El villano existe, al igual que el héroe. Pero no es una historia típica donde el héroe acaba con el villano y simplemente vive su vida con su interés amoroso extra. Hay algo más...
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Minho se quedó mirando fijamente las escaleras de la casa, por las que había subido Christopher. Frotó su rostro y se levantó poco a poco, extrañado por la reacción del hombre.
— ¿Chris? ¿qué ocurre? —Se quedó al pie de la escalera— Mira, si te ha dado asco mi historia lo comprendo, pero podrías evitar reaccionar así...
De repente vio que Chris bajaba por las escaleras corriendo, con un perrito en sus manos.
— ¿Qué...?
— Perdona, acabo de acordarme que tenía encerrada a Berry en mi habitación —Señaló al cachorro—
— ¿Se llama Berry? —Murmuró—
— Si —Asintió— Tiene dos años...
— Adorable... —Dijo con suavidad— ¿Tienes ropa para prestarme? por favor...
— Oh claro... —Dejó al cachorro en el suelo y subió de nuevo por las escaleras— Sube conmigo..
— Está bien...
Minho miró al perro una ultima vez y caminó hasta alcanzar el final de la escalera. Siguió al mayor hasta que entró en su habitación. Y vaya habitación, era enorme, con una gigante cama de matrimonio, todo de colores negro.
— Joder...
— Ya, es grande —Rascó su nuca— ¿Pero sabes lo que le falta a esta casa?
— ¿El qué? —Se miraron, en silencio—
— Amor, y gente con quien compartirlo —Dijo sin dudar—
Minho no supo que responder ante eso, pero sabía que detrás de sus palabras había un remolino de sentimientos. Y él podría ser el villano, pero eso no significa que no pudiera sentir cosas.
— Christopher, de verdad que siento la muerte de Yunhee —Confesó— Si hubiera podido, yo..
— No hablemos más de Yunhee, Minho —Interrumpió— Eso ya es pasado, fue hace un año ya...
— Está bien, disculpa —Susurró, su voz desapareciendo poco a poco—
— Ah, por cierto, aunque mi casa es gigante, solo tengo una habitación —Abrió su armario, empezando a rebuscar entre la ropa— Asi que vas a tener que compartir cama conmigo...
— ¡Oh! —Lo miró sorprendido— No hace falta, yo puedo dormir en el sofá...
— No, no me importa que duermas conmigo —Sacó unos pantalones negros largos y una camisa blanca— A no ser que a tí te moleste...
— Uhm...no —Negó, agarrando las prendas—
— Bien, cámbiate —Le ordenó— En unos minutos vendrán unos compañeros míos y no quiero que estés medio desnudo por ahí —Suspiró— Son un poco hormonales...
— Vale, gracias —Asintió—
Christopher se dio la vuelta para salir, pero se olvidó de avisar dónde estaba el baño. Se giró de nuevo, pero se quedó sin palabras al ver a Minho. Ya estaba desnudo, con solo un pequeño tanga blanco puesto mientras buscaba la forma correcta de ponerse los pantalones, dándole la espalda. Chris lo observó de arriba a abajo, viendo esa lechosa piel que parecía relucir, y mordió su labio mientras giraba la cabeza y salía de la habitación, sigiloso.
Casualmente, justo cuando bajó las escaleras, el timbre de la casa sonó. Abrió la puerta, recibiendo a sus tres amigos; Seo Changbin, un hombre bajito, muy fuerte, de veintiocho años, Han Jisung, un chico un poco más alto, de facciones suaves, un chico de veintiseis años. Por ultimo estaba Hwang Hyunjin, el más alto de todos, muy atractivo y fuerte, con veintisiete años.
— Justo a tiempo...
— ¿Dónde está tu nueva compañía? —Como siempre, Hwang fue el primero en entrar y preguntar— Quiero conocerle...
— Ya va a bajar, se está cambiand...
— ¿Christopher? —La suave voz del joven interrumpió, y llamó la atención de los adultos allí— Esta ropa...me queda algo grande...
La camisa dejaba ver sus hombros y clavículas, mientras que el pantalón se quedaba de milagro en la cintura, dejando también libre su abdomen. Los cuatro hombres miraron al chico fijamente.
