No Nut November [Trustin/ Noco/ DunHar]

Día 27

—¿Ya te dije que lo sentía? —Trent se había disculpado mínimamente cinco veces aquel día, lo cual era nada a las veces que lo hizo el día anterior. Justin aceptó cada una de estas como si nada, sin embargo, no le dejaba tranquilo.

Al contrario, la forma en que las contestaba le hacía sospechar que iba a vengarse del peor modo.

Y lo acababa de comprobar hace unos minutos cuando se enteró de que ese castigo que le iba a dar, era en serio.

—Si, y ya te dije que estaba bien, ¿Terminaste de arreglarte? No quiero hacer esperar a Harold, habla mal de nosotros con Cody, estoy seguro. —Iba con tanta naturalidad en cada movimiento, que el contraste con lo apenado que lucía su novio era aún más obvio.— ¿Llevas todo, no?

—Si... —Tragó saliva, alterado.— ¿E-En verdad es necesario? Puedo hacer otra cosa...

—Trent, tú me forzaste a acabar en un elevador, lo cual, por cierto, no contó como derrota mía, porque no fue mi culpa. —Recalcó, dando un par de palmaditas en su espalda antes de besar su mejilla.— Un vibrador no es nada, comparado con eso.

No fue complicado para Justin el encontrar varias ideas para molestar a su novio luego de aquel momento en el hotel, siendo su favorita el obligarlo a llevar un vibrador mientras él se encargaba del control en este.

¿Y qué mejor que hacerlo cuando más humillante podía llegar a tornarse?

Solo para probar su punto, lo encendió repentinamente, notando como Trent se sobresaltaba.

—Animate, no te haré perder de todos modos, planeo solo mantenerte caliente, no que acabes. — Lo miraron con súplica, simplemente causándole una burlona risa.

Sabía perfectamente que el acabar hubiera sido un consuelo para él, pero no pensaba darle el gusto de ello.

Claro que lo haría perder antes de que acabara el mes para de paso sacarle en cara lo inútil que fue su esfuerzo, pero ese no era el día.

Apagó el control, tomándolo de la mano y obligándolo a iniciar su camino.

Iba a ser un día largo.

Por otro lado, Harold como siempre fue el primero en llegar al lugar habitual, aunque estaba rezando porque todos se demorarán tanto como de costumbre, arreglando su cabello mientras se veía en la cámara de su celular.

Estaba perfectamente arreglado antes de salir, pero a Duncan le pareció el mejor momento para actuar como un perro encimoso que no quería que lo dejarán solo. Para colmo, él no se negó a ese rápido encuentro, terminando así completamente despeinado y lleno de marcas.

Tuvo que soltar la coleta que le gustaba usar en un intento de que su pelo cubriese los chupetones en su cuello, maldiciendo al sujeto denso había tomado de novio.

—¿Aún no llegan los otros dos? —Elevó su mirada para ver a Cody y darse cuenta que siempre había alguien peor que uno, con la diferencia que el castaño no parecía esforzarse mucho en ocultar los estragos que su novio hacia sobre su cuerpo cuando estaba caliente.

Normalmente se lo diría, pero no sentía el derecho.

—Deben estar besuqueandose en el baño y fingiendo que no son nada luego, no se... Los conoces.

—Claro, el otro día los ví que estaban... —Paró seco, volteando a ver cómo se acercaban, saludando con su mano mientras fingía torpemente que no hablaban de ellos.— ¡Hooooola! ¿Qué tal? Llegaron temprano para ser ustedes...

—Cody, ten la decencia de ponerte una prenda cuello alto o algo, parece que te atacó un animal salvaje. —Justin siquiera se molestó en saludar, sentándose con ellos.— Dicen que los callados son los peores, pero no tenías que confirmanoslo a todos.

A diferencia del moreno que hablaba con ánimos, Trent permanecía callado, sentándose a un lado de su novio, con la incomoda sensación del anillo vibrador en su pene, funcionando en la potencia más baja.

Sabía que Justin era más que una cara bonita y que ser cruel también era posible, pero no dejaba de sorprenderse.

—¿Estás bien, viejo? —Luego de unos minutos sin decir nada, escuchó como Cody parecía preocuparse por él, asintiendo con su cabeza, nervioso.

—¡Si, si, claro! —Sonrió, con esta expresión cambiando abruptamente cuando Justin subió repentinamente dos niveles de vibración.

—¿Seguro? Te ves algo pálido... Oh, no, ahora estás algo rojo, ¿Tienes fiebre? —Su novio le preguntó con una burla en su voz que solo Trent fue capaz de captar, volteando a verlo con súplica.

Lo hacía sentir como nadie, tan feliz y de pronto, tan humillado y miserable como jamás imagino.

Le tomaron la mano bajo la mesa, aún con la encantadora sonrisa de siempre en sus labios.

—Bueno, vamos con calma, este será un día largo.

Si, definitivamente lo sería.