II.

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Katsuki estaba frente a la portátil.

Su horario laboral casi terminaba. De hecho, todo el papeleo que tenía lo había terminado hacia una hora, sin embargo, había decidido aprovechar el tiempo restante en ver un catálogo electrónico de ropa de maternidad.

—¿Vas a comprarle ropa? — preguntó Eijirou desde atrás, recargando un brazo en el respaldo de la silla de Katsuki mientras con la otra sostenía una lata de café.

Katsuki solo chasqueó la lengua con frustración.

Había visto por azares del destino la revista que Izuku dejo en la sala, esa sobre maternidad que contenía algunos conjuntos bonitos que sugerían para mayor comodidad del Omega durante la primer etapa de embarazo.

Le había tomado fotos a los que estaban en las páginas que tenían la esquinita doblada hacia adentro, como si fuese una especie de marcador.

Supuso que era algo que a Izuku le había parecido lindo.

Así que en un pensamiento impulsivo en el momento, creyó tener la suficiente libertad como para regalarle alguno pero en cuanto entró al sitio web donde los vendían, su determinación tambaleó.

¿Izuku lo aceptaría sin problemas?

Aún cuando le prepara los antojos de media madrugada, ¿Sería correcto tomarse esa libertad?

—Uh, se ve lindo el overol verde. Combinaría con sus ojos. — sugirió Eijirou.

De su círculo cercano dentro de la oficina era el único que sabía sobre el Omega embarazado viviendo en su departamento.

Si bien al principio le aconsejó no involucrarse, pero en cuanto llegó al mismo punto que él, sobre que es un Omega abandonado por su Alfa, Eijirou lo apoyo silentemente pero eso sí, sin darle alientos que podrían alimentar una falsa esperanza para su amigo.

—¿Crees que pueda hacer esto? ¿No crees que sería pasarme de la raya? — preguntó.

Eijirou suspiró.

—Depende el significado con el que quieras dárselo.

—Solo quiero que tenga ropa cómoda, he notado que la que tiene comienza a quedarle justa. El pequeño cinnamon se va a ahogar con ropa tan ajustada. — dijo.

Eijiro enarco una ceja.

—¿El pequeño cinnamon?

Katsuki se dio cuenta de su error.

Oh no, aquí venía el sermón.

—Kats....

—Sé lo que vas a decir.

—De hecho no. — corrigió, Katsuki le miró curioso. — Si la ropa ya le queda demasiado ajustada, cómprale un overol de invierno, pijamas grandes o prestale algunas de las que te regalamos en navidad y nunca has usado. La primavera no está muy lejos pero tampoco está a la vuelta de la esquina, ademas los pedidos en esa tienda demoran tres semanas en llegar. — dijo.

Los ojos de Katsuki le miraron con sorpresa.

—Eiji...

—Eso fue lo que Shoto me dijo, me dejó en quiebra cuando Touya nació porque compro demasiada ropa, tanto para él como para el niño. Igual deberías revisar la sección de bebés después. — explicó, antes de terminar el contenido de la lata y aplastarla con sus manos una vez vacía.

Katsuki le sonrió, como muy pocas veces lo hacía.

—Gracias.

—Eres un caso perdido, solo me queda apoyarte y desear lo mejor para ti. — dijo, dándole unas palmaditas en la espalda, para luego tomar sus cosas.

Déjame estar a tu lado | KatsuDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora