensando que soy una horrible persona pero de verdad que no sabía bien a dónde se inclinaba mi corazón, temía perderlo todo si llegaba a decir la verdad, porque algo que notarán en esta historia es que fuí demasiado mentiroso, le mentí a mucha gente, a personas a las que he querido mucho, a quien amé, le mentí a todos.

Pero bueno, dejando de lado mi melancolía de lado, decidí que no me preocuparía mucho y que la solución estaba clara: ninguna se debía enterar de la existencia de la otra. Por muy horrible o estresante que pareciera, era lo que me atreví a hacer, fue lo único que se me ocurrió y sinceramente no hay un día en que me arrepienta de eso; y si creen que esto ya es ser un horrible ser humano es porque aún no se enteran del resto, tranqui, ya llegaremos a eso.

Sea como sea, estuve varias semanas en esa estrategia, ser cauteloso con lo que subía a mis historias o a mis estados, no escribirle a una si estaba con la otra. No sé porqué fuí así pero viéndolo en este punto, me siento como un asco de persona por todo lo que hice, lo que dije, y como me comporté.

Sentía que eso debía parar pero no sabía cuándo.

Con O Sin Tí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora