El comandante

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El engendro atacó al comandante y él se movió hacia atrás, esquivando el arma de filo.

A una velocidad que una persona normal no podría igualar, el ejecutor de negra armadura atravesó la cabeza de su adversario con el puño, a continuación el monstruo cayó al suelo con un agujero en su cráneo.

- ¡13,! Sígueme!
-! A sus órdenes!

Los dos ejecutores corrieron hasta el otro lado del patio y se pararon antes de entrar a una puerta.

- No sabemos lo que nos podemos encontrar allí adentro, mantente detrás de mí en todo momento- comentó el ejecutor con una voz severa.

-¡Entendido!

No le hacía ninguna gracia que el comandante la tratara como una novata, pero por lo que el comento ya se había enfrentado antes a algo así.

Al atravesarla se encontraron en la absoluta oscuridad y tuvieron que usar la visión infrarroja de los cascos.

Lo que se ofreció ante sus ojos tenía todo el horror de una pesadilla, pero era real.

Cadáveres en el suelo como en los pasillos anteriores, pero había una gran diferencia que hizo que a 13 se le helara la sangre.

- probablemente, nos tengamos que enfrentar a alguna clase de bestia- comentó el ejecutor con voz serena.

- He deducido lo mismo al ver las mordeduras de los muertos- respondió 13 con voz temblorosa.

- No te preocupes, dudo mucho que una bestia pueda atravesar nuestros trajes, igualmente intenta esquivarla.

- Gracias comandante.

Mientras avanzaban por el pasillo se iban encontrando con cadáveres a los que les faltaba, medía cara, a otros que se les habían comido un brazo y la ejecutora empezó a sentir el miedo a ser devorada. Un temor atroz que nunca había sentido e hizo que empezara a temblar.

Al final del pasillo una puerta se abrió y al pasar a una amplía habitación se encontraron con un tigre, la bestia rugió, enseñando sus afilados dientes.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de 13, por él contrarió, el comandante estaba furioso.

El deber de un ejecutor era proteger a sus ciudadanos y eliminar a los criminales, muchos inocentes habían muerto hoy y ese tigre lo pagaría con su vida.

A pesar de tener esa futurista armadura, muchos ejecutores en algún momento habían temido a la muerte, pero no él.

El comandante hace años se había enfrentado a engendros que parecían haber salido del mismísimo infierno y había acabado con ellos, no sintió sino rabia por sus compañeros caídos, su furia acababa con la muerte de sus enemigos y era famoso por ella en la ciudad.


De una patada voladora le arrancó medio morro, la bestia cayó y se desangró.

Esta era la segunda misión que iba con el ejecutor de negro, el solo se unía a misiones con baja probabilidad de éxito. En la primera se enfrentaron en un espacio bastante cerrado con más de veinte terroristas, a pesar de sus armaduras, 13 no estaba segura si resistirían él impactó de tantas balas. Quince de ellos cayeron al suelo con un agujero en la cabeza. Los restantes tiraron las armas y le suplicaron por su vida, el ejecutor de negro mató a los restantes mientras decía – Los inocentes que matasteis también os suplicaron-.
Eliminó a veinte enemigos sin dudar un instante, en ese momento ella sintió una extraña mezcla de admiración y miedo.
La ejecutora empezó a ampliar las zonas donde había leones, leopardos y otras bestias muertas.(La parte del casco para ver, le permitía al usuario hacerlo)

- ¿Qué piensas que ha pasado aquí?- preguntó el ejecutor con una voz fría.

- Probablemente, estaban probando que tan fuerte era el engendro del patio, por cierto acabó de confirmar el cadáver de 10, al lado del león.- comentó con voz entrecortada.

-opinó lo mismo y también he confirmado el cadáver de 10 conque podemos irnos.

La ejecutora lloró por su compañero perdido, ella no podía verlo, pero el comandante también lo hizo, 10 había servido a sus órdenes mucho tiempo y lo echaría a faltar.

Los dos ejecutores salieron del psiquiátrico.

- Puedes usar el coche para volver a tu casa, yo tengo que hacer una llamada para abrir una investigación y que retiren los cadáveres. Mañana tómate el día libre, nos vemos mañana pasado.- Le dio las llaves del coche en la mano.

Al entrar en su casa, se quitó su armadura roja y fue directa al sofá. Había sido un día duro, a demás de enfrentarse a grandes peligros un compañero suyo había muerto.

Su robot humanoide se acercó.

-Tiene una llamada del comandante.
-Pasámelo.
-Hola 13,lamento comunicarte que el niño ha sido ejecutado. Laménto no poder haber hecho nada, la doctora 35 lo ha decidido.- Le explicó con voz triste.

- Hasta mañana comandante

La ejecutora no pudo contener las lágrimas.

En el mismo día se había muerto su compañero y habían ejecutado a ese niño.

-A que clase de sistema estoy sirviendo.- pensó con tristeza.

Se estiró en el sofá y la tristeza inundó su corazón, luego de unos minutos estando inmóvil, encendió la televisión diciendo
-Enciéndete.
Quería distraerse un rato

Del aparato salían hologramas, eran las noticias y como solía ser habitual hablaban de lo buenos que eran los militares y como nos protegían de la gente de fuera de la metrópolis.
Hologramas de soldados custodiando las puertas de las murallas.
-! Gracias a ellos, nuestra ciudad está protegida!.

- Pon el canal de películas-dijo 13.

- ¿ Qué generó quiere ver?



-Acción.

La mayoría de cine de ese generó iba de lo mismo, vivían
una vida horrible, hasta que conseguían entrar en oasis, donde ya no tendrían que pelear por sus vidas nunca más.

Después de una media hora de película se durmió.

Al día siguiente el comandante le esperaba en su despacho sin el casco puesto.

- Esté es tu nuevo compañero 20.
-Encantada.
13 no le pudo ver la cara por el casco.

- Te debo una explicación de porque me había enfrentado antes a aquel monstruo.

- Me salvó la vida, no me debe nada.

- Bueno, se lo explicaré.
Desde una mansión, recibimos una llamada a la comisaría, "Unos terroristas han entrado y necesitamos ayuda."

Unos compañeros y yo nos dirigimos al lugar, por aquel entonces mi "armadura" era roja y la del anterior comandante era negra.

Mientras hablaba, tenía una expresión de profunda tristeza.

Al llegar no había puerta principal, algo la había partido por la mitad.
Entramos y una profunda oscuridad envolvía todo el lugar, por lo que tuvimos que activar los infrarrojos de los trajes.

Por las escaleras empezó a bajar un hombre con la mirada perdida, en lugar de brazos tenía hojas de espadas.

- Déjamelo a mí, comandante- dijo uno de mi compañero.

Cometimos el error de no atacarle, solo verlo.

Antes de que nos percatáramos, ese monstruo había saltado y decapitado a dos de mis compañeros.

Para que no hubiera una tercera baja le atravesé la cabeza de un puñetazo.

De diez ejecutores quedamos ocho.

-! ¡Vamos a revisar las diferentes habitaciones, en busca de supervivientes!,! No os separéis!.!Si veis a otro monstruo, atacadle sin pensar!- gritó el comandante de aquel entonces.

Atravesamos una puerta y fuimos a parar a un patio. En el centro de él, había un robot humanoide, plateado.

Mis otros compañeros, vestidos de armadura roja, corrieron a atacar al androide.

Antes de llegarle ni a poder tocar, de las manos del androide salieron rayos. Cuál fue mi horror, cuando vi a mis tres camaradas siendo electrocutados y gritando de dolor.

Golpe al plateado y le arranqué la cabeza tirándole al suelo, pero mis compañeros ya estaban en el suelo.

El comandante con una visión especial comprobó si les latía el corazón. Lamentablemente habían muerto.

- Han muerto, ya no podemos hacer nada por ellos. ! Vamos!.-

Volvimos ala entrada y allí un robot de marrón se acercó corriendo hacia nosotros. Emitía un sonido: pi pi.

El ejecutor de negro me agarró y me lanzó hacia un lado, el androide explotó, pero gracias a mi comandante no me llegó la explosión.

Cuándo me levanté y miré hacia donde habían estado mis compañeros, estuve a punto de desquiciarme ante el horror que tenía ante mis ojos.

Brazos, piernas y cabezas esparcidas por el suelo, mis compañeros habían sido masacrados y yo era el único superviviente.

- Gracias por contármelo comandante.
-Pensé que te motivaría con la misión, la doctora hace un día que no viene a trabajar. Tu nuevo compañero y tu iréis a su casa, 20 sabe la dirección. Poneos en marcha.
-Si comandante

Su nuevo compañero y ella llegaron delante del piso de la doctora.

Llamaron al timbre y nadie contestó, por lo que sacó su placa de ejecutora y cuando el lector de tarjetas la leyó, se abrió la puerta.

En el recibidor se la encontraron muerta, le habían cortado la garganta.

La ejecutora XIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora