Capítulo IV - Enmedio de la fría túndra.

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Shadee se instaló en su habitación, dejando caer su pesada mochila cerca de una cama de seda turquesa, comenzó a quitarse las botas y su pesada armadura que llevaba debajo de su gran abrigo. Antes de arroparse y dormir, Shadee decidió revisar aquel libro acerca de los mágicos "Goblins". Página tras página fue pasando con sus dedos, en voz baja podía leer:

"Escondidos en las lejanas tundras. . ."

"Perseguidos de Dios. . ."

"Ikar. . . Es la mágia que usan, la mágia de la naturaleza. . ."

"Hablan los idiomas creados y por haber. . ."

"La naturaleza es su guía y su voz es la misma, no mancilles sus tierras o caro lo pagarás. . ."

Shadee finalmente terminó de leer, reflexionando sobre lo que leyó, recordó lo que la hermosa mesera le contó, "No les agradan los narcisistas y egocéntricos", por lo que debía de tener cuidado del como se expresaba con estas creaturas. Shadee sin más cerró su libro y lo guardó en su gran mochila. Después de tomar un baño rápido, Shadee se dispuso a dormir diciendo su ritual, levantando su mano derecha:

—Scalice. . . ¿Algún día te volveré a ver?. . .

Aquella noche, Shadee no soñó con hermosos paisajes ni con viajes impresionantes, ni mucho menos con su hermano. En su lugar, se encontraba en un barco, con una gran tripulación a bordo, una aterradora tormenta estaba sobre ellos, los relámpagos y las pesadas gotas de lluvia golpeaban la enorme embarcación. Shadee comenzó a tratar de mantener a flote el barco, esperando ordenes del capitán, para su sorpresa, al ver a la proa, pudo ver a una mujer, de cabellos largos y oscuros, empuñando una enorme espada azul con diamantes en su hoja y empuñadura, portando una imponente armadura azul. Aquella mujer desenvaino su espada y gritó a los cuatro vientos:

—¡¡MIENTE TODO LO QUE DESEES MALDITA HARPÍA!!, PUES POSEEO EL PENDIENTE DE LA VERDAD QUE ME ADVIERTE DE CUALQUIER MENTIRA POR MÁS DISFRAZADA QUE ESTÉ!!.

—¿Pendientes de la verdad?—pregunto Shadee en voz baja sin dejar de mirar la escena, —Acaso. . . ¿Eres tú Scalice?. ¡¡SCALICE!!.

Shadee gritó en dirección a la imponente caballero quien ahora se batía a duelo con aquella creatura de cabellos rojizos como el fuego, la tormenta y los movimientos bruscos de la nave le impidió a Shadee correr hacía Scalice. De pronto aquella creatura desapareció, pero asi como la calma llegó, rápidamente se fue. De las nubes emergió un enorme caballo hecho de fuego, el cual comenzó a relinchar horriblemente. Aquel caballo no era nadie más que el mismo equino que se había llevado a su hermano. Con una mirada llena de furia el caballo se abalanzó contra la nave donde se encontraba ella y Scalice, devorando la nave por completo:

—¡¡SCALICE!!—gritó Shadee despertando al instante con la mano derecha extendida hacía el techo,—Ahh, fue una maldita pesadilla—dijo Shadee suspirando aliviada mientras se levantaba de su cama—Scalice, sea donde sea que estes, cuidate mucho. . .

A juzgar por los tenues rayos del sol, podía deducirse que eran cerca de las cinco de la mañana, por lo que Shadee se levantó de su cama y comenzó su rutina diaria de ejercicios. Tras unos minutos de fuerte entrenamiento, tomó una ducha nuevamente reflexionando sobre lo que vió en su pesadilla, tratando de encontrar una explicación sobre lo que vió. Finalmente, salió del cuarto de baño, se equipó su pesada armadura, su abrigo y su mochila para bajar a desayunar. Para su sorpresa, en lo que era el comedor, solo se encontraba Érbor, desayunando en total soledad:

—Buen día señorita Sharka, ¿Gusta que le ofrezca algo de desayunar?—saludó Érbor con una gran sonrisa en su rostro, a la vez que se levantaba de su asiento.

Shadee y la Leyenda del KelpieeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora