IV.

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Las palabras de Katsuki resonaban con insistencia en su cabeza, y solo se afianzaron cuando a la mañana siguiente, además de cumplir con su palabra de ir a buscarle ropa para cuando lo dieran de alta, el hecho de que en lugar de traer algo de su guardaropa, paso a alguna tienda a comprar un conjunto de maternidad, y no cualquiera, removió su corazón.

Pues sus ojos verdes brillaron con la amenaza de algunas lágrimas traicioneras que con esfuerzo logro mantener guardadas en sus lagrimales al ver un overol gris claro de pana con relleno afelpado, una camisa negra de cuello de tortuga bastante suave, un abrigo negro de botones cruzado que iba a juego y un conjunto de bufanda y gorro, también en color gris claro que completaban el conjunto.

Era justo como el conjunto que había visto en la guía de maternidad que estuvo hojeando hace unos días.

Se mordió los labios, observando la ropa sobre la cama.

Agradecía mentalmente que Katsuki estuviera afuera de la habitación en ese momento. Sería demasiado vergonzoso que lo viera tan conmovido por solo unas prendas de ropa pero es que desde que Shindo lo abandonó y debido a la alteración en sus feromonas por el embarazo, ese pequeño gesto sin intención significaba mucho para él porque ahora sí podría tomarse por lo menos una fotografía decente para el álbum de recuerdos que le armaría a su pequeño cinnamon.

Después de observar un poco más las prendas, finalmente se vistió, disfrutando demasiado la sensación cálida de la ropa que ahora vestía su cuerpo.

Era cómoda, abrigadora pero sobretodo no le presionaba el abdomen.

Izuku sonrió, colocándose la bufanda alrededor del cuello y sosteniendo el bonito gorro entre sus manos para cuando llamaron a la puerta.

—Adelante. — musitó, y las hebras rubias de Katsuki fueron lo primero en verse cuando la puerta se abrió.

—¿Estás listo? Ya firmé tu alta. — dijo.

El Alfa que al parecer iba a ingresar a la habitación se detuvo abruptamente en cuánto sus ojos se enfocaron en el Omega.

Algo en su pecho se removió al notar lo perfecto que le quedaba el conjunto que escogió de improvisto esa mañana en una tienda que encontró por casualidad gracias a la conversación de un par de Omegas que estaban frente a él en la fila de la cafetería.

Aunque sinceramente los tonos oscuros, si bien hacían resaltar el color de su piel, resultaban demasiado sobrios. Y no es que Izuku se viera mal pero no pudo evitar que su mente lo imaginase con un Overol ligero en tono verde claro, o quizás naranja.

Si, mientras está rodeado de flores de muchos colores y sonríe plenamente hacia la cámara, con sus ojos brillantes y achinados, las mejillas sonrojadas haciendo resaltar sus pecas, brillando como solo él podía hacerlo.

Dios...

¿Por qué había imaginado toda esa escena?

—¿Ocurre algo? — preguntó el Omega al no saber descifrar la mirada del Alfa que lo miraba fijamente, sin parpadear.

Katsuki espabilo al escucharlo hablar.

Sacudiendo su cabeza un poco, parpadeo varias veces retomando su camino para adentrarse en la pieza.

—Es que... bueno, tú... — era la primera vez en su vida que balbuceaba. También casi podía jurar que su rostro estaba por lo menos un poco rojo.

Desviando la mirada hacia la maleta ahora vacía que aún permanecía abierta, se acercó para cerrarla.

¿Acaso se sentía avergonzado?

Déjame estar a tu lado | KatsuDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora