Capítulo XIII - El fin del terror hecho hombre

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—¡¡Bruno!!, te voy a demostrar que soy muy valiente, y que yo, ¡seré el nuevo emperador de Elmur!—exclamó un Hefres de apenas diez años de edad, decidido a adentrarse al espeso bosque a las afueras de Elmur.

—Hefres, yo se que eres muy fuerte, pero ten cuidado, no quiero que te vayas a lastimar—respondió el pequeño Bruno, de apenas unos ocho años, quien cargaba a una pequeña Shadee de apenas un año de edad.

—¿Lastimarme yo?, por supuesto que no, me eh vuelto muy fuerte, y algún día te protegeré a ti y mi hermanita Shadee por el resto de mi vida, pero para ello debo de probar mi valentía primero.

—¿Lastimarme yo?, por supuesto que no, me eh vuelto muy fuerte, y algún día te protegeré a ti y mi hermanita Shadee por el resto de mi vida, pero para ello debo de probar mi valentía primero

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El pequeño Hefres con una gran sonrisa y determinación en su rostro, se adentró al espeso y oscuro bosque. Los rugidos de los hambrientos Blufolls resonaban a la distancia, causando que el pequeño Hefres tiritara del miedo, sin embargo, el imaginar que él sería el nuevo emperador y protector de sus hermanos menores, le daba las fuerzas necesarias para continuar. Después de unos minutos, a lo lejos, Hefres logró ver un hermoso estanque, de hermosas aguas verdosas y de llamativas rocas con grabados en ellas. Hefres lleno de curiosidad, se aproximó al hermoso estanque sin saber lo que estaba a punto de ocurrir:

—Woow, que hermoso lugar, y que rocas tan bonitas, creo que le llevaré unas a mis hermanos, como muestra de mi valentía.

Sin perder más tiempo, Hefres trepó por una gran piedra, con el fin de buscar la roca más elegante para Bruno, y la más bonita para su hermanita Shadee. Desgraciadamente, una de estas rocas en las que se encontraba apoyado se quebró, haciendo caer al pequeño Hefres al estanque. El pequeño niño de cabellos de oro, trató de nadar hasta la superficie, sin embargo, su maldición se hizo presente de nuevo, causando que sus huesos se quebraran, haciendo que el niño comenzara a descender hasta las profundidades de aquel estanque.

 El pequeño niño de cabellos de oro, trató de nadar hasta la superficie, sin embargo, su maldición se hizo presente de nuevo, causando que sus huesos se quebraran, haciendo que el niño comenzara a descender hasta las profundidades de aquel estanque

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—Padre. . .tenías razón, soy la imágen viva de la debilidad, madre no te culpo por engendrar a un ser tan despreciable como yo, hermano, lamento dejarte solo, no logré cumplir mi promesa de protegerte; Shadee, tu vida apenas comienza, espero puedas disculparme por no haber esta ahí para verte crecer, que algún día te casarías y que tendrías hermosos hijos, fuertes y sanos. . .espero puedan perdonarme. . .

Shadee y la Leyenda del KelpieeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora