En la tercera guerra mundial, uno de los pocos países a los que no fueron lanzados misiles, fue el país del cual la capital era oasis. Oasis no entró en guerra con ningún país, ni tenía misiles. Sin embargo hubo una guerra civil , usaron tanques para luchar. La capital tenía una gran muralla lo que hizo que no la pudieran atacar por tierra.
Un general del ejército se presentó ante Asimov.
-Hola general, tengo entendido que tanques de la ciudad vecina están atacando a nuestras murallas. ¿Qué me aconseja hacer?
-Podemos usar helicópteros para atacarlos por el aire- en el rostro del general se reflejaba el disgusto. Le parecía una táctica cobarde, sin embargo estaban contra las cuerdas, si no destruían los vehículos enemigos las murallas caerían.
- Te doy permiso, sin embargo no solo destruyan a los enemigos de delante las murallas, la población vecina tiene que ser exterminada. No podemos permitir que nos vuelvan a atacar.- En el rostro del alcalde Asimov no había ningún tipo de emoción, ordenó ejecutar a civiles sin ningún tipo de piedad.
- A sus ordenes alcalde.- respondió el general con voz entrecortada.
El helicóptero voló por encima de los tanques y los hizo explotar tirándoles bombas, a los soldados sobrevivientes, que estaban lejos les dio muerte disparándoles desde el aire. Luego sobrevolaron la urbe vecina, la tranquila metrópolis se volvió un infierno. Miraras por donde miraras el suelo se había teñido de sangre inocente, los edificios se habían vuelto un mar de fuego. El general desde el vehículo volador se disparó en la cabeza, no pudo soportar ver lo que habían provocado sus ordenes.
Un año después Asimov se reunió con el creador de los trajes de los soldados.
Necesitó que hagas que los trajes de los soldados aumenten su fuerza aún más.
ya veo,¿ para que se usarán?- preguntó sorprendido el científico.
Para una especie de policía, ellos me ayudarán a poner orden en está ciudad.
En la actualidad otra muerta ha aparecido en la ciudad y 13 junto con el comandante se dirige a la escena del crimen.
Mientras subían en el ascensor, habló con el comandante.
-Otra doctora ha muerto, ¿puede ser él mismo asesinó?.
- Es posible, pero hasta no ver al androide no podemos deducir nada. No creó que el asesino se haya dejado grabar, a no ser que nos haya querido dejar un mensaje.
Una doctora era psiquiatra, psicóloga y pediatra.
En la escena del crimen, una mujer de pelo rubio estaba sin vida en el suelo. Tenía una herida en el cuello.
No hay duda que le han cortado el cuello con algún tipo de objeto cortante.
Haber que nos dice el androide.- comentó el comandante.
El androide estaba inmóvil al lado del cadáver.
Muéstranos lo último que has grabado.
A sus órdenes.
De los ojos del robot salió una luz y en la pared se proyectó un video.
En él había alguien con un traje de ejecutor rojo y en su hombro tenía puesto el número 55.
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La ejecutora XIII
Science FictionEn el futuro, después de la tercera guerra mundial la mayoría de las ciudades del planeta han sido destruidas. Una de las pocas que ha quedado intacta ha construido una gran muralla. Se dice que es de las pocas ciudades sin crímenes en el mundo. Los...