VIII.

3.2K 409 55
                                    

-Bienvenido, cariño. -Shoto lo recibió en la puerta con un beso como de costumbre.

Pasaba de las nueve y la casa ya se escuchaba en completo silencio.

-¿Tou ya se durmió? -Shoto asintió, ayudándole a quitarse el saco, lo colgó en el perchero. -Lo siento, amor, de verdad quería llegar temprano a casa está noche.

-Está bien, mañana será otro día, Eiji. Las feromonas de Bakugo no funcionaron, ¿eh? -preguntó cuando ambos pasaron del genkan para dirigirse al living.

Eijirou se dejó caer pesadamente sobre el sofá. Shoto se sentó junto a él y acomodándose, permitió que el pelirrojo recargara su cabeza sobre su hombro y comenzó a acariciar su cabello para intentar relajarlo. Olía el estrés en él.

-No fue eso. Más bien Katsuki demoró un poco en dárselas. -dijo.

Después de que la videoconferencia se viera abruptamente interrumpida por un grito y Katsuki saliendo como alma que lleva el diablo de la escena, Eijirou tuvo que limpiar el desastre.

Pues ante lo sucedido, Masaru le había llamado al ser incapaz de comunicarse con Katsuki. Haciendo maquinar su cerebro, invento una excusa cuando esté le pidió una explicación que aunque no lo hizo sentir conforme, digamos que funcionó para desviar su atención lo suficiente para hacer que dejara la drástica decisión de subirse a su jet privado y viajar desde Corea solo para cerciorarse que su hijo estuviera bien, de lado.

Le había mentido, sí.

Su cabeza rodaría si Masaru se llegase a enterar, pero decir que Katsuki tenía un nuevo vecino algo molesto que a veces hacía ruidos de muebles arrastrándose o que siempre llegaba ebrio y hacia demasiado escándalo, era más sencillo de explicar que la situación que sostenía con Izuku.

Además de que a él no le correspondía explicarlo, sino a Katsuki.

-¿Acaso no se da cuenta de lo delicado que es el estado de su Omega? Deberías ir a golpearlo por idiota.

-No es necesario hacerlo, él se dio cuenta del error que cometió por sí mismo, Sho. Créeme, ya se está torturando bastante por su cuenta. -respondió, recordando la expresión llena de culpa que deformaba el rostro de su amigo en cuanto entró a su departamento, el ligero temblor en sus manos que sujetaban con firmeza y cuidado a la vez al Omega dormido entre sus brazos tampoco paso desapercibido.

Sumando que, en cuanto lo vio, no dejo de preguntarle qué debería hacer, si realmente sus feromonas podrían ayudar a Izuku o tendría que llevarlo al hospital, Katsuki estaba por entrar en un episodio de pánico pero tras una breve consulta telefónica a Aizawa; el médico que atendió a Izuku en su hospitalización, logro calmarse un poco al saber que su aroma si había logrado estabilizarlo.

Llevaba demasiado tiempo conociendo a Katsuki y está es la primera vez que le ve actuar así de descolocado por un Omega.

Si estos fueran otros tiempos, más de uno podría asegurar que se trataba de la predestinación entre Alfa y Omega sobre la que se habla en los libros de historia, pero en esta época moderna, solo se le podía considerar como un amor de verdad.

Ya que si bien al principio temió porque el sentimiento fuera unilateral, por la forma en la que el aún débil aroma de Katsuki estabilizó a Izuku, abría la oportunidad de que talvez, y solo talvez, el sentimiento fuera recíproco.

Déjame estar a tu lado | KatsuDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora