La vida de Ariadna Salvatore había sido normal hasta entonces, bueno, todo lo normal que se puede ser siendo un vampiro de 200 años, pero por lo demás normal. Tenía el apoyo incondicional de sus mejores amigas Elena, Bonnie y Caroline y vivía felizm...
Le había costado mucho pero muchísimo encontrarse bien tras el palo de que su alma gemela la hubiese abandonado radicalmente, y lo único que la había ayudado cien por cien era su conejo Tomas. No había vuelto a saber ni de él ni de su hermano en al menos dos meses, porque decidió que si quería pasar página lo mejor que podía hacer era olvidarlo, aunque en lo más profundo de su corazón sabía que eso no iba a ser del todo posible. De todas formas, estaba perfectamente informada indirectamente, ya que tras el sacrificio de Klaus este se había llevado a Stefan consigo como trueque por dejar a Elena vivir en paz, cosa que él no sabía porque pensaba que seguía muerta. Ariadna hablaba con su hermano día si día también, y todo porque Klaus se lo había permitido, ya que recordaba el carisma del que se quedó prendado en su día y no podría negarle nada. Por otro lado, Elijah tenía una daga clavada en el corazón al igual que el resto de sus hermanos, que efectivamente estaban en ataúdes que Klaus transportaba a cada sitio al que iba, y Stefan le acompañaba. La vida por Mystic Falls era normal dentro de todo lo normal que puede ser un pueblo lleno de vampiros, hombres lobo y quien sabe que más. Ariadna había estado quedando con Caroline, Bonnie y Elena últimamente para olvidar los problemas, y cada vez su corazoncito sanaba más y más. La relación con Damon iba cuesta arriba, y es que el hecho de estar solos en casa siempre les había obligado a llevarse mejor por supervivencia prácticamente. Cada noche, la Salvatore llora por la incertidumbre de no saber que le va a pasar ni a su hermano ni a su amado. Su hermano Damon es consciente de que ella siempre ha sido una persona muy sentimental así que ha tenido que estar ahí de apoyo emocional para ella siempre que lo ha necesitado como buen hermano mayor que es.
La última noticia que Stefan le dejó a Ariadna antes de dejar de llamarla fue que Rebekah, la hermana de Klaus, y el último mencionado estaban en busca del collar de la rubia, que precisamente era el que él mismo le había regalado a Elena, ya que contenía verbena. Tras eso el chico cortó la llamada y una sola pregunta se le pasaba a la joven por la mente: ¿eso significa que Elijah vuelve a casa?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un enorme camión de mudanza llegaba a Mystic Falls con 5 ataúdes en su interior, donde en algunos descansaban los cuerpos de los cuerpos de los hermanos de Klaus, sumándose Stefan, que había pasado la mayor parte del viaje desmayado en suelo. Punto la parte trasera del vehículo se abrió Stefan pensaba en muchísimas cosas a la vez. Si era cierto que estaba muy contento por verse de nuevo en su pueblo natal y poder encontrarse con sus seres queridos, pero sinceramente tenía miedo de lo que Kalis era capaz de hacerle a estas personas a las que le tenía tanto aprecio.
Por otro lado, Ariadna sabía que Damon y Elena junto a Alaric habían estado buscando a Stefan, pero cuando se lo dijeron a la chica no le hizo mucha ilusión por el simple y mero hecho de que no sabía si iba a ser mentalmente capaz de soportar aquella tortura psicológica, porque sabía que su hermano actuaba como si hubiese apagado su humanidad y por dentro estaba podrido, y porque no iba a poder apoyarlo si ni si quiera ella estaba preparada para soportarse a ella misma. Para colmo, los tres habían vuelto diciendo que no reconocían a Stefan, y tan solo Elena tenía la misma esperanza de Ariadna de que el Salvatore siguiese siendo el mismo trozo de pan de antes.
