Jamás había oído ese nombre..
—Esperen ¡¿dormir?!, ¡No! ¡No! —le di una patada al tipo que se acercaba con un pañuelo a mi— me quedaré callado, no me hagan nada por favor.. —supliqué y estos soltaron una risita—
—¡¿Por que te haríamos algo?!, solo queremos una recompensa por tu rescate mocoso, asi que calladito mejor. —demando uno que iba en el asiento del copiloto—
¿Recompensa?..
—Oh, traigo efectivo, si quieren les doy lo que tengo, y me dejan aquí en la esquina, de ahí se como volver solo —sugerí y estos se miraron entre sí y pestañearon varias veces desentendidos—
—¿Cuanto traes? —preguntó prendiendo el intermitente del vehículo llevándolo a la orilla—
—¿Cuanto quieren? Si me desatan puedo darles todo el dinero de mi billetera. —sonreí intentando liberarme en vano—
—Sus padres sin duda nos darían más, ¡duermelo! —ordenó el chófer y seguido sentí un pañuelo cubrir mi nariz y boca, mientras un olor dulce me llevaba consigo en un sueño profundo del que temía no despertar....
—¿Otra vez aquí?..
Abrí mis ojos y vi a Azora frente a mi, el viento corría libre en un césped verde de primavera..
—En donde estamos?..
—No lo se, pero es hermoso ¿no crees? —preguntó con dulzura—
Me encanta este lugar...
Los árboles se lograban divisar a lo lejos, cruzando este campo verde con flores, y un hermoso cielo azul, aunque como siempre el azul de sus ojos era el que más destacaba en mi memoria.
El césped crecido acariciaba mi cuerpo vestido en overol, un sol radiante de atardecer cubría todo el campo con su luz. Sin más voltee en busca de Azora, pero el no estaba, el había desaparecido...
Niño?...
Niño despierta...
Estas aquí?....
—Esta despertando —oí una voz a lo lejos–
—Ey niño, la clave de tu celular!
Donde estoy..
—Necesito la clave de tu celular mocoso.
Mi clave?
—ey Bill trae agua
¿Agua?.. si.. tengo sed..
Sentí algo frío chocar contra mi rostro haciéndome toser, abrí mis ojos de forma instantánea confundido, con impotencia y ganas de llorar.
—La contraseña niño
—3112. —susurre mirando a los tipos que me tenían amarrado a una silla—
No otra vez..
—Quien es Azora. —preguntó y pestañee varias veces—
—Es un amigo, tengo agendado a mi padre como señor Miller —murmure sintiendo aquel miedo inhumano por dentro pero fingiendo que todo estaba bien. Observe con atención el lugar este anoto un número en un papel y sonreí vagamente— ¿que cosa usan para dormir?
—No es de tu incumbencia.
—No.. pero funciona muy rápido ¿que era? —pregunté con falsa curiosidad—

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Metanoia. (Completa)
Romance"A nada te acostumbres para que nada te haga falta" ese es el lema de Azora Holmelund, cuya visión del romance carece de interés por todo lo que ha sucedido a lo largo de su vida. Conrad Miller, un hombre dulce, cálido y amable llegará a poner en du...