Capítulo XI - Sin escapatoria

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Lakart y Shadee emprendieron una persecución con lanza y pociones en mano, alcanzó al enorme Kelpiee gracias al Loeucerus de Lakart. La huída del Kelpiee se vió limitada cuando un gran río se interponía en su camino, por lo que, sin pensarlo dos veces, dio gran salto, cruzando casi diez metros de implacables rápidos. Por otro lado, el Loeucerus que Lakart invocó, no tuvo problemas para cruzar, debido a que sus patas le permitían cruzar el río como si el agua fuera sólida.

El Kelpiee continúo con su fuga río abajo, para luego seguir corriendo a lo más profundo de la fría tundra. A la lejanía, el Kelpiee logró divisar un pequeño estanque rodeado de algunas rocas y árboles, por lo que al verlo, aceleró el paso, aliviado de ver una salida:

-¡SHADEE, TOMA EL CONTROL!-exclamó Lakart mientras se colocaba de pie en el lomo del gran animal.

Shadee obedeció a la goblin, a la vez que veía como esta subía a las poderosas astas del majestuoso ser. Desde ahí, tuvo una excelente vista para tratar de detener al Kelpiee. De sus tantos cinturones y correas que portaba en su cintura, extrajo un par de extrañas rocas que emitían un leve brillo amarillo y morado, las cuales les susurrar algo en voz baja para después lanzarlas en dirección a su presa.

Las rocas impactaron en el suelo, emitiendo vapores de color púrpura, creando cientos de hectareas de hermosos rosales que bloqueaban el camino del enorme equino. Estas rosas tenian un hermoso color púrpura que brillaban en plena oscuridad y sus espinas, tenían un brillante color amarillo de los cuales desprendían un liquido del mismo color. El Kelpiee al ver los rosales se detuvo en seco, buscando desesperadamente un camino entre los rosales para llegar al estanque:

 El Kelpiee al ver los rosales se detuvo en seco, buscando desesperadamente un camino entre los rosales para llegar al estanque:

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-¡Bien, funcionó!-agregó Lakart, a la vez que extraía algunos frascos de su cintura-¡¡RÁPIDO SHADEE, LANZA ESTOS FRASCOS!!.

El enorme animal que montaban aceleró su paso, a la vez que el equino trataba de encontrar una manera de cruzar. Estando a escasos cinco metros de él, Lakart creó unos poderosos hilos de Ikar que sugetarían al Kelpiee. Los recipientes de cristal que Shadee había lanzado se quebraron en mil pedazos al tocar el suelo, forjando poderosos grilletes de color rojo que rodearon el cuello y patas del equino encadenándolo al suelo.

Junto con los hilos de Lakart, el Kelpiee estaba bajo el total control de la goblin. Al verse atrapado, la bestia comenzó a relinchar con todas sus fuerzas, tratando de aturdir a sus cazadoras, componiendo una horrible sinfonía de chillidos y gritos provenientes de los infiernos. Sin embargo, Shadee y Lakart esta vez no se inmutaron, resultando en un completo fracaso:

-Se acabó Érbor, no tienes a donde ir, si te rindes ahora tendré un poco de piedad contigo-dijo Lakart a la vez que descendía del enorme Loeucerus.

-Eso es lo que tú crees. . .Lakart-agregó el Kelpiee antes de desvanecerse en el aíre.

Lakart y Shadee entraron en alerta máxima al ver que el Kelpiee se había vuelto uno con el aíre, quedando solo los grilletes carmesí:

-Shadee, pase lo que pase concéntrate en el objetivo, el Kelpiee es muy persuasivo y mentiroso, ten cuidado con lo que escuches. . .

Shadee y la Leyenda del KelpieeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora