"LE AGRADEZCO A LOS CIELOS EN LO ALTO POR HABERTE CONOCIDO, ESTABA SOLO, NO HABÍA AMOR EN MI VIDA, TENÍA MIEDO DE LA VIDA, Y TÚ LLEGASTE A TIEMPO".-Michael Jackson.
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Emma sentía que en algún momento su cuerpo se desplomaria sobre el suelo. En cuanto salió de su oficina no dudo en ir a su casa, todo lo que quería era darse una ducha y tumbarse en la cama para dormir y quizás no despertar.
Al entrar a la casa fue directo a la ducha, su cuerpo se relajo al sentir el agua tibia caer sobre su piel, al salir se puso ropa cómoda y algo corta.
Cuando abrió la puerta de su habitación se encontró con su mejor amigo, Duff, recostado sobre su cama. Ambos vivían juntos por una desconocida razón, la casa era de Emma y lo cierto es que el rubio tenía el dinero suficiente para tener la suya, aún así a Emma no le molestaba pues aquel rubio era su mejor amigo y lo quería demasiado.
-Vaya, ¿ahora duermes en camas ajenas?, hay que tontería siempre lo haz hecho.-Dijo mientras seguía secando su cabello con la toalla en mano.
-Que graciosa, cambiando de tema te estaba esperando.
Emma frunció el ceño mientras lo miraba.
-¿Esperándome?, ¿por qué? ¿pasa algo?.
-No pasa nada, ¿por qué siempre tienes que preocuparte demasiado?.
-Es mi penitencia, antes nada me preocupaba y sabes que lo mandaba al carajo, así que ahora no puedo.
El rubio suspiró.
-Luces muy agotada.
-Lo sé,-Caminó hasta sentarse sobre la cama dándole la espalda a su amigo.-por eso esque decidí salir antes de la oficina.
Emma pudo sentir las manos de su compañero pasar por sus hombros dando leves apretones los cuales le provocaban placer.
-Eso se siente bien...
-No solo esto, hay otras cosas de mi que hace que las chicas se sientan bien...-Dijo el rubio con una pícara voz al tiempo que su compañera se sonrojaba y tragaba saliva.
-Para, Duff, estás comenzando a decir tus tonterías y no quiero escucharlas.
-Bien... Si tú lo dices.
El rubio se levantó y miró algo que llamó su atención sobre el tocador de su amiga, lo levantó en el aire mostrándoselo a Emma con toda la intención de molestarla.
-Oye, ¿puedo leerlo?.
-Duff, suelta eso ya.
-¿Por qué, a caso aquí revelas tu amor por mi?.
Emma se levantó rápidamente tratando de quitarle el cuaderno al rubio, era bastante alto y aunque ella daba saltos, era imposible alcanzar el objeto en sus manos.
En otro intento, Emma trato de arrebatarle el cuaderno, pero no lo lograba ya que el rubio lo sostenía con fuerza, en un movimiento ambos cayeron a la cama. Duff estaba sobre Emma.
