V.

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Katsuki se miró en el espejo.

La punta de sus dedos acariciaron el parche que era un tono más oscuro que el color de su piel y cubría ahora su glándula Alfa.

En dos días se suponía que debía suministrarse su dosis mensual de Supresores e inhibidores, pero debido al acuerdo con Izuku, iba a dejar de tomarlos pero los reemplazaría con el parche temporalmente solo para que cuando sus feromonas se estabilizarán no golpearan al sensible Omega que debía recibirlas de a poco.

Terminando de arreglarse, salió de su habitación.

Apenas eran las siete de la mañana, justo como le había prometido a Izuku, se tomaría el resto de la semana en su trabajo para cuidarlo, si bien tendría home office, Kirishima iba a cubrirle la espalda en la oficina con los asuntos pendientes, así que tendría total disponibilidad para atenderlo.

Y la primer forma de hacerlo en este día, sería preparándole el desayuno.

Cuando bajo a la cocina, reviso la alacena y el frigorífico, ingredientes se fueron amontonando sobre la encimera.

No sabía de que tendría antojo Izuku está mañana, pero haciendo un análisis rápido de las últimas cosas que ha comido y lo que tienen en común, iba a preparar más de una.

Después de lavarse las manos lo primero que hizo fue picar fruta para hacerle un cóctel. Recordaba que el que le consiguió de contrabando en el hospital le había gustado mucho, tenía la esperanza de que si por lo menos los Waffles o el beicon frito que planeaba hacerle no le caían del todo bien, al menos la fruta lo haría.

Katsuki sonrió sin darse cuenta, totalmente concentrado en su tarea de esa mañana, quería sorprender al Omega.

Moviéndose con maestría a través de la cocina, preparando esto y aquello, paso el tiempo.

Pronto el aroma de la comida hizo que un Izuku medio adormilado pero hambriento, apareciera por las escaleras.

—Buenos días. — saludó cuando llegó a la barra que dividía la cocina de la sala de estar.

Katsuki se giro, apagando la estufa en el proceso.

—Buenos días, Izuku, ¿tienes hambre? — preguntó al instante, tomando los platos con la pila de Waffles y beicon para ponerlos sobre la barra.

Izuku parpadeo un par de veces, como procesando que ya estaba despierto y observó que además de esos platos, había algunos refractarios con fruta picada. Se le hizo agua la boca cuando vio trozos de melocotón y fresas blancas. Hace mucho que no las comía.

—¿Hiciste las compras? — preguntó curioso pues no recordaba haber visto antes de su hospitalización estás frutas en la despensa.

Y ahora que reparaba en el hecho, Katsuki siempre tenía fruta en el departamento, aunque solo manzanas.
Manzanas que nunca comía.

—Mientras estábamos en el hospital mi mejor amigo me hizo el favor de surtir la despensa para nosotros. — dijo, recargandose de codos sobre la barra.

El corazón de Izuku dió un vuelco al escuchar ese «Mientras estábamos en el hospital» pero sobretodo el «para nosotros».

Desvió la mirada disimuladamente hacia los alimentos, reprendiendose mentalmente. No debía malinterpretar esas palabras por su propio bien.

—Me dijo que sería bueno que comieras melocotones y fresas, son saludables para ti y el cachorro. Él se las daba a su esposo cuando estaba en espera también, pero no sé si sea un denominador común el que les gusten las mismas frutas a los embarazados así que si no te gustan o no te apetecen en este momento, dímelo y las alejaré de ti o te conseguiré lo que quieras. — propuso.

Déjame estar a tu lado | KatsuDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora