"LE AGRADEZCO A LOS CIELOS EN LO ALTO POR HABERTE CONOCIDO, ESTABA SOLO, NO HABÍA AMOR EN MI VIDA, TENÍA MIEDO DE LA VIDA, Y TÚ LLEGASTE A TIEMPO".-Michael Jackson.
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Esperaba ansiosamente juntó al teléfono, esa llamada que tanto deseaba me salvaría de mis pensamientos, de aquellos que me atravesaban el corazón con gran fuerza. Sin embargo, esa llamada nunca llegó, mentiría si dijera que eso no me decepcionó. El chico del que estaba enamorada jugaba conmigo, era simplemente horrible la desesperación porque el llamará.
Me tenía de rodillas cada vez que miraba sus ojos, con un gran poder sobre mí que me hacían delirar.
Sabía muy bien que él no me convenía, pero me negaba a darme por vencida.
En un principio ambos solo eramos simples amigos, después lo seguimos siendo, pero está vez a cambio de beneficios, ninguno se dió cuenta de como habíamos llegado hasta este punto, yo rogando y llorando por tenerlo conmigo y él simplemente mirándome e ignorandome con esa seriedad tan típica de él.
No quería llorar más por él, me propuse a olvidarme por una noche de todo, no podía seguir siendo una tonta ante él, quien solo estaba jugando conmigo sin piedad, seguramente él estaría como si nada con sus amigos en un bar y peor aún, con mujeres.
Me arregle lo más que pude, y decidida salí de mi departamento rumbo a mi bar favorito, había quedado en que vería allí a Erin, mi mejor amiga.
Al llegar al bar me percaté de que había mucho más ruido que de costumbre, la razón, los Guns se encontraban allí.
Gran plan ¿No?.
Pude ver a mi amiga quien me hizo una señal para ir a la mesa.
-Hola, Erin.-La saludé y tome aciento.
-No lo puedo creer.-Soltó de la nada.
-¿Qué cosa?.
-Tú estás aquí y él está aquí.
Solté un bufido.
-No importa, está vez no obtendrá lo que quiere tan fácil.
-Así se habla.
-Es curioso que estén aquí, pequeñas.-Dijo Axl casi cayendo al suelo de lo ebrio que estaba.
Este se cento junto a Erin y seguido de esto los demás miembros de la banda se acercaron e imitaron la acción de Axl.
Estos cuatro tenían compañía, la sangre comenzó a hervirme al ver que aquella rubia se sentaba sobre su regazo, lo único que podía hacer era controlarme y esperar para darle un golpe a su orgullo.
Erin me miraba a mi y miraba al estúpido de Stradlin con preocupación.
Juro que quería borrarle la estúpida sonrisa de la cara a la rubia sobre sus piernas.
Stradlin solo me miraba de vez en cuando descaradamente.
Él también merecía un golpe de mi mano.
La situación comenzó a molestarme y a desesperarme cada vez más.
