Asimov

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La ejecutora no sintió ninguna pena por la doctora, ella era un monstruo, que mató a un niño inocente.

13 amplió el corte de la garganta del cadáver, con el visor de su casco rojo.

- No hay duda que le han cortado el cuello con un arma blanca, el androide doméstico está hecho trizas. Por lo que no podremos obtener información de él.

- Eso parece.-comento 20. La ejecutora no podía ver la cara de espanto que llevaba. Hacía un año que había empezado y era la primera vez que veía un cadáver.

El comandante ya le había avisado que 20 llevaba solo un año y que probablemente tendría que ayudarle en muchas cosas
-¿Te parece bien quedarte aquí con la muerta? Yo le explicaré al comandante lo ocurrido.

-Claro- contestó el nuevo.

Mientras se dirigía a la comisaría llamó con él cascó.

- hola, la doctora ha muerto.

- vaya, mandaré a un agente. Por cierto, unos terroristas han cogido rehenes, vas a tener que ayudarme a acabar con ellos. Te espero delante de la comisaría.

Aparcó el coche y fue a hablar con el comandante.

-No hay tiempo que perder, te lo explicó por el caminó.

Una vez 13 puso la dirección indicada en el aparato, el vehículo se elevó del suelo y empezó a moverse a gran velocidad.

- Nos han llamado a la comisaría, han exigido un millón de dólares. Están en la cuarta planta del edificio y tienen rehenes. Tenemos a un ejecutor esperándonos dentro del lugar. Cuando le dé la orden apagara las luces y nosotros entraremos, al ser de noche y tener las cortinas bajadas no verán nada. Por cierto al haber muerto la mayoría de ejecutores de nuestra unidad, a partir de ahora te acompañaré en las misiones.- explicó el ejecutor de negro con voz fría.

Tardaron cinco minutos en llegar, cuando encendían la sirena los demás coches se apartaban, por lo que iban mucho más rápido.

Entraron en el edificio y llegaron a la cuarta planta. Los dos ejecutores activaron una visión para ver a través de las paredes, a la tercera habitación que miraron encontraron a los terroristas.

- Cuándo se apague la luz, abriré la puerta y nos moveremos sigilosamente hasta los terroristas. Luego losmatamos.

- Entendido comandante.

El ejecutor de negro dio la orden al ejecutor infiltrado de apagar las luces, entonces usaron una visión especial para ver en la oscuridad.

-Al entrar muévete despacio para que no te oigan.
- Entendido

Cuando entraron en la habitación solo los dos ejecutores podían ver. A 13 le caían gotas de sudor por la cara, era la primera vez que tenía que salvar a rehenes y estaba nerviosa.

El comandante le hizo un agujero en el cuerpo a la mayoría y a los dos restantes los mató 13 atravesándoles la cabeza.

Días después el creador de la ciudad Asimov y el alcalde se reunieron para darle las felicitaciones públicamente por haber salvado a los rehenes.

Asimov tenía ochenta años y tenía el pelo blanco, tendría una estatura promedio si no fuera por el traje dorado que siempre llevaba. Según decía él le ayudaba a moverse.

El anciano empezó a hablar.

- Hoy nos hemos reunido aquí para felicitar a los dos ejecutores, que valientemente salvaron a diez rehenes. Por favor subid al escenario.

Tanto 13 como el comandante odiaban este tipo de ceremonias, sin embargo, Asimov les pidió personalmente que vinieran. 13 lo había visto en pocas ocasiones, al contrario del comandante.

El fundador Asimov fue quien le dio el título de comandante.

Los dos ejecutores subieron al escenario mientras escuchaban los aplausos de la gente.

-!¡Felicidades a los dos ejecutores!, ! sois unos héroes!!Yo Asimov os doy las gracias!

Luego de agradecer a Asimov por sus palabras, volvieron a la comisaría y entraron al despacho del comandante.
Allí les esperaba 20.

- En el asesinato de la doctora hay algo muy raro. ¿Sabes que en la mayor parte de la ciudad hay cámaras no?

