No Nut November [Trustin/ Noco/ DunHar]

Día 19

—¡Te estoy diciendo que no les dije nada de nosotros, Duncan! —Insistió por milésima vez, intentando patearlo para sacarselo de encima, sin éxito al ser mucho más débil que él. Terminó por rendirse y simplemente verle con cara de derrota, sintiendo incomodamente sus muñecas siendo atrapadas por las toscas manos del adverso.— Les dije que eras un puto imbécil quizá, pero nunca dije que nos estábamos revolcando, ¿Que iba a ganar con eso? Solo burlas, perro estúpido.

—Cody dijo que les contaste que era fácil de dominar. —Le siguió mirando, ofendido, con Harold negando con su cabeza, irritado. Aprovechó que lo tenía acorralado contra el sofá para acercarse a su cuello y darle una mordida algo brusca, asegurándose de marcarlo, sabiendo lo mucho que le molestaba eso.

—¿¡Sabes lo jodido que es disimular eso!? Ugh... —Tuvo que tomar aire para proseguir hablando.— Cody era el que decía que tenía una oportunidad con Gwen, ¿Le vas a creer algo de lo que diga, en serio? —Le parecía ridículo lo orgulloso que podía ser Ducncan en esos sentidos, y le hacía preguntarse si tenía esa extraña relación con una persona realmente o un cavernícola idiota.

Finalmente la expresión del hombre pareció suavizarse, sin quitarse de encima suyo de todos modos.

—¿Entonces no les dijiste nada de nosotros?

—¿Por qué lo haría? Nunca les conté nada de los sujetos con los que me acuesto. —Sintió repentinamente como apretaban nuevamente el agarre en sus muñecas, quejándose.

—¿Te acuestas con otros tipos? —Luchó por no gritarlo, sin embargo, se notaba la molestia en su voz. La idea de imaginar a Harold siendo meramente tocado por otra persona últimamente le enfermaba.

Bastante cuestionable teniendo en cuenta que su relación era solo sexo, ¿Pero que clase de relación así tenía esos momentos suyos? Últimamente se veían incluso a diario, y hacían cosas tan cotidianas como pasear simplemente hablando por horas.

¡Había ido a conseguirle un maldito libro de haiku, por el amor de Dios!

—No lo hago, pero podría hacerlo si quisiera, ¿No? —La voz de Harold le sacó de sus pensamientos, indignandolo y negando rápidamente con su cabeza.

—No, no puedes.

—¿¡Por qué no!? Tú podrías. —Volvió a reclamar, molestando más aún a Duncan y haciéndole preguntarse si estaba interesando en otras personas que no fueran él. Se sentía casi como un niño egoísta que lloraba si no podía tener algo solo para él.— ¿O qué? ¿Me vas a decir que no te interesa estar con otras?

—No lo haré. No he follado con nadie que no seas tú desde que empezamos, y espero lo mismo de ti.

—¿Nos debemos fidelidad en una relación de solo sexo? ¿Por qué? —Si bien, Harold en el fondo se sentía algo aliviado de saber que el adverso no pensaba en otras personas, estaba confundido por el rumbo que estaba tomando todo.— Dijiste que no querías nada serio.

—Bueno, pues me equivoqué. —Admitió finalmente, dando paso a un silencio particularmente incómodo, separándose finalmente de Harold y quedándose sentado al otro extremo del sofá.— No quiero que estés con otros tipos, Harold. Te quiero solo para mí.

—¿Seguimos hablando de el ámbito sexual, Duncan?

— No, no solo ahí... No lo sé, ugh... — Maldijó por lo bajo, sin estar seguro de como actuar en esas situaciones, se sentía más tonto que nunca. Y es que nadie le había causado nada así antes.— No me mires con esa cara de idiota y dime algo.

—No se que decir, sabes que soy pésimo captando esas cosas... —Suspiró, desviando la mirada hasta que Duncan se volvió a acercar, tomándole la mano de forma hasta cuidadosa, llamando su atención.— ¿Qué quieres de todo esto, exactamente?

—Creo que mi gusto es pésimo... —Intentó insultarlo solo para que las otras palabras no resultarán tan humillantes.— Y que estoy enamorado de tí, Harold.

Apretó un poco más su mano, solo para reconfortarlo de cierto modo, notando como intentaba decir algo, aún procesando la información. Y no lo culpaba, ni él se esperaba hace unos minutos decirle eso.

—Mierda... —Murmuró apenas el pelirrojo, sin saber que responder, notando como Duncan se levantaba del lugar.

—Piensa en eso hoy, idiota, luego me llamas si decides algo... —Le despeinó de forma algo brusca, intentando que no viera lo abochornado que se sentía.— Y nada de ir con otros tipos, te lo prohíbo, tarado. —Concluyó lo más duro que pudo antes de irse a maldecir por horas en su casa por haber hecho todo eso.

Definitivamente el drama no se acababa con la adolescencia.