Algunas decisiones requieren de mucha voluntad.
He de ser honesto, Adriana y yo ya casi no nos podíamos ver por culpa de nuestras asignaciones y eso hacia que cada vez me fuera sintiéndome peor, debido a que en cada ocasión en que tuve la oportunidad de ir a verla o de salir con ella tenía alguna asignatura pendiente o debía hacer algo más, nunca encontraba tiempo y eso me estaba estresando, además que la amiga que nos presentó me hacía pensar miles de veces que no daba lo suficiente por Adriana, y me lo fui creyendo.
—No sé que hacer —le dije a Eric, un primo el cuál siempre me había apoyado en cualquier situación, incluso en la de meses atrás.
—¿Te sientes atrapado y sin tiempo?
—La verdad sí.
—¿Sigues sintiendo lo mismo por Adriana? —preguntó con un muy ligero desconcierto en su mirada.
En ese instante no supe qué responder, planeaba decir que sí pero no podía, algo había cambiado.
—No estoy seguro —le confesé un tanto pensativo.
—Si no estás seguro, ¿Por qué no le terminas? —preguntó Mikhael, un amigo que conozco desde hace años.
—Porque no es tan fácil, Lydia me hace pensar que no trato a Adriana como se lo merece y eso me hace querer esforzarme. Pero oigo los anhelos de mi corazón y piden tomar otro camino —dije para luego suspirar con pesadez y tirarme en mi cama— No quiero herirla.
—A veces es necesario —Dijo Eric, quien dió un leve suspiro y siguió:— a veces es mejor ser sincero que preservar algo que no tiene futuro.
—Ambos saben que nada bueno pasa si digo la verdad —dije indiferente y al mismo tiempo un poco angustiado.
—¿Y si dices mentiras pasan cosas mejores? —preguntó Mikhael con un tono que no podía distinguir entre retador o incrédulo.
No contesté a su pregunta, así que al ver que no hablaría, Eric continuó hablando:
—Puedes amar a quien quieras, no necesitas siempre estar con alguien, es mejor que te des un tiempo, vive tu vida, sé feliz, los 3 tenemos 17, estamos a nada de graduarnos, no podemos enfrascarnos en una situación, debemos vivir nuestra vida.
Sus palabras lograron hacer que me diera cuenta de algo: Mi corazón pedía a gritos seguir a Sofía, más no era lo correcto. Pero no podía seguir con Adriana.
*
Pensé varias veces en cómo terminar con Adriana sin herirla, pero era imposible. Cualquier variable o posibilidad que tuviera de terminarle conllevaba herirla. Me costaba demasiado pensar así que recurrí a Jesús para buscar una solución pacífica en la que nadie resultara herido.
—Jesús —lo llamé del otro lado del salón, mas no me contestó— Jesús— lo volví a llamar y como no contestó, me desesperé— ¡¡Animal del Monte!!—le grité y terminó volteando.
—¿Que pasa? —preguntó con cierta aspereza y desinterés.
—Necesito tu ayuda con... —le traté de decir pero lo noté un tanto cabizbajo, lo analicé con la mirada y sabía que algo le había pasado:— ¿Que tienes?
—Nada, no importa —soltó tajante, con una simpleza que me hacía pensar que su situación era bastante grave.
—Jesús por favor —lo miré y le puse una mano en el hombro— ¿Que tienes? Sé que algo pasó.
—Ya no podré practicar fútbol —soltó él, apunto de quebrarse. El fútbol siempre había sido su pasión y me dolía verlo así, al borde del colapso.
—Pero ¿Por qué?
Se quedó en silencio unos segundos, parecía querer llorar pero se contuvo y me dijo con la voz muy quebrantada:
—Tengo una especie de malformación en el cerebro, si hago deportes, si recibo golpes en la cabeza o me expongo mucho al sol, voy a convulsionar y la malformación empeorará.
Al terminar de hablar empezó a llorar, no hice más que abrazarlo, no planeaba decirle que todo estaría bien, pero si planeaba estar para él, Jesús y yo no nos conocíamos de mucho tiempo, pero se volvió un gran amigo y siempre estaría ahí para él.
En ese preciso instante, como si de mala suerte se tratase, recibí un mensaje de Adriana.
Amor💜: Amor... Tenemos que terminar, esto no es sano, cada vez que intentamos salir no puedes o algo se te presenta, ya no es lo mismo que antes.
—No, no, no, no, no —dije al leer el mensaje.
—¿Que ocurre? —me preguntó Jesús, secándose las lágrimas.
Decidí que por más que me afectara ese mensaje, mi amigo era más importante, así que guardé mi celular y le puse una mano en el hombro.
—Nada, no te preocupes —dije con la voz un poco ronca— lo importante ahora es encontrar maneras de que estés cerca del fútbol sin practicarlo.
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Con O Sin Tí?
RomanceEsteban inició una nueva etapa de su vida: la adolescencia; la cual trajo consigo algunas sorpresas, se enamoró perdidamente de Sofía, una chica de su clase, pero un percance en su historia los obliga a separarse por un tiempo. Gracias al tiempo, se...