- Sí, ¿por qué?

- Fui a visitar el lugar donde están las gravaciónes de las cámaras de la ciudad. El androide que tenía los archivos, me dijo que la cámara de delante de la casa de la doctora había sido borrado por alguien.- Comentó con voz triste.

El comandante tenía un fuerte sentido de la justicia y le entristecía no poder resolver la muerte de la doctora, a pesar de que nunca le cayó bien.

- Era la única pista que teníamos, ya no sé por donde buscar.-dijo la ejecutora.

- Esperemos que sea la última víctima, por cierto, hoy vamos a entrenar. Hace tiempo que no lo hacemos y me he dado cuenta después de las muertes de nuestros compañeros, que os tengo que entrenar.

20,13 y el comandante fueron a la sala de entrenamiento.

En ella el ejecutor de negro cogió una barra de hierro que había en el suelo.
- Vamos a entrenar la defensa en contra de las armas. A pesar de tener nuestras armaduras, tienen puntos débiles y si nos acostumbramos demasiado a que nuestro traje nos proteja, podemos acabar muertos.- Comentó con voz entrecortada, al claramente referirse a sus compañeros muertos.

El comandante le dio el arma a 13 mientras le ordenaba:- Tienes que atacarme con ella.-

Ella atacó hacia la cabeza y el comandante con una ágil y veloz movimiento se movió hacia un lado, esquivando la barra. Luego empujó a la ejecutora y ella se calló al suelo, por su traje no sufrió ningún daño.

- Ahora te toca a ti- Ordenó el ejecutor de negro.

A la segunda vez esquivó el golpe y se lo devolvió tirando al comandante al suelo.

Iba a felicitarla cuando recibió un mensaje por su casco.

- Tenemos que irnos, unas cinco personas han entrado a la ciudad por el aire, han dejado su helicóptero en un edificio. Actualmente están en la calle y van armados con armas de fuego.

Cuando vieron a los cinco con metralletas desde el coche patrulla, lo aparcaron como pudieron y antes de que pudieran salir de él, los forasteros dispararon al vehículo. Sin embargo, el vehículo estaba preparado para recibir balas, no le hicieron nada al vehículo.

- Los atacantes no tienen ningún traje de protección, si necesitaras ayuda bajaremos, ve tu 13.- Ordenó el comandante.

Al bajar del coche, las balas rebotaron en su roja armadura y a gran velocidad se dirigió hacia sus enemigos. A los terroristas no les dio tiempo ni a gritar, cuando sus puños les fue atravesando la cabeza. Uno detrás de otra fueron cayendo muertos.
Era como si un demonio hubiera tomado posesión del cuerpo de la ejecutora. El último superviviente intentó huir asustado, temiendo acabar como sus compañeros. Pero antes de que se percatara, la ejecutora le hizo un agujero en el pecho y cayó muerto.
El comandante le llamó por él cascó: buen trabajo 13, vuelve al coche, nos llama Asimov.
Tardaron poco en llegar hasta el edificio desde donde gobernaba Asimov.

Delante de él les esperaba, vestía una armadura dorada y un casco también dorado.
A su lado estaban diez soldados armados con metralletas.

- Cerca de nuestra ciudad, probablemente estén viviendo los compañeros de los que nos han atacado, iremos donde viven y los ejecutaremos- Dijo el anciano con voz fría.

- ¿No existe la posibilidad de capturarlos sin matarlos?.- Preguntó 13.

Asimov se rio -Viniendo de quién acaba de ejecutar cinco de ellos me sorprende, igualmente es una orden mía. Recuerda que yo soy el líder de la ciudad.-

- Entendido- respondió la ejecutora.

13 odiaba seguir órdenes sin pensar, ya que ella no era una militar, era una ejecutora. Pero por lo menos podría salir de la ciudad, de la cual nunca había salido. Solo bajo especiales condiciones se les dejaba salir de la ciudad a sus ciudadanos.

La ejecutora XIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora