Por favor, no trates de besarme en la acera en tu descanso para fumar un cigarrillo. No puedo permitirme amar a alguien que no esta muriendo por error...
Billie Eilish - Xanny.
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La misma rutina desde hace meses, ir y venir a todos lados mientras acariciaba su cabello en ocasiones que con cada día que pasaba lo notaba más largo.
A veces mi mirada se iba por instantes observando por el gran ventanal de la sala, no era un departamento altamente lujoso, pero si era bastante cómodo para nosotros, ¿qué es lo que ahora lo hacía sentir opaco? El olor a marihuana que emanaba cada fin de semana y después... los días de semana también que lo volvió un hábito.
¿Qué sucede por tu cabeza Eren? Es la misma pregunta que me hago todos los días porque la brillante sonrisa de mi novio se transformó en una cara de constante enojo y tristeza.
No enojo hacia mí, sino, hacia él, hacia el mundo.
Mikasa y Armin siempre vienen a verme porque últimamente casi no los he visto en la universidad debido a que estoy bastante atareada con los examen y porque, sin darme cuenta, comencé a evitarlos.
Son sus mejores amigos, ¿cómo puedo verlos a la cara ahora después de que juré que cuidaría de Eren? Cada vez que los tengo de frente contengo las ganas de llorar y desmoronarme porque siento que falte a mi palabra.
¿Por qué Eren? ¿Por qué te culpas tanto? Tan solo eras un niño cuando paso, tu madre te amaba muchísimo lo sabes bien. ¿Por qué te matas así de esa manera? Si tan solo pudiera calmar tu dolor. Si tan solo pudiera... meterme en tu cabeza para que entendieras que no eres el responsable de su muerte; si tan solo pudiera ser un soporte más fuerte...
—Te vez terrible.
Levanté la mirada de la grava, estaba sentada en el patio trasero donde casi nadie viene debido a lo lejos de la cafetería y las máquinas expendedoras.
—Hola, Jean.
El idiota cara de caballo suspiro, traía un bento consigo y dos latas de refresco, yo ni siquiera había abierto mi bento por pensar en el idiota de mi novio.
—Ten —me tendió una de las latas de refresco que con gusto acepté y agradecí.
Él se sentó a mi lado empezando a comer, extrañamente, también me dio hambre e hice lo mismo. Una vez terminado todo la lata de Coca-Cola entre mis manos me pareció interesante, sabía lo que diría a continuación, no me molesta de hecho, creo que sería buena idea hablarlo con alguien.
— ¿Aún no se los has dicho? —Preguntó.
—No... no se los he dicho.
Mi afirmación salió en un murmullo, estaba cansada, mi corazón estaba abatido, eran pocas las veces que teníamos relaciones o nos dábamos mimos, eran cortos los lapsos cuando estaba sobrio y no tenía ninguna toxicidad en su sistema. Entonces aprovechabamos.
