Capítulo XIV - Aún hay piezas por mover

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—¡¡SHADEE!!—exclamó una voz a la distancia, era Lakart quien la llamaba—¡¡SHADEE!!, HICISTE UN BUEN TRABAJO, AHORA DESPIERTA, DEBEMOS ACABAR CON ESTO DE UNA VEZ POR TODAS.

Shadee abrió los ojos, descubriendo que Lakart estaba sobre ella, tratando de despertarla, Shadee se tocó la cabeza antes de levantarse, al ver que había regresado a la fría tundra. Notando que a lo lejos, una tormenta de nieve se levantaba enmedio del recinto, y en ella, estaba Érbor golpeando a algo o a alguien:

—Que bien que ya despertaste, no se que hayas hecho, pero gracias a eso el Kelpiee esta bastante débil, es nuestra oportunidad para acabar con esto.

Lakart se despojó de la garra del dragón elemental, entregándosela a Shadee, la joven, al ver la garra no pudo evitar sentir una extrema tristeza al recordar las palabras de Érbor, acerca de que ella había asesinado a su hermano. Sin más, la joven se puso de pie y decidida exclamó:

—¡Acabemos con esto, mi señora Lakart!.

La goblin invocó unos hilos de Ikar sometiendo a Érbor, quien se encontraba enmedio de los nubarrones de nieve, mientras Shadee corría en dirección a las rosas que Lakart había invocado, deduciendo que aquellas rosas contenían alguna especie de veneno letal para el Kelpiee; por lo que dejó caer la garra del dragón sobre una de ellas, cambiando el color de su armadura y lanza a un tono púrpura con dorado.

Shadee comenzó a caminar en dirección al Kelpiee quien se encontraba forcejeando con las ataduras de la goblin. Al ver esta oportunidad, la joven ejecutó el ademán Zark, invocando unos pesados grilletes de color púrpura, causando que no pudiera liberarse de ellas. Era algo increible, al parecer los ademanes se complementaban a la perfección con la garra del dragón. Shadee llena de odio por lo acontecido en el pasado, exclamó antes de saltar en su dirección:

—Nunca te perdonaré lo que hiciste, maldita bestia. . .

El Kelpiee soltó un aterrador aullido conforme la lanza de Shadee atravesaba su corazón, de pronto, el Kelpiee volvió a su forma de hombre, pidiendo clemencia con su mirar. Lakart sabía que estaba hecho, Érbor agonizaba y su muerte estaba próxima, por lo que decidió soltar sus ataduras y preparar el ritual correspondiente para sellar su poder:

—Se acabó Érbor, has perdido, y en nombre de mis hermanos caídos, declaro este día como el fin de tu reinado del terror—dijo Shadee mientras miraba como la luz de los ojos de Érbor se apagaba lentamente.

Érbor, con su último aliento, dijo con una sonrisa burlona:

—Puede. . .que haya perdido. . .pero aún tengo piezas por mover y cartas por jugar. . . esto aún no acaba Shadee, alcancé a alguien en mi camino, y si no me temen a mí, deben de temerle a él. . .la última orden fue dictada, y esta vez, mi marioneta no me falló. . .

Lakart una vez más adoptó una postura relajada, colocando su pierna derecha hacia adelante y la pierna izquierda hacia atrás, junto ambas manos y comenzó a pronunciar palabras en un idioma extraño, los cuales precedieron a un brillo incesante de sus tatuajes. Una gran ráfaga de viento se hizo presente alrededor de ella a la vez que concentraba su poder en un cristal de Ikar que se arrancó del cuello, para posteriormente colocarlo entre sus dedos.

—¿Cuáles son tus últimas.palabras Érbor?, antes de condenarte para siempre—interrogó Lakart, antes de ejecutar el ademán final.

—Ja, Shadee, me recuerdas mucho a ella, su mirar, su rostro, el color de su valentía, lástima que no la pude ver por última vez, pero tú, me has concedido ese pequeño regalo. . .

La goblin, finalmente extendiendo su mano derecha con el cristal colgando entre sus dedos, bajando ligeramente su dedo medio. El cuerpo de Érbor comenzó a desvanecerse, siendo absorbido por el cristal, sellando así el poder del Kelpiee para siempre. Lakart decidió no encerrarlo en un estanque nuevamente, debido a que algún otro mortal podría liberarlo, por ello, lo condenó a un cristal que ella llevaría consigo en todo momento. Al ver el cristal con detenimiento, se podía ver a Érbor, montando un caballo negro, cabalgando sin rumbo aparente por la eternidad.

Shadee y la Leyenda del KelpieeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora