15. indiferencia

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—No me digas que tanto alboroto para unos simples Hotcakes. —me crucé de brazos mirándolo y este asintió. No pude evitar reír, aquellos castaños mantenían gran parte de su pelo blanco por el harina, y manos pegajosas por su intento de batido. —Primero limpien y les diré como —demande sirviéndome te de rosa mosqueta y estos asintieron comenzando a limpiar—

—Enséñale a Conrad, yo renuncio. —comenti Alana saliendo de la cocina cuando estos ya habían terminado de limpiar y reí—

—¿también renuncias? —mire a Conrad y este negó— Bien.

Me puse un delantal de cocina para evitar ensuciar mi ropa, ate mi cabello y me pose detrás del cuerpo de Conrad que permanecia inmóvil por mi cercanía.

—Te diré como yo los preparo ¿esta bien? —pregunté y asintió— Primero 4 huevos, eso es por que somos 4 ¿entiendes? —comencé a explicarle con gentileza—

—Osea que es uno por persona

—exactamente niño. —respondí agregando los huevos a un bolw—ahora hay que batir —le tendí un tenedor y este asintió haciendo lo que le pedí—

Sin que pudiera controlarlo mis brazos rodearon al chico mientras daba su mejor esfuerzo en la cocina, pude sentir como su cuerpo se tenso, sin embargó mi corazón parecía rebotar contra su espalda..

—¿Q-que tienes? ¿Estas bien? —preguntó con cierto temblor en su voz y reí nervioso—

—Creí que querías contacto físico en la amistad ¿no? —me separe de él y este sonrió con ternura, sus ojos brillaban, me consumía por dentro su dulzor.— aunque los besos en la mejilla son muy... extraños..

—Lo siento por eso..

—Deja que me acostumbre niño.

—¿Cuanto más tengo que batir? —preguntó y reí a mis adentros—

—Hasta que tenga espuma.

olía muy bien.. su cuerpo y cabello desprendía una fragancia exquisita, era tan agradable que asustaba..

—¿Y ahora que hago? —preguntó—

—Agrega Leche

—¿cuanto?

—2 tazas. —alcance una taza y se la tendí. Sus finas manos tomaron aquel recipiente de porcelana, todo parecía ser tan delicado cuando el lo hacía, tanto que era sorprendente. Bajo mi evidente mirada sirvió la Leche y la agrego al bowl con un severo temblor.—

—¡No me mires así! —suplicó—

—Perdón, tu delicadeza no pasa desapercibida. —murmure buscando un filtro para cernir la harina— bien ahora no dejes de batir para que no se hagan grumos ¿esta bien? —asintió mientras le daba pequeños golpecitos al tamiz para que cayera el harina cernida— y cuando quede así —unte el tenedor dejando caer la mezcla espesa— le agregas el polvo de hornear y una cucharadita de vainilla.

—¿Quien te enseñó a cocinar?

—¿Como es que cae tanta curiosidad en un cuerpo tan pequeño Conrad? —pregunté mientras le ponía mantequilla a una sartén—

—Deja de burlarte Azora —esgrimió con aquella molestia en su voz, y más que miedo por su tono serio, provocaba ternura, el siempre Lucía adorable en cualquier situación.—

—No me burlo niño, solo es "curiosidad" —sonreí irónicamente tapando la sarten con el hotcakes para que se inflara y quedarán esponjosos, esta receta es maravillosa.—

Conrad rodó los ojos y guió su cuerpo hasta el mesón. Sentarse sobre este se había vuelto una costumbre para el, y la verdad que ahí sentado era sumamente adorable. Por las veces que lo he observado, se sienta exactamente de la misma forma que la vez anterior, sus manos bajos sus muslos, su espalda encorvada y mueve sus pies en un vaivén desparejo, y esta vez no fue la excepción, otra vez mantenía esa postura.

Metanoia. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora