La comida del futuro.

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El primero en subir al camión de color azul fue Asimov, los soldados de azul le siguieron, los últimos en subir fueron los ejecutores.

Con el vehículo militar tardaron poco en llegar a la gran puerta de la ciudad.

- Necesitan papeles para salir.- Comentaron los guardias con voz dura.

-¡Soy Asimov, abrid la puerta! - Gritó enfurecido el líder.

- Entendido señor, discúlpanos.

La puerta se abrió y por primera vez en su vida 13 salió de la metrópolis.

Miró por la ventana y solo vio arena, era un desierto.

A lo lejos un grupo de individuos deformados y con barras de hierro en las manos, corrían hacia ellos.

- Atropéllalos.- ordenó el líder de dorado, con voz fría al militar que conducía.

Dos de los atacantes salieron volando hacia el lado y mancharon la arena de sangre, por el impacto. Los demás no pudieron seguir la velocidad del camión.

- Los hemos dejado atrás. Si en una hora no encontramos a los compañeros de los que nos atacaron, volvemos.

- A sus órdenes- respondió el militar que conducía.

Unos diez minutos después de su encuentro con los deformados, llegaron a un edificio.

- Parad aquí, es probable que sé encuentren allí dentro.

Pararon el vehículo y cuando se estaban acercando a él, vieron un hombre con una metralleta y sin ningún tipo de protección corporal.

Al verlos les disparó con cara de asustado.

Las balas rebotaron en las armaduras y los militares le devolvieron él disparó.

El hombre de la metralleta cayó al suelo y se empezó a desangrar.

- Puede que haya más adentró, estar atentos-. Comentó el comandante.

- Tranquilo, a nosotros nos han preparado para situaciones de guerra -. Respondió uno de los soldados de azul.

Todos entraron en la edificación y atravesaron un largo pasillo, al final de él había dos puertas.

Cincó de los diez soldados fueron con Asimov a una puerta y los otros cinco fueron con los ejecutores.

En la puerta de los ejecutores no encontraron nada, por lo que fueron a la que habían ido los otros soldados.

Allí,13 no podía creer lo que veían sus ojos, los cinco soldados estaban en el suelo y de su traje salía humo. Solo había quedado vivo Asimov con su traje dorado y delante, un robot estaba en el suelo, con un agujero en el pecho.

- Ese androide a tirado rayos por las manos y ha matado a los soldados. Yo lo he destruido-.Dijo Asimov con voz fría.

- Dentro de oasis me enfrenté a unos androides parecidos a estos- comentó el comandante, con voz entrecortada.

- No hay duda que alguien de dentro de la ciudad a colaborado con los militares que vivían en la base- respondió el fundador.

- Ya que no hay señales de vida en la base, nos volvemos a la ciudad- ordenó el hombre de traje dorado.

-! Si señor!- respondieron todos.

Salieron del edificio, subieron al camión y al cabo de un rato llegaron a las puertas de la muralla de la metrópolis.

- Quien es-Preguntaron los guardianes de detrás de la gran puerta.

- Soy Asimov-

Los vigilantes miraron por una mirilla y vieron el camión que hace unas horas había salido de la ciudad, por lo que les abrieron la puerta.

En el edificio desde que Asimov gobernaba la ciudad aparcaron el vehículo.

- Esperó que podamos contar en el futuro con vosotros – comentó el gobernante de la ciudad.

- Por supuesto.- Respondieron los dos ejecutores.

Se despidieron, bajaron del vehículo y entraron en el coche patrulla que anteriormente habían aparcado.
- ¿Quieres que te lleve a tu casa?
-Gracias- respondió la ejecutora
- Mañana tienes el día libre.

-Gracias comandante

Los ejecutores a penas tenían días de fiesta, uno en dos meses o incluso menos. Eran reclutados desde el orfanato de la ciudad, desde su adolescencia. Se les explicaba que un ejecutor no tenía tiempo para parejas, ni ningún tipo de relación afectiva, ellos servían a la ciudad y a la justicia. No tenían tiempo para nada más.

Al llegar delante de la casa, se despidió y bajó del coche.

Entró en su casa y en su habitación dejó el traje, luego se sacó la ropa y fue a la ducha.

Al apretar el botón, el aguá le cubrió la cabeza y el cuerpo, luego cayó gel de una especie de grifo. A continuación se enjuagó todo el cuerpo, luego el agua y el gel desaparecieron.

Salió del lavabo y en su habitación cogió un espray, del aerosol salió un líquido que se convirtió en un vestido rojo.

Vestida de rojo,salía a la calle, hacia algún restaurante, caminando por la acera iba pasandoe dificios cristalinos y con palabras luminosas. Entró en el edificio con letras luminosas azules de "restaurante", en el interior un robot humanoide le dijo:

-Siéntese donde quiera.

Los autómatas habían sustituido a muchos de los trabajos que antaño hacían los humanos, los camareros eran androides, ya no hacían falta cocineros. Ya que la mayoría de la comida eran barras energéticas o espuma de sabores.

13 se sentó.

- ¿Qué desea?

- De bebida fresa, para comer carne y de postre chocolate.

Cualquier persona que oyera a 13 hablar pensaría que la comida que pedía era la de nuestros tiempos, pero era completamente distinta.

Unos 10 minutos después el androide llegó con la bebida de fresa, todas las bebidas eran bebidas con nutrientes, ya no se bebía agua.

Después de la bebida, le depositó en la mesa un plato con una barra energética con sabor a carne y otro plato redondo con una espuma.

Las barras de comida y la espuma tenían nutrientes, las vitaminas que necesita el cuerpo.

El androide vino con una máquina registradora y la ejecutora usó su tarjeta de crédito para pagar.

Al salir recibió una llamada por su teléfono reloj de su brazo.

- Hola, soy el comandante. Ha habido un asesinato y necesitó que vayas juntó a 20, como no hace mucho que ha empezado, tiene que ir con alguien. Te vendrá a buscar en una hora a tu casa, disculpa ya que hoy era tu día de fiesta.

- Entendido.



La ejecutora XIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